LA REVOLUCIÓN SOCIALISTA
(Abordando eso gris, que parece la teoría)
Escribe
JORGE ANICETO
MOLINARI (*)
18 de mayo de 2012
(*) JORGE ANICETO MOLINARI :
Militante sindical y político desde épocas estudiantiles (en Paysandú)
Dirigente y militante gremial en AEBU,
CNT. Participó en la fundación del Frente Amplio. Actual miembro titular en el
Consejo Honorario de Caja Bancaria (por Jubilados y Pensionistas) Consecuente
estudioso del camino que abriera Carlos Marx y empecinado en creer que un mundo
mejor es posible. Partidario de la moneda unica universal y del impuesto a las
transacciones financieras, militante de ATTAC.-
.
Reproducimos
un artículo del prestigioso escritor Homar Garcés publicado en "ARGENPRESS Info",
con fecha del jueves 17 de mayo, para analizar una posición con respecto a la
revolución socialista que juzgamos equivocada.
Generalmente
se habla de revolución socialista sin considerar las transformaciones profundas
que la misma implica. Se llega a pensar que basta simplemente con un cambio de
leyes y de personajes en el escenario político para alcanzarla, omitiendo que
la revolución nunca será posible sin efectuar cambios estructurales
significativos, especialmente si hablamos de socialismo revolucionario.
Esto ha logrado que muchas veces se caiga en el lugar común de las consignas, sin que exista correspondencia alguna con la práctica revolucionaria, siendo éste -quizás- el propósito oculto de quienes las pregonan para dejar todo igual y así aprovecharse del poder conquistado. De ahí que resulte fundamental disponer de una teoría revolucionaria que no sólo explique la realidad que se busca transformar sino que sea también herramienta en manos del pueblo para confrontar y trascender los hechos y cambios producidos. De esta manera la revolución estaría en un proceso continuo de regeneración hasta lograr un nivel óptimo que permita su continuidad, evolución y consolidación.
Esto ha logrado que muchas veces se caiga en el lugar común de las consignas, sin que exista correspondencia alguna con la práctica revolucionaria, siendo éste -quizás- el propósito oculto de quienes las pregonan para dejar todo igual y así aprovecharse del poder conquistado. De ahí que resulte fundamental disponer de una teoría revolucionaria que no sólo explique la realidad que se busca transformar sino que sea también herramienta en manos del pueblo para confrontar y trascender los hechos y cambios producidos. De esta manera la revolución estaría en un proceso continuo de regeneración hasta lograr un nivel óptimo que permita su continuidad, evolución y consolidación.
Es preciso,
por tanto, que los propulsores de la revolución socialista estén dispuestos a
experimentar en sí mismos un cambio radical de sus patrones de conducta,
tomando en cuenta que los mismos son resultado de siglos de vigencia del
capitalismo y de sus valores mezquinos. En este caso, habría que emprender una
lucha tenaz contra las disparidades de ingreso, riqueza y acceso a
oportunidades impuestas por el sistema capitalista, sustituyéndolas por los
valores que siempre han acompañado a la humanidad, pero que han sido
minimizados en beneficio de la lógica capitalista. Esto supone iniciar una
revolución cultural afirmativa, revalidando la historia y las luchas de
nuestros pueblos. Como lo afirmara Antonio Gramsci, "no hay revolución sin
revolución cultural", lo cual debe manifestarse tanto en cambios
subjetivos como objetivos verdaderamente emancipatorios y socialistas que
tengan un efecto directo en el desarrollo integral de las personas, incluyendo
su ética y su moral.
Antonio Gramsci, |
Con tal
convicción, será siempre posible la revolución socialista como objetivo
histórico de la humanidad, entendiendo que la misma no sucederá como
consecuencia de la inercia ni del azar sino que provendrá del esfuerzo
permanente y consciente de los revolucionarios, provistos de propuestas
programáticas y tácticas que ayudarán a orientarse a los sectores populares en
la construcción colectiva del socialismo. El
viraje histórico que la misma causará en la vida de nuestros pueblos dependerá
en gran medida de la voluntad, la tenacidad y el compromiso real de quienes se
consideran a sí mismos como revolucionarios y socialistas, en la medida que
sean capaces de aceptar e impulsar los cambios radicales que deben originarse
en lo político, lo social, lo económico y lo cultural, alterando así las
relaciones de producción y de poder derivadas del sistema capitalista.
NUESTRO COMENTARIO:
La siguiente frase
que tomamos del final del artículo es para nosotros lo que define el
pensamiento del autor y es lo que establece nuestra discrepancia. Escribe Homar
Garces:
“Dependerá en gran medida de la voluntad, la tenacidad y
el compromiso real de quienes se consideran a sí mismos como revolucionarios y
socialistas
Discrepancia,
que tiene bien en claro la coincidencia con los objetivos éticos que muy expone
Garcés.
Todos los
actos humanos están regidos por la voluntad, pero no es esta la que determina
la necesidad de los cambios.
El modo de
producción capitalista tiene categorías perfectamente definidas, una de ellas
es la reinversión permanente de la plusvalía en competencia para abarcar el
mejor mercado posible. A lo largo de la historia se van presentando límites,
uno de ellos fueron los propios Estados, que la revolución neoliberal fue
dejando atrás.
La crisis actual tiene el límite de todo el planeta. Es para el
modo de producción capitalista insuperable. El agostamiento de la tasa de
ganancia que antes podía medirse a nivel estatal, hoy se mide a nivel del
mundo.
La necesidad
de los cambios nacen de la crisis del propio sistema capitalista, la idea del
socialismo es una conquista que lo mejor de la humanidad ha ido desarrollando a
través de la historia, pero solo es posible en la medida que atienda a las
salidas necesarias para superar la crisis que del capitalismo se transforma en
una crisis de toda la humanidad.
Hemos dicho:
los revolucionarios no importa de
donde provengan, serán aquellos capaces de impulsar soluciones para el
conjunto de la humanidad, no construyendo algo distinto para competir con el
capitalismo, sino ayudando a este modo
de producción hoy predominante a dejar en paz
el escenario de la historia. Revolucionarios, en su momento, serán los
que impidan el uso de las armas nucleares.-
Hemos
señalado para ello dos reformas sustanciales: unidad monetaria universal,
impuesto a la circulación del dinero, eliminación de los impuestos al consumo y
al trabajo, eliminación de los paraísos fiscales.
(Mariano Rajoy está hablando de aumentar en
tres puntos el IVA en España).-
Son estas
reformas las que quitarán
predominancia al modo de producción capitalista y permitirán a las
organizaciones de la sociedad ir instrumentado la transformación revolucionaria
de la misma.
El socialismo
irá naciendo como una necesidad de toda la sociedad, como ha ocurrido con la
enseñanza y la salud en aquellos países que ante crisis puntuales y concretas
han recurrido a revoluciones que se han reivindicado socialistas.
Jorge Aniceto Molinari.
Montevideo, 18 de mayo de 2012.-
1 comentario:
Las reformas de:unidad monetaria universal,impuesto a la circulación del dinero,eliminación de los paraisos fiscales,etc,etc.Quién lo hará,la" voluntad....como dice Garces o una entelequia "crisis con sus límites...sin personas concretas que la planifiquen y la ejecuten""..
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