MARCHA FRONTERA PETROLERA ,
AMENAZA LOS PUEBLOS AISLADOS
(NOTA
UNO)
Escribe
MARC
GAVALDÁ (*)
Fuente:
“Servindi”
Publica
“Rebelión”
24 de
mayo 2012
(*) MARC GAVALDÁ (1974–España, Catalunya) es licenciado en Ciencias Ambientales por la Universidad Autónoma de Catalunya.
Autor de varias obras en las que denuncia la actividad de intereses que
incursionan en Amazonia, en procura de riquezas naturales. Desde hace más de
diez años investiga y documenta los conflictos ambientales del petróleo. Ambientólogo y documentalista, colabora con las revistas Ecología
Política y el periódico Diagonal. Es autor de varios libros. Un
estudioso del desembarco de las empresas españolas en América Latina en la
década pasada.
.
La
intensa lotización de la amazonía peruana en concesiones petroleras afecta ya
la mayor parte de territorios de los pueblos indígenas y numerosas áreas
protegidas, implantando cambios irreversibles en la Amazonía. Los pueblos en
aislamiento voluntario, acorralados en las regiones más inaccesibles de la
selva, tampoco escapan a este proceso de industrialización.
Siendo los sectores
más vulnerables viven los impactos del contacto con las empresas petrolíferas
en un contexto de impunidad, donde las compañías tratan de ignorar su
presencia, cuando no negar su existencia. En su cálculo económico, son millones
de barriles de petróleo y gas en juego y muy poca e indefensa la población
afectada.
PETRÓLEO
EN
LA AMAZONÍA
Desde
1974, la producción petrolera en la Amazonía peruana ha empeorado sensiblemente
la calidad de vida en los territorios afectados por los lotes 8, 8X y 1AB, que
con sus 27.778 barriles diarios en 2011 aportaban el 40% de la producción
nacional (1). Los sistemáticos vertidos de aguas de formación en los ríos Napo,
Corrientes y Marañón se refleja hoy día en cuadros epidemiológicos críticos
para los pueblos quichua y achuar (2). En el sur, el polo gasífero de Camisea
también ha causado estragos en los ecosistemas fluviales de la cuenca del río
Urubama, especialmente en la sucesión de roturas del gasoducto de Camisea-
Pisco en los años 2004-2006 (3).
AMPLIACIÓN DE FRONTERA PETROLERA
Y LOS
IMPACTOS EN ECOSISTEMAS
En la
última década, se ha acelerado la entrega de lotes petroleros en la Amazonía
afectando ya a más del 72% del territorio y la mitad de estas concesiones se
han otorgado en zonas donde nunca hubo actividad. A lo largo de la historia,
sólo un 16% del territorio de la Amazonía peruana se ha salvado de tener en
algún momento un bloque petrolero. (FINER y ORTA, 2010).
En 2011 había ya más
de 50 compañías petroleras operando en un centenar de lotes en territorio
peruano. Según datos del Ministerio de Energía y Minas, en el año 2010 se
registraron 7,405 km de líneas sísmicas 2D y 4,108 Km2 de líneas sísmicas 3D,
que comparados con el año anterior representa un incremento de 24,1% y 77,9%
respectivamente. En 2011, había proyectado la apertura de 9,443 kilómetros de
líneas 2D y 1,766 Km2 de sísmica 3D.
Al
impacto territorial de la exploración sísmica, la perforación y producción de
pozos hay que añadirle los riesgos de rotura del Oleoducto Norperuano (888 Km)
y su Ramal Capirona-Nueva Esperanza (255 Km), con cuatro décadas a sus
espaldas, así como los gasoductos de líquidos y gas de Camisea a Pisco y
Melchorita (808 Km). A parte, dos nuevos ductos en construcción, el Log Selva y
Gasoducto Andino Sur, en fase de construcción, conectarán el gas de los lotes
56, 57 y 58 a los puertos de exportación y a nuevas petroquímicas proyectadas
en el sur del país.
PUEBLOS
EN AISLAMIENTO VOLUNTARIO
Los
pueblos en aislamiento son pueblos o segmentos de pueblos indígenas que rehúsan
todo tipo de contacto con la población mayoritaria. También pueden ser grupos
pertenecientes a diversos pueblos ya contactados que tras una relación
intermitente con las sociedades envolventes deciden volver a una situación de
aislamiento como estrategia de supervivencia y rompen voluntariamente todas las
relaciones que pudieran tener con dichas sociedades.
Son pueblos muy integrados
en los ecosistemas que habitan pero que desconocen el funcionamiento de la
sociedad mayoritaria, lo que les coloca en una situación de indefensión y
extrema vulnerabilidad ante los diferentes actores que ingresan en sus
teritorios. En la mayoría de casos se encuentran en grave peligro de extinción
(OACNUDH , 2012).
Su
frágil y vulnerable situación debería ser clave para generar una serie de
obligaciones dentro del marco jurídico de los derechos humanos que impliquen
directamente a los Estados y a las instituciones internacionales en su
protección ( BERRAONDO, 2011).
En Perú
existen al menos 15 pueblos indígenas en aislamiento voluntario clasificados
principalmente al interior de las familias lingüísticas Arawak y Pano. A parte,
existen varios grupos todavía no identificados en las intransitadas nacientes
de los ríos Tahuamanu, Yaco, Chandless, Las Piedras, Mishagua, Inuya, Sepahua y
Mapuya, al sur oriente. Investigaciones recientes indican la presencia de
conjuntos posiblemente de las familias lingüísticas Záparo y Waorani, en
Loreto, cerca de la frontera con Ecuador, y otros no identificados al sur de
Madre de Dios, en la zona fronteriza con Bolivia (HUERTAS, 2010).
Desde 2003,
se han creado 5 Reservas Territoriales donde el Estado vela por la protección
de algunos de estos pueblos. Además existen otras 5 Reservas Territoriales en
fase de aprobación. La mayor parte de ellas están superpuestas a lotes
petroleros en fase de exploración o producción
Desde
hace una década, la confederación indígena AIDESEP reclama la creación de una
Reserva Territorial que abarque la región fronteriza con Ecuador entre los ríos
Napo y Tigre. Existen abundantes reportes de las comunidades nativas locales,
centros poblados, así como madereros, militares de los puestos fronterizos y
personas vinculadas a empresas petroleras que operan en la zona que confirman
la presencia de pueblos indígenas en aislamiento en la zona.
Parte de esta
información ha sido registrada durante investigaciones de campo y plasmada en
informes principalmente por especialistas del Instituto de Investigaciones de
la Amazonía Peruana, IIAP (2002), comisionados de la Defensoría del Pueblo
(2003), personal técnico de AIDESEP (2005), de la Organización Regional de
Pueblos Indígenas del Oriente, ORPIO (2008), así como trabajadores de la
empresa Global de Consultoría e Ingeniería Pöyri (2008). Se trataría de grupos
Huaorani en aislamiento que transitan desde Ecuador, y posiblemente algún
segmento de la etnia Zápara.
Sin
embargo, el inicio de operaciones en los lotes 67 y 39, operado por Perenco y
Repsol respectivamente se interpone gravemente en el destino de estos pueblos
(4). En el lote 39, de 886.820 hectáreas, se abrieron en 2001 383 kilómetros de
líneas sísmicas y posteriormente un pozo exploratorio, el “Buena Vista 1X” dio
resultados positivos. En 2006 se reportaron reservas del orden de 300 millones
de barriles de petróleo. Se anunciaba una producción de hasta 100 mil barriles
de petróleo diarios gracias a la perforación de aproximadamente 150 pozos, así
como facilidades de procesamiento y un oleoducto para conectar los lotes 67 y
39 con el Oleoducto Norperuano (5).
(CONTINUA
EN LA NOTA DOS)
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