ESPERANDO LA SEQUÍA MÁS ATROZ
STEPHEN LEAHY (*)
Fuente “TIERRAMÉRICA”
UXBRIDGE, Canadá
21 de mayo 2012
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(*) STEPHEN LEAHY (Canadá) Es un periodista ambiental de
renombre mundial. Cumple funciones a nivel internacional, por cuenta de Inter Press Service. (IPS) UXBRIDGE, Canadá..Este artículo fue publicado originalmente el 19 de mayo por la red latinoamericana de diarios de Tierramérica
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En los mapas que
proyectan la humedad que tendrán los suelos en este siglo, México y América
Central parecen cubiertos de sangre seca. Los resultados de 19 modelos
climáticos informáticos de avanzada indican condiciones de sequía extrema y
persistente para casi todo México, el medio oeste de Estados Unidos y la mayor
parte de América Central.
Si el aumento de la temperatura media del planeta llega a
2,5 grados respecto de la era preindustrial, como muchos científicos prevén,
esas regiones pasarán a convivir con esa aridez severa. La situación será peor
que la actual sequía de México o que la que vivió Estados Unidos en la década
de 1930, cuando intensas tormentas de polvo obligaron a migrar a cientos de
miles de personas.
Estas son algunas de las conclusiones del estudio
"Projections of Future Drought in the Continental United States and México"
(Proyecciones de sequía futura en Estados Unidos y México continentales),
aparecido en diciembre de 2011 en la revista Journal of Hydrometeorology de la
American Meteorological Society, y que ha pasado casi inadvertido.
"Las condiciones de sequía prevalecerán, no importa
cuáles sean los registros de precipitaciones en el futuro", dijo a
Tierramérica el coautor Michael Wehner, científico climático del Laboratorio Nacional
Lawrence Berkeley, un centro de investigaciones del gobierno estadounidense en
el occidental estado de California.
"Incluso en las regiones donde habrá más lluvias, los
suelos se volverán más áridos. Este es un hallazgo muy contundente",
agregó. Si no se registran reducciones importantes de las emisiones de dióxido
de carbono, como las derivadas de la quema de combustibles fósiles, el
calentamiento global llegará por lo menos a 2,5 grados entre 2050 y 2090,
dependiendo de la proporción de gases de efecto invernadero, de la sensibilidad
climática y de la capacidad de respuesta.
Los 19 modelos empleados en este estudio muestran que el
calor creciente secará tanto los suelos que ni siquiera más lluvias podrán
recuperar sus niveles de humedad. Las temperaturas del aire causarán mayor
evaporación, secando aun más los suelos. El cambio climático también está
alterando los patrones de precipitaciones, concentrando más y más lluvias en
los meses de invierno. Y es más probable que este fenómeno se manifieste como
chubascos muy copiosos y breves, dijo Wehner.
Una vez que el suelo está seco, la energía solar empieza a
cocinarlo, lo que a su vez calienta más el aire, había dicho a Tierramérica la
investigadora Beverly Law, experta en cambio climático de la Oregon State
University, durante la 16 Conferencia de las Partes de la Convención Marco de
las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, realizada en 2010 en Cancún.
Grandes zonas del Hemisferio Sur, por ejemplo en Australia, África y América
del Sur, han soportado procesos de aridez y desertificación en la última
década, según el estudio "Climate Change: Water Cycle Dries Out"
(Cambio climático: El ciclo del agua se seca), publicado en 2010 por Law y sus
colegas en la revista Nature.
Otra investigación divulgada ese año, "Drought Under
Global Warming: A Review" (La sequía en el recalentamiento global: Una
evaluación), examinó proyecciones climáticas y determinó que los suelos
presentarán aridez extrema en buena parte del centro de Estados Unidos, México
y América Central para 2060, si bien ese proceso se iniciaría mucho antes.
Este estudio, de Aiguo Dai, científico del Centro Nacional
de Investigación Atmosférica, en el central estado estadounidense de Colorado,
también prevé un escenario similar para el nororiente de América del Sur.
"Si estas proyecciones se acercan a la realidad, las consecuencias
sociales serán enormes en todo el mundo", dijo Dai en 2010.
Michael Wehner |
Según Wehner, los últimos pronósticos surgidos de los
modelos computacionales más modernos y aún no publicados, muestran resultados
muy similares. "Como mínimo, prevemos severas sequías en el futuro",
declaró. Wehner está sorprendido de la escasa atención que los medios de
comunicación prestaron a su estudio, pese a la gravedad de sus conclusiones.
Lo que entrañan estas proyecciones para las generaciones
futuras es "un tema del que me resulta muy difícil hablar", admitió
Wehner a Tierramérica. Al mismo tiempo, hay pocas investigaciones sobre cómo
incidirá la aridez extrema en la agricultura, la disponibilidad de agua y los
asentamientos humanos. "Intento trabajar con científicos agrícolas y de
otros campos para determinar esos impactos, pero no encuentro
financiamiento", aseveró.
Para Lester Brown, experto internacional en asuntos
agrícolas, "es duro imaginarse las consecuencias. Ya estamos al borde del
precipicio", dijo a Tierramérica. México vive actualmente su peor sequía
en 70 años. El sureño estado estadounidense de Texas sufrió la suya en 2011, y
56 por ciento del territorio de Estados Unidos estaba en situación de sequía al
8 de este mes, casi el doble del área afectada el año pasado, según datos del
U.S. Drought Monitor.
"Los agricultores de todo el mundo están batallando
para satisfacer la demanda de alimentos", dijo Brown, presidente del Earth
Policy Institute, con sede en Washington. El consumo mundial de granos creció
más del doble, igual que los precios. La escasez de agua, los eventos
meteorológicos extremos y las temperaturas elevadas ya están causando efectos,
señaló. "Todo nuestro sistema agrícola está basado en las condiciones
meteorológicas estables que disfrutamos en los últimos milenios. Pero eso está
cambiando", añadió. "La agricultura y el clima ya no están en
sintonía".
En este contexto, se acelera la carrera para acaparar
tierras arables y agua. Pero la concentración de la propiedad agraria es la
peor respuesta a estos problemas, opinó. En los últimos años, especuladores,
bancos de inversión, fondos de pensión y corporaciones estatales se han
apropiado de unos 200 millones de hectáreas de tierras de agricultores pobres
de África, América Latina y Asia. Y cuando la población local se queda sin
tierra y sin agua, se desespera y cae en reacciones violentas, dijo Brown.
"Tenemos que trabajar juntos", postuló. "No
podemos responder a estos desafíos si cada país sigue pensando en salvar solo
su propio pellejo".
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