LÚCIDO ANÁLISIS DE UN ESPAÑOL
MUESTRA
MENTIRAS
SOBRE REPSOL
Escribe
ATILIO BORON (*)
Fuente:
BLOG de Atilio Boron
20 de febrero de 2012
.
(*) Dr.
ATILIO BORON – Escritor. Economista y periodista argentino. Analista y politólogo. Director
del Programa Latinoamericano de Educación a Distancia en Ciencias Sociales
(PLED). Premio Internacional de la
UNESCO José Martí. Centro de Estudios Martianos, La Habana, 2009. Profesor
Regular Titular de Teoría Política y Social, Facultad de Ciencias Sociales,
Universidad de Buenos Aires desde 1986. Autor entre otros de La Filosofía
Política Moderna.
.
A
continuación, el notable artículo de un español tan lúcido como solidario
acerca de Repsol y España, en la misma línea del que yo publicara hace pocos
días en este mismo blog. Me alegra de sobremanera encontrar opiniones como esta
en España, que son muchas más que las que refleja la prensa y que muestran la
disconformidad existente con la fraudulenta asimilación entre una empresa
transnacional como Repsol y España como país.AB
REPSOL
NO ES ESPAÑA
Por JUAN
TORRES LÓPEZ
(CATEDRÁTICO
DE ECONOMÍA
DE LA UNIVERSIDAD DE SEVILLA)
Publico "La Voz de Galicia"
18 de abril de 2012
.
La
única manera de entender las razones que provocan el furor con que el gobierno
español, los medios de comunicación y tantos tertulianos de toda laya defienden
a Repsol no puede ser otra que comprobar el amplio listado de ex autoridades
del Estado, incluyendo actuales ministros, que han estado en su nómina, las
miles de páginas y horas de su publicidad que financian a los medios y quién
sabe qué otro tipo de influencias más inconfensables e inconfesadas.
Defender
la españolidad de Repsol es algo demasiado forzado y olvidar que los que ahora
lo hacen con tanto ímpetu fueron, en su gran mayoría, los que promovieron y
llevaron a cabo la privatización de empresas que entonces sí que eran
efectivamente españolas, no solo porque la totalidad o la inmensa mayoría de su
capital era español, lo que quizá incluso sea lo de menos, sino porque la
estrategia empresarial que perseguían respondía a intereses nacionales y no
globales que apenas si repercuten en el progreso de España y en el bienestar de
sus ciudadanos.
Desde
que fue privatizada, Repsol tiene su cerebro y su alma puestos en otros lugares
e intereses y no se puede decir que haya sido España en su conjunto quien se
haya beneficiado de su actividad empresarial. Utiliza paraísos fiscales para
tratar de tener aquí la menor carga fiscal posible, ha destruido empleo y a
docenas de pequeñas y medianas empresas española al someterlas a condiciones de
pagos draconianas a pesar de que cuenta con abundantes recursos financieros y
liquidez suficientes.
Es por
ello una perversión inaudita que el gobierno y ex políticos en su nómina salgan
a defenderla y que no dijeran nada cuando Repsol actuaba de esa manera lesiva
para la economía nacional.
Y si la
actuación en España de Repsol ha resultado tan escasamente beneficiosa para
nuestros intereses nacionales su comportamiento en el exterior resulta
sencillamente vergonzoso y justifica que los españoles “de bien y como Dios
manda”, por utilizar la expresión que tanto le gusta a Mariano Rajoy, hubieran
condenado hace tiempo sus desmanes y tropelías, especialmente, por cierto, en
las tierras que en los discursos oficiales tanto alabamos considerándolas como
nuestras hermanas.
En
Ecuador, Bolivia y otras latitudes ha provocado grandes daños medioambientales
y sociales y vulnera constantemente los derechos humanos de pueblos enteros,
generando una ingente deuda ecológica allí donde actúa.
Como otras
multinacionales, que en realidad no tienen Patria alguna, Repsol ha promovido
gobiernos totalitarios con los que poder llegar a acuerdos que la exonerasen de
pagar impuestos y cuando otros dignos y con vergüenza se lo han exigido ha
puesto el grito en el cielo y recurrido a su españolidad, como ahora, para recabar
el apoyo de gobiernos y medios de comunicación.
¿Dónde
estaban entonces los defensores del libre mercado y la competencia, de la
justicia, la libertad y los derechos humanos?
En
Argentina, como en otros países, Repsol utiliza las respectivas filiales nacionales,
como hacen todas las empresas multinacionales, para fijar los llamados “precios
de transferencia” (artificialmente bajos para hacer que aparezcan pérdidas allí
donde conviene y beneficios en donde pueden conseguir tratamiento fiscal y
condiciones políticas más favorables).
Y en
lugar de orientar la explotación de los recursos nacionales hacia el
abastecimiento interno que cubra las necesidades de la población y satisfaga
los respectivos intereses nacionales, se utiliza como parte de una estrategia
de maximización de beneficios global que, entre otras cosas, pasa por
considerar al petróleo, y al resto de las materias primas, como una commodity,
es decir, no solo un bien orientado a la producción y el consumo sino, sobre
todo, a su utilización como activo financiero para especular con él en los
mercados.
Confundir
los intereses de Repsol con los de España es un insulto a la inteligencia de
los españoles. Ni es española por la composición de su capital
-mayoritariamente en manos de intereses extranjeros-, ni por la estrategia
empresarial que persigue ni, como he dicho, porque beneficie principal o
sustancialmente a las familias o empresas españolas. Más bien todo lo
contrario.
Y la
defensa numantina que ahora quiere hacer de Repsol el gobierno resulta
verdaderamente patética y vergonzosa cuando día a día se somete sin más a los
mercados, a los bancos que han provocado la crisis, a los grandes grupos
empresariales y al gobierno alemán que impone medidas totalmente lesivas para
los intereses españoles.
¡Eso sí que merecería una respuesta valiente y
patriota por parte de nuestro gobierno y de los medios de comunicación!
Lo que
está haciendo el gobierno es patético y se debe decir claramente: no está
defendiendo los intereses de España y de sus ciudadanos, como dice, sino de una
gran empresa a la que España, el bienestar de su población o la situación de
las empresas que verdaderamente están
aquí tratando de sacar adelante la actividad y el empleo sin gozar del apoyo y
los privilegios de Repsol, le importan un rábano en el día a día de sus
actuaciones
Ya está
bien de tanto teatro y de tanta sumisión ante los grandes. Lo que necesitamos
en España no son precisamente repsoles que se dediquen a ganar dinero a
espuertas en Argentina y otros países a base de mal explotar sus recursos, de
evadir impuestos y expatriar beneficios a paraísos fiscales, sino un gobierno
digno que se plante ante quienes de verdad están llevando a la ruina a la
economía española.
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