YPF: EL DOLOR DE LO QUE FUE
Y EL DESAFÍO DE LO QUE ES
Escribe
ADOLFO
PÉREZ ESQUIVEL (*)
Fuente:
“ARGENPRESS.Info”
19 de
abril, 2012
.
(*) ADOLFO PÉREZ ESQUIVEL.
(Argentina,1931) Líder pacifista
argentino, premio Nobel de la Paz en 1980. Presidente del Servicio Paz y Justicia.(SERPEJ) De profesión
arquitecto. Fué profesor. También artista plástico formado en la Escuela
Nacional de Bellas Artes y en la Universidad Nacional de La Plata. Referente de
la No-Violencia a nivel mundial, luchador incansable por los postulados de la
defesa de la Naturaleza y los Derechos Humanos. Admirador y prosélito
entusiasta de Mahatma Gandhi, de Martin Luther King y del Obispo brasileño
Helder Cámara.
La
decisión presidencial de re-nacionalizar YPF es el camino correcto hacia la
recuperación de la soberanía nacional. Camino difícil y lleno de obstáculos
pero que hay que asumir y recorrer con mucha fuerza y esperanza.
Tenemos
que apoyar a nuestra presidenta que tuvo el coraje y decisión política de
asumir este reclamo popular de años y debemos aportar desde cada lugar para
fortalecer la decisión gubernamental que ha provocado más de un cimbronazo de
intereses económicos y políticos.
El
gobierno español se escandaliza del gobierno argentino defendiendo lo
indefendible, a una empresa como Repsol que tuvo grandes ganancias y pocas, o
ninguna inversión en el desarrollo de la producción petrolera.
Se
sabía de las actividades de REPSOL en otros países, pero la decisión del
menemismo fue adjudicarle YPF y las consecuencias están a la vista.
No voy
hacer comentarios de quienes apoyaron en las provincias las privatizaciones, y
festejaban que eso era la gran solución a los problemas del país, pero debemos
tener memoria y tener presentes a los diputados y senadores que aprueban leyes
dañinas que después el país debe soportar para varias generaciones, como las
leyes de impunidad, la ley antiterrorista y las privatizaciones, entre otras
calamidades.
Recordemos
a Aerolíneas Argentinas que Iberia desmanteló y fundió, llevándose equipos,
motores, aviones y todo lo que pudo y después del desastre, el gobierno
argentino tuvo que asumir la re-nacionalización y hacerse cargo de la deuda y
los desastres dejados por las empresas.
Hoy, la
nacionalización de YPF vuelve al mismo problema, la falta de inversiones, el
desabastecimiento, los costos y las deudas, los activos y pasivos que deja
REPSOL son enormes y es necesario tener mucha serenidad para volver a hacer
rentable la empresa.
Muchas
veces he señalado, y es casi un latiguillo, que un país que no controla sus
recursos naturales y las empresas estratégicas necesarias para el desarrollo
integral, es un país sin soberanía.
Este es
un mal que afecta a la Argentina desde hace décadas y ha llevado a un peligroso
atraso al país que supo privatizar casi todo y sigue acumulando una deuda
externa e interna inconmensurable que costará grandes sacrificios y esfuerzos
rediscutir.
REPSOL
pretende cobrar a la Argentina y pasar por acreedor cuando es el gran deudor
del el pueblo argentino. El gobierno debe exigir a la empresa el pago de lo no
cumplido.
Los
países europeos protestan contra la Argentina y dicen que el país no es seguro
para sus intereses. Quienes no son seguras son las empresas trasnacionales como
Repsol y otras, que vienen a explotar y no a invertir para el desarrollo y la
vida del pueblo. No esperamos caridad sino responsabilidad, y no la tienen.
Debemos
hacer un fuerte llamado a los gobernantes y legisladores de que no es posible
que actúen según los vientos que soplan a su favor en la especulación política.
Hay que
establecer leyes para impedir que un gobierno privatice los bienes y recursos
que son patrimonio del pueblo y no de los gobernantes, tanto nacionales como
provinciales.
La
decisión sobre ese patrimonio debe ser decidido por el pueblo a través de
consultas populares de acuerdo al derecho constitucional, evitando que se
produzcan hechos semejantes.
Hay que
salir de esta democracia delegativa donde los gobernantes hacen lo que quieren
y no lo que deben, y construir una democracia participativa con decisión en los
grandes temas del país, en las políticas de gobierno, evitando el feudalismo de
las provincias.
Llegamos
al agotamiento que acarrea más pobreza y marginalidad a nuestro pueblo.
YPF
tuvo su etapa de esplendor y orgullo nacional, hoy es sólo un recuerdo y el
gobierno actual debe remontar un pesado camino que deja la irresponsabilidad de
REPSOL.
No
puedo dejar de señalar que el petróleo no es la única asignatura pendiente en
la recuperación de la soberanía nacional. No estoy hablando de los
nacionalismos trasnochados. El gobierno debe actuar, antes que sea tarde, sobre
las empresas mineras, que se llevan el 97 % de lo extraído con una simple
declaración jurada, y la venta del territorio nacional.
El país
ha dejado su derecho soberano para someterse a tribunales internacionales que
no tendrán en cuenta el derecho del pueblo argentino. Ponen en peligro a la
salud de los pobladores, a recursos como el agua y el medio ambiente todo y
además generan los daños económicos a los pequeños y medianos productores. Ese
es el fruto de la época de privatizaciones del gobierno de Carlos Menem que se
sometió a los intereses extranjeros y provocó grandes daños al país.
Esperamos
que la decisión presidencial de re-nacionalizar YPF avance y para lograrlo
debemos apoyar decididamente la recuperación de la soberanía, con serenidad y
firmeza.
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