NUEVA COSMOLOGÍA
Y LIBERACIÓN
Escribe
LEONARDO BOFF (*)
Viernes 6 de abril de 2012
.
Tiempo atrás el Museo Americano de Historia
Natural hizo una consulta entre biólogos preguntándoles si creían que estábamos
en medio de una extinción en masa. El 70% respondió positivamente que sí.
Preguntaron al renombrado cosmólogo Brian Swimme, autor junto con Thomas Berry
de una de las más brillantes narrativas de la historia del universo (The
Universe Story,1992), qué podríamos hacer, y respondió: «desde hace ya tiempo
el universo viene haciendo su parte para detener el desastre; pero nosotros
tenemos que hacer la nuestra. Y lo haremos mediante el despertar de una nueva
conciencia cosmológica, es decir si ajustamos nuestras conductas a la lógica
del universo. Pero no estamos haciendo lo suficiente».
¿Qué quiere decir
esta respuesta? Apunta hacia una nueva conciencia que asume la responsabilidad
colectiva en lo que se refiere a la protección de nuestra casa común y al
cuidado de nuestra civilización. Ajustar nuestras conductas a la lógica del
universo significa responder a los llamamientos que nos vienen del llamado «principio
cosmogénico». Este principio es lo que estructura la expansión y la autocreación
del universo con todos sus seres inertes y vivos y se manifiesta por tres
características: la diferenciación/complejización, la
subjetividad/interiorización, y la interdependencia/comunión.
En palabras más
sencillas: el universo cuanto más se expande, más complejo se vuelve; cuanto más
complejo se vuelve, más interiorización y subjetividad adquiere (cada ser tiene
su propio modo de relacionarse y de hacer su historia) y cuanta más
interiorización y subjetividad adquiere, más entran en comunión todos los seres
entre si y refuerzan su interdependencia en el marco de la pertenencia a un gran
Todo. Comentan Berry y Swimme: «si no hubiese habido complejidad (diferenciación),
el universo se habría fundido en una masa homogénea; si no hubiese habido
subjetividad, el universo se habría convertido en una extensión inerte y
muerta; si no hubiese habido comunión, el universo se habría transformado en un
número de eventos aislados».
Nosotros los teólogos
de la liberación en 40 años de reflexión hemos intentado explorar las
dimensiones económicas, sociales, antropológicas y espirituales de la liberación
como respuesta a las opresiones específicas. En el contexto de la crisis ecológica
generalizada estamos intentando incorporar esta visión cosmológica. Ella nos ha
obligado a romper el paradigma convencional con el cual organizábamos nuestras
reflexiones, ligadas todavía a la cosmología mecanicista y estática. La nueva
cosmología ve el universo de una manera diferente, como un proceso
inconmensurable de evolución/expansión/creación que envuelve todo lo que pasa
en su interior, también la conciencia y la sociedad.
En términos del
principio cosmológico, liberación personal significa liberarse de amarras para
sentirse en comunión con todos los seres y con el universo, fenómeno que los
budistas llaman «iluminación» (satori), una experiencia de no dualidad, y que
San Francisco vivió en el sentido de una hermandad abierta con todos los seres.
En términos sociales, la liberación a la luz del principio cosmogénico es la
creación de una sociedad sin opresiones donde las diversidades son valoradas y
expandidas (de género, de culturas y caminos espirituales). Esto implica dejar
atrás la cultura del pensamiento único en la política, la economía y la teología
oficial. Éste es el principal factor de opresión y de homogeneización.
La liberación
requiere también una profundización en la interioridad. Ésta ya no se satisface
con el mero consumo de bienes materiales; pide valores ligados a la
creatividad, a las artes, a la meditación y a la comunión con la madre Tierra y
con el universo. La liberación resulta del esfuerzo de la «matriz relacional»
especialmente con aquellos que sufren injusticias y son excluidos. Esta matriz
nos hace sentirnos miembros de la comunidad de vida e hijos de la madre Tierra,
que a través de nosotros siente, ama, cuida y se preocupa por el futuro común.
Por último, la
liberación en la perspectiva cosmogénica demanda una nueva conciencia de
interdependencia y de responsabilidad universal. Estamos llamados a reinventar
nuestra especie, como lo hicimos en el pasado en las distintas crisis por las
cuales pasó la humanidad. Ahora es urgente porque no tenemos mucho tiempo y
debemos estar a la altura de los desafíos de la actual crisis de la Tierra.
.
(*)LEONARDO BOFF es
un teólogo, filósofo y escritor nacido en Concordia, Estado de Santa Catarina, Brasil
Es uno de los fundadores de la Teología de la Liberación, junto con Gustavo
Gutiérrez Merino. En 1985, la Congregación para la Doctrina de la Fe, dirigida
por el ya cardenal Ratzinger (hoy Papa Benedicto XVI) le silenció por un año
por su libro La Iglesia, Carisma y Poder, que estaba en contra de la Doctrina
de la Iglesia Católica. Ha trabajado como profesor en los campos de teología, ética
y filosofía en Brasil, además de dar conferencias en muchas universidades en el
extranjero, como Heidelberg, Harvard, Salamanca, Barcelona, Lund, Lovaina, París,
Oslo, Turín. Ha escrito más de 100 libros, traducidos a muchas lenguas. En
1997, el Parlamento Sueco le otorgó el premio Right Livelihood
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