CONSENSO NO, VETO
Escribe
JORGE
GÓMEZ
BARATA (*)
Fuente:
ARGENPRESS.info
12 de
marzo de2012
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(*) JORGE GÓMEZ BARATA- Profesor, escritor, historiador, investigador y periodista cubano- Vive en La Habana- autor de numerosos estudios sobre EEUU. Especializado en temas de política internacional. Colaborador habitual en los principales medios de prensa, latinoamericanos y extranjeros. Hadicho que “En todas las esferas del saber y de la práctica social, incluyendo la economía, la verdad es siempre sencilla, ...”
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La
afirmación de que no hay consenso para la asistencia de Cuba a la Cumbre de las
Américas es falsa. Para lo que no hay ni el más mínimo acuerdo es para mantener
el bloqueo y persistir en la exclusión de la isla. En esta como en otras
ocasiones lo que funciona es el veto de Estados Unidos. La diferencia estriba
en que ahora los países del hemisferio no asumirían la imposición con la
mansedumbre del pasado. Colombia hizo lo que pudo pero no lo suficiente y jalar
el mantel no está en su horizonte.
Consenso
suele llamarse en los organismos y eventos multilaterales a la práctica de
adoptar decisiones sin acudir a la votación. Al consenso se arriba cuando una
notable mayoría comparte un punto de vista ante lo cual la minoría depone sus
objeciones. El acuerdo tácito recuerda un trato entre caballeros para lo cual,
entre otras cosas, es necesario que todos se comporten como tales; no es el
caso.
Como
quedó evidenciado en 2009 cuando en el mismo año la OEA derogó el acuerdo de
1962 en virtud del cual se expulsó a Cuba y en la Cumbre de las Américas en
Puerto España, la mayoría de los mandatarios demandaron al presidente Obama el
fin del aislamiento de Cuba. A ello se suma que recientemente la Cumbre
Constitutiva de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC),
acordó lo mismo y la Asamblea General de la ONU ratificó su condena al bloqueo
a la Isla. En esta materia el único consenso realmente existente es el
aislamiento de Estados Unidos.
Del
resultado negativo de las gestiones realizadas por Colombia para cumplir el
acuerdo de la recién efectuada Cumbre del ALBA que exigió la presencia de Cuba
en la Cumbre de las Américas se desprende una conclusión: en lugar de un clima
propicio para este o cualquier otro consenso favorable a los países de la
región, en ese evento todavía impera la hegemonía estadounidense que obliga a
más de 30 países a plegarse al veto norteamericano.
De este
modo las cartas se han hecho visibles: para bloquear a Cuba no hizo falta un
consenso, cosa que tampoco fue necesario para agredirla como ocurrió en bahía
de Cochinos, en cambio para hacerle justicia, además de la aquiescencia de
todos los países de la región, se necesita el beneplácito de los Estados
Unidos. De ello se desprende que el bloqueo es un acto de fuerza, dictado
unilateralmente aunque sus componentes extraterritoriales han de ser acatados
por América Latina y el mundo entero.
De
todos modos, Estados Unidos que puede evitar la presencia física de Cuba en el
conclave, no podrá impedir que la Isla sea la protagonistade la cita. Esta vez
no basta con impedir la asistencia de Cuba sino que habrá que ver que hace
Estados Unidos para silenciar a más de una veintena de gobernantes que
reclamaran el fin de tan anómala situación. Cuba, bloqueo y basta, serán las
palabras más escuchadas por Obama y Hillary Clinton durante la Cumbre de las
Américas.
No
obstante continuar la exclusión, el terreno ha quedado preparado y el tema
abierto para entidades todavía más representativos. Seguramente los eventos
convocados por los países de UNASUR, la CELAC, incluso de la OEA, con agendas o
sin ellas, no se sustraerán a pronunciamientos sobre el particular. Es obvio
que Estados Unidos estaráatento para que la elección de la próxima sede no se
convierta en una crónica con final anunciado.
A pesar
del profesionalismo y la transparencia conque la canciller y el presidente
Colombiano condujeron las negociaciones, la actitud respetuosa y deferente para
con Cuba y sus autoridades, es inevitable no sentir vergüenza ajena. No hay
valor para confrontar al imperio ni honestidad para confesarlo. El precedente
está vigente y, mientras no se pruebe lo contrario, Estados Unidos tiene
potestad de veto en América Latina.
De
momento Cuba seguirá fuera, las Américas tendrán su Cumbre, Colombia vivirá sus
horas de protagonismo y el hemisferio resbalará por el plano inclinado que
puede llevarlo a extremos de abyección que se creían sobrepasados. Nadie debe
creer que a Estados Unidos le basta con la exclusión de Cuba. El camino de unas
concesiones conduce a otras. Allá nos vemos.
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