DEL
ILUSORIO GEN EGOÍSTA
AL CARÁCTER COOPERATIVO
DEL
GENOMA HUMANO
Escribe
LEONARDO
BOFF (*)
Viernes
2 de marzo de 2012
.
Los
tiempos de crisis del sistema como los que vivimos favorecen una revisión de
conceptos y el ánimo para proyectar otros mundos posibles que hagan realidad lo
que Paulo Freire llamó lo "inédito viable”.
Es
sabido que el sistema capitalista imperante en el mundo es consumista,
visceralmente egoísta y depredador de la naturaleza. Está llevando a toda la
humanidad a un impasse pues ha creado una doble injusticia: ecológica, por
haber devastado la naturaleza, y social, por haber generado una inmensa
desigualdad social. Simplificando, aunque no tanto, podríamos decir que la
humanidad se divide entre aquellas minorías que comen hasta hartarse y aquellas
mayorías que se alimentan insuficientemente. Si en este momento quisiéramos
universalizar el tipo de consumo de los países ricos para toda la humanidad,
necesitaríamos por lo menos tres Tierras iguales a la actual.
Este
sistema pretendió encontrar su base científica en la investigación del zoólogo
británico Richard Dawkins que hace treinta y seis años escribió su famoso El
gen egoísta (1976). La nueva biología genética ha demostrado que ese gen
egoísta es ilusorio, porque los genes no existen aislados, constituyen un
sistema de interdependencias formando el genoma humano, que obedece a tres
principios básicos de la biología: la cooperación, la comunicación y la
creatividad. Es, por lo tanto, lo opuesto al gen egoísta. Esto es lo que han
demostrado nombres notables de la nueva biología como la premio Nobel Barbara
McClintock, J. Bauer, C. Woese y otros. Bauer denunció que la teoría del gen
egoísta de Dawkins «no se funda en ningún dato empírico». O peor, «sirvió de
justificación biopsicológica para legitimar el orden económico
anglonorteamericano» individualista e imperial (Das kooperative Gen, 2008,
p.153).
De esto
se deriva que si queremos conseguir un modo de vida sostenible y justo para
todos los pueblos, aquellos que consumen mucho deben reducir drásticamente sus
niveles de consumo. Esto no se conseguirá sin una fuerte cooperación,
solidaridad y una clara autolimitación.
Detengámonos
en esta última, la autolimitación, pues es una de las más difíciles de alcanzar
debido al predominio del consumismo, difundido en todas las clases sociales. La
autolimitación implica una renuncia necesaria para respetar a la Madre Tierra,
para tutelar los intereses colectivos y para promover una cultura de la
sencillez voluntaria. No se trata de no consumir, sino de consumir de forma
sobria, solidaria y responsable con nuestros semejantes, con toda la comunidad
de vida y con las generaciones futuras, que también deben consumir.
La
limitación es, además, un principio cosmológico y ecológico. El universo se
desarrolla partir de dos fuerzas que siempre se autolimitan: las fuerzas de
expansión y las fuerzas de contracción. Sin ese límite interno, la creatividad
cesaría y seríamos aplastados por la contracción. En la naturaleza funciona el
mismo principio. Las bacterias, por ejemplo, si no se limitasen entre sí y una
de ellas perdiese los límites, en muy poco tiempo ocuparían todo el planeta
desequilibrando la biosfera. Los ecosistemas garantizan su sostenibilidad por
la limitación de los seres entre sí, permitiendo que todos puedan coexistir.
Pues
bien, para salir de la actual crisis necesitamos sobre todo reforzar la
cooperación de todos con todos, la comunicación entre todas las culturas y gran
creatividad para diseñar un nuevo paradigma de civilización. Hay que dar un
adiós definitivo al individualismo que sobredimensionó el "ego" en
detrimento del "nosotros", que incluye no sólo a los seres humanos
sino a toda la comunidad de vida, a la Tierra y al propio universo.
.
(*)LEONARDO
BOFF es un teólogo, filósofo y escritor nacido en Concordia, Estado de Santa
Catarina, Brasil Es uno de los fundadores de la Teología de la Liberación,
junto con Gustavo Gutiérrez Merino. En 1985, la Congregación para la Doctrina
de la Fe, dirigida por el ya cardenal Ratzinger (hoy Papa Benedicto XVI) le
silenció por un año por su libro La Iglesia, Carisma y Poder, que estaba en
contra de la Doctrina de la Iglesia Católica. Ha trabajado como profesor en los
campos de teología, ética y filosofía en Brasil, además de dar conferencias en
muchas universidades en el extranjero, como Heidelberg, Harvard, Salamanca,
Barcelona, Lund, Lovaina, París, Oslo, Turín. Ha escrito más de 100 libros,
traducidos a muchas lenguas. En 1997, el Parlamento Sueco le otorgó el premio
Right Livelihood
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