LOS DAÑOS DE LAS TRANSNACIONALES
EN LATINO-AMÉRICA
Escribe
HEDELBERTO
LÓPEZ BLANCH (*)
Publicó: “Rebelión”
10 de abril de 2012
(*) HEDELBERTO LOPEZ BLANCH- Periodista cubano especializado
en la temática medio ambiental. Militante social. Escritor. Uno de sus libros
últimos es “La Emigracion cubana en EE UU” Columnista enCubaDebate, semanario
Opciones, Juventud Rebeldes. Publica en “Rebelion” y varios medios alternativos
de la prensa on line y escrita.
Las compañías
transnacionales con el apoyo de los gobiernos donde tienen sus sedes
principales (Estados Unidos, Europa, Asia, así como el Banco Mundial y del
Fondo Monetario Internacional) han destruido durante décadas el medio ambiente,
desplazado a habitantes autóctonos y conculcados los derechos humanos de las
poblaciones de América Latina en su afán de obtener grandes dividendos de sus
suelos.
Esa situación ha
sido posible debido al control que a lo largo del siglo XX, Estados Unidos
ejerció sobre los gobiernos establecidos en la región que entregaban (y algunos
aún entregan) enormes territorios, otorgaban exenciones tributarias,
facilitaban las explotaciones mineras, de agua, de biodiversidad, mientras se
profundizaba las afectaciones al medio ambiente, a la salud de los pobladores y
se desprotegía la fuerza laboral de esas regiones.
Mientras las
transnacionales se llevan anualmente miles de millones de dólares, dejan detrás
grandes daños a los ecosistemas de América Latina.
Desastres
provocados en Ecuador y Brasil por la compañía norteamericana Chevron han
llamado la atención de los países latinoamericanos y de los medios de
comunicación, debido a que los dos gobiernos nacionalistas que hoy dirigen en
Quito y Brasilia, han apoyado las demandas de los afectados.
El desastre
ambiental en la amazonia ecuatoriana se inició en 1964 cuando la Texaco
(adquirida por Chevron en 2001) empezó a buscar petróleo en la provincia de
Sucumbíos junto con la compañía Gulf.
Los estudios
efectuados por varios especialistas han llegado a la conclusión de que en esa
región ocurrió una de las peores catástrofes ambientales en la historia de la
humanidad.
La justicia
ecuatoriana sancionó a Chevron a pagar 18 000 dólares por los desastres ocasionados
a los pobladores y al medio ambiente pero la transnacional se niega a abonarlo
y ha interpuesto varias querellas desde hace 19 años.
El Brasil, el
Ministerio Público Federal (fiscalía) comenzó las actuaciones en el juicio
donde se acusa a Chevron y a la perforadora Transocean de daños al patrimonio público
y falsedad ideológica por el derrame de 2 400 barriles de crudo en noviembre de
2011, y de otro en marzo pasado, en la plataforma ubicada en el océano Atlántico,
a 370 kilómetros de la costa de Río de Janeiro.
El Ministerio acusa
a las transnacionales de crimen ambiental y daño al patrimonio público por el
derrame de crudo en el Campo de Frade en la cuenca de Campos.
La compañía esta
haciendo numerosas gestiones jurídicas, entrega dinero y trata de comprar a
quien sea para salirse del embrollo pero la presidente brasileña Dilma Rousseff
ha sido directa al manifestar que "las empresas que vengan, así como las
que ya se instalaron aquí, tienen que saber que los protocolos de seguridad
existen para ser cumplidos".
El siglo XX, casi
en su totalidad, marcó una larga etapa para América Latina en que Estados
Unidos, dueño y señor de la mayoría de la región (a la que consideraba su
traspatio) imponía gobierno y políticos afines que entregaban primero a las
compañías norteamericanas, y a las transnacionales después, las riquezas de sus
países.
Mientras unos pocos
funcionarios criollos se enriquecían por otorgarles numerosas prebendas a las
compañías mineras y agrícolas extranjeras, estas con mínimas inversiones extraían
(y aun extraen) los bienes de esas naciones con la consecuente destrucción del
medio ambiente y el empeoramiento de las condiciones económicas y de salud de
las poblaciones.
Un informe
publicado en 2005 por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe
(CEPAL), señaló que “entre 1990 y 2000 se deforestaron 467 000 km2 en América
Latina para destinarlos a la agroindustria, explotaciones mineras, o plantas de
celulosa o hidroeléctricas entre otras, y ya en 2005 la deforestación de la
Amazonia brasileña era de unos 680 000 km2.
El Banco Mundial
(BM) ha sido uno de los mayores propulsores de las incursiones de compañías
extranjeras en Latinoamérica y de 1994 a 2004, mediante la Corporación
Financiera Internacional (CFI) otorgó 900 millones de dólares para proyectos
mineros en Bolivia, Brasil, Chile, México y Perú.
Algunas de las
transnacionales beneficiadas han sido la Anglo American, BHP- Billiton, Barrick
Gold, Mitsubishi, Mitsui, Newmont, Pan American Silver y Rio Tinto.
Son innumerables
las empresas que han ocasionado daños graves en países latinoamericanos como el
Grupo Anglo Gold/Anglo American que derramó en 1999 centenares de contenedores
de cianuro en el río Vila Nova en Amapá Brasil. En Chile, en 2005, la compañía
de celulosa Celco vertió mercurio durante más de 10 años y ocultó los hechos.
Argentina, Paraguay
y Bolivia sufrieron en el pasado siglo XX la deforestación indiscriminada para
propiciar la siembra de soya, maíz o algodón, por parte de las transnacionales.
Por esos motivos, Argentina perdió 140 000 km2 de bosques; Paraguay 20 000 y
Bolivia 15 000.
Las gigantes suizas
Xstrata Plc. y Glencore, dedicadas a la explotación y comercio de minerales y
materias primas han dejado un rastro apocalíptico a su paso por varios países
del hemisferio sur a la par que han obtenido utilidades superiores a 14 000
millones de dólares anuales.
Xstrata en las
minas de carbón de El Cerrejón, en la Guajira colombiana cometió abundantes
delitos ambientales, fiscales y de violaciones de los derechos humanos. La
explotación y la continua ampliación de los yacimientos deterioraron la calidad
y cantidad del agua río Ranchería y el desplazamiento forzado de comunidades
indígenas.
En Perú, la Xstrata
labora desde 2006 en la explotación de cobre en el Proyecto Tintaya. Sus
acciones han contaminado los ríos Salado y Cañipia y la fiscalía del Cusco le
tiene presentada una querella.
Abundantes son las
demandas que se mantienen en juzgados de Colombia contra compañías extranjeras
que han arruinado el medio ambiente y la vida de sus pobladores. Entre estas
aparecen: Coca cola, Nestlé, Chiquita Brands, Drummond, Cemex, Holcim, Muriel
mining corporation, Glencore-Xstrata, Anglo American, Bhp Billington, Anglo
Gold Ashanti, Kedhada, Smurfit Kapa.
Además, Pizano S.A.
y su filial Maderas del Darién, Urapalma S.A., Monsanto, Dyncorp, Multifruit
S.A. filial de la transnacional Del Monte, Occidental Petroleum Corporation,
British Petroleum, Repsol YPF, Unión Fenosa, Endesa, Aguas de Barcelona, Telefónica,
Canal Isabel II, Canal de Suez, Petrominerales, Gran Tierra Energy, Brisa S.A.
El daño ha sido
catastrófico para Latinoamérica y de eso se han dado cuenta los nuevos
gobiernos progresistas y nacionalistas que han surgido en la región, que además
no estan solos en las acciones de enfrentar las ambiciones de las
transnacionales.
Brasil, Argentina,
Venezuela, Ecuador, Bolivia, Perú, Paraguay, Nicaragua por citar algunos, estan
zafándose de las cadenas impuestas durante decenas de años por Estados Unidos y
las transnacionales.
Cierto que a todas
las naciones les hace falta la inversión de capitales para su desarrollo pero
las compañías deben respetar las leyes medioambientales, el hábitat de los
pobladores, pagar por posibles daños ocasionados y generar dividendos también
para los países donde se instalen.
Ese es el desafío
presente y futuro.
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