REFLEXIONES DE FIDEL CASTRO
DORMIR CON LOS OJOS ABIERTOS
Escribe
FIDEL
CASTRO
RUZ
17 de abril, 2012
Observé
bien a Obama en la famosa “reunión Cumbre”. El cansancio a veces lo vencía,
cerraba involuntariamente los ojos, pero en ocasiones dormía con los ojos
abiertos.
En
Cartagena no se reunía un sindicato de Presidentes desinformados, sino los
representantes oficiales de 33 países de este hemisferio, cuya amplia mayoría
demandan respuestas a problemas económicos y sociales de gran trascendencia que
golpean a la región del mundo con más desigualdad en la distribución de las
riquezas.
No
deseo adelantarme a las opiniones de millones de personas, capaces de analizar
con profundidad y sangre fría los problemas de América Latina, el Caribe y el
resto de un mundo globalizado, donde unos pocos lo tienen todo y los demás no
poseen nada. Llámese como se llame, el sistema impuesto por el imperialismo en
este hemisferio está agotado y no puede sostenerse.
En un
futuro inmediato la humanidad tendrá que enfrentar, entre otros problemas, los
relacionados con el cambio climático, la seguridad y la alimentación de la
creciente población mundial.
Las
lluvias excesivas están golpeando tanto a Colombia como a Venezuela. Un
análisis reciente revela que, en marzo de este año, en Estados Unidos se
produjeron calores 4,8 grados Celsius más altos que el promedio histórico
registrado. Las consecuencias de esos cambios bien conocidos en las capitales
de los principales países europeos, engendran problemas catastróficos para la
humanidad.
Los
pueblos esperan de los dirigentes políticos respuestas claras a esos problemas.
Los
colombianos, donde tuvo lugar la desprestigiada Cumbre, constituyen un pueblo
laborioso y sacrificado que necesita como los demás la colaboración de sus
hermanos latinoamericanos, en este caso, venezolanos, brasileños, ecuatorianos,
peruanos, y otros capaces de hacer lo que los yankis con sus armas
sofisticadas, su expansionismo, y su insaciable apetencia material no harán
jamás.
Como en ningún otro momento de la historia será necesaria la fórmula
previsora de José Martí: “¡Los árboles se han de poner en fila, para que no
pase el gigante de las siete leguas! Es la hora del recuento, y de la marcha
unida, y hemos de andar en cuadro apretado, como la plata en las raíces de los
Andes.”
En "Alianza para el Progreso" OEA Punta del Este Uruguay, Che y Allende |
Muy
lejos del brillante y lúcido pensamiento de Bolívar y Martí están las palabras
masticadas, edulcoradas y machaconamente repetidas del ilustre premio Nobel,
dichas en una ridícula gira por los campos de Colombia y que escuché ayer en
horas de la tarde. Servían solo para rememorar los discursos de la Alianza para
el Progreso, hace 51 años, cuando todavía no se habían cometido los monstruosos
crímenes que azotaron este hemisferio, donde nuestro país luchó no solo por el
derecho a la independencia, sino el de existir como nación.
Obama
habló de entrega de tierras. No dice cuánta, ni cuándo, ni cómo.
Las
transnacionales yankis jamás renunciarán al control de las tierras, las aguas,
las minas, los recursos naturales de nuestros países. Sus soldados debieran
abandonar las bases militares y retirar sus tropas de todos y cada uno de
nuestros territorios; renunciar al intercambio desigual y el saqueo de nuestras
naciones.
Tal vez
la CELAC se convierta en lo que debe ser una organización política hemisférica,
menos Estados Unidos y Canadá. Su decadente e insostenible imperio se ha ganado
ya el derecho a descansar en paz.
Pienso
que las imágenes de la Cumbre debieran conservarse bien, como ejemplo de un
desastre.
Dejo a
un lado los escándalos provocados por la conducta que se atribuye a los
miembros del Servicio Secreto, encargados de la seguridad personal de Obama.
Tengo la impresión de que el equipo que se ocupa de esa tarea se caracteriza
por su profesionalidad. Fue lo que observé cuando visité la ONU y ellos
atendían a los Jefes de Estado. Sin duda que lo han protegido de quienes no
habrían vacilado en actuar contra él por prejuicios raciales.
Ojalá
Obama pueda dormir con los ojos cerrados aunque sea unas horas sin que alguien
le endilgue un discurso sobre la inmortalidad del cangrejo en una Cumbre
irreal.
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