FIEBRE DEL ORO EN AMÉRICA
PONE EN RIESGO
SELVAS Y PUEBLOS
Fuente:
“La Jornada” MX
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No
obstante, 162 conflictos mineros han estallado en toda la región por la
oposición de comunidades locales contra proyectos que ven como una amenaza, en
especial por su gran consumo de agua, según el Observatorio de Conflictos
Mineros de América Latina.
Con un
precio del oro que pasó en la última década de 270 dólares a entre mil 600 y
mil 800 dólares la onza (por ser refugio favorito de inversionistas ante las
turbulencias de la economía mundial) y un cobre por las nubes debido a la voraz
demanda de China, nada hace pensar que la tendencia se detenga.
LA
MINERÍA INFORMAL:
DESASTRE SOCIAL Y AMBIENTAL
La
minería ilegal, sobre todo aurífera, se ha cobrado ya centenares de víctimas y
ha depredado miles de hectáreas en la Amazonia, donde se han instalado extensos
campamentos que arrasan con todo a su paso. Para
extraer cada gramo de oro se requieren dos o tres de mercurio, que es vertido a
los ríos en los lavaderos. En busca de agua, las topadoras arrasan con los
bosques tropicales.
En
paralelo ocurre un desastre social: miles de niños, mujeres y hombres son
explotados sexual y laboralmente, en precarios campamentos donde no hay
escuelas ni centros de salud y rige la ley del más fuerte.
En
Perú, donde entre 110 mil a 150 mil personas se dedican a la minería ilegal,
unos mil niños son explotados sexualmente en la zona de Madre de Dios, según la
organización no gubernamental (ONG) Save The Children. Aquí
hay decenas de prostibares, donde cientos de niñas son llevadas engañadas en la
creencia que van a ganar mucho dinero, dijo a la agencia de noticias Afp Teresa
Carpio, directora de esta ONG en Perú.
Es la
explotación del ser humano al máximo. Las condiciones de vida son miserables y
están trastocados todos los valores, agregó. Si viajas hasta allá es como hacer
un viaje al pasado, es como ver una película del oeste (estadunidense), un
drama sin precedente, ilustró. En esa
región, una de las más pobres de Perú, se producen unas 18 toneladas de oro al
año, y según estimaciones oficiales, se han destruido 20 mil hectáreas de
bosques tropicales.
En
Colombia, miles de personas han vuelto a explotar antiguas minas en los
departamentos de Antioquia y Chocó. En las
comunidades indígenas y negras, la participación de niños en la minería del oro
es parte de sus tradiciones. Se calcula que hay entre 200 mil y 400 mil niños
que trabajan hoy en la minería a pequeña escala, según datos suministrados por
Amichocó de Colombia, a la Alianza por la Minería Responsable (AMR).
En
Bolivia unas 10 mil personas viven de la minería del oro, explotando pequeños
depósitos en condiciones extremadamente severas, de forma muy precaria y
causando un fuerte impacto ambiental, según la AMR.
UN
NUEVO EL DORADO
El apetito
por minerales tiene también a América Latina como una de las regiones más
atractivas para la inversión. El año pasado captó 25 por ciento de las
inversiones en exploración. Hoy 45 por ciento del cobre sale de América Latina,
50 por ciento de la plata y 20 por ciento del oro, pero si se concretan los
proyectos de inversión la región liderará en 2020 la producción de estos
metales.
No
obstante, varios proyectos han sido detenidos en Chile, Perú y Argentina. La
aplicación del convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT),
que exige consultar a las comunidades sobre alteraciones en sus territorios, es
el arma principal contra proyectos que han sufrido costosos retrasos. Los
conflictos sociales que están muy presentes en la región, van a tener y están
teniendo impacto en los cronogramas de los proyectos de inversión, dice a la
Afp el economista José de Echave, ex viceministro de Medio Ambiente en el
actual gobierno peruano de Ollanta Humala.
El
proyecto Conga, de la estadunidense Newmont y con 4 mil 800 millones de dólares
en inversión, es resistido por la población de Cajamarca (norte de Perú), que
estima que la agricultura se verá perjudicada por la falta de agua; el proyecto
quedó detenido en noviembre.
En la
localidad argentina de Famatina, la canadiense Osisko Minning Corp suspendió su
proyecto para instalar una mina de oro a cielo abierto en el cerro General
Belgrano.
En
Chile la canadiense Goldcorp paralizó la explotación de la mina El Morro, en el
norte, por no haber consultado al pueblo indígena que vive en la zona.
Lo que
se pide es que el modelo económico y las actividades productivas respeten la
legislación vigente, que el desarrollo sea acorde y sostenible con los pueblos
que habitan las zonas que se quieren explotar, explicó la abogada Consuelo
Labra, de la ONG Observatorio Ciudadano, que asesora a comunidades indígenas.
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