ESPAÑA
MÁS
POBRES Y MÁS RICOS
Escribe
ANTONIO
MORALES MÉNDEZ (*)
Fuente:
“Canarias ahora,es”
26 de
junio 2012
(*) Antonio Morales Méndez - ALCALDE de AGÜIMES, España
Para
Cáritas, la pobreza en España en estos momentos “es más extensa, más intensa y
más crónica que nunca”. Aunque los datos no ocupan las primeras planas de los
medios informativos, como ocurre con las primas de riesgo y sus secuelas, la
realidad que nos muestran es muy dura y tremendamente injusta.
El
último informe de la Fundación FOESSA (Exclusión y desarrollo social en España.
Análisis y perspectivas 2012) es demoledor e irrefutable. Según este solvente
documento -de los más rigurosos- la pobreza crónica en este país ha aumentado
en un 53% y existen más de 11,5 millones de personas en riesgo de exclusión
social.
La tasa
de pobreza de España solo se ve superada por la de Rumanía y Letonia mientras
los gastos sociales están muy por debajo de la media europea; la evolución de
la renta media de la población española ha descendido en un 4% desde el inicio
de la crisis y si la medimos con referencia al crecimiento de los precios, la
reducción es de un 9%; los hogares por debajo del umbral de la pobreza rozan el
22%, uno de cada cinco se encuentra en situación de riesgo, un tercio tiene
dificultades para llegar a fin de mes y el 9% del total tiene a todos sus
miembros en paro.
580.000 hogares no perciben ingresos ni del
trabajo, ni de prestaciones por desempleo o de la seguridad social, porcentaje
un 34% más alto que el que había al comienzo de la crisis; con más de cinco
millones de parados (23% de la población activa en la media española, 32% en
Canarias) España alcanza la cifra record de los 27 estados de la UE; uno de
cada dos desempleados lleva doce meses o más buscando empleo y 940.000 personas
aunque tienen empleo son pobres y se encuentran en situación de privación
material severa…
El crecimiento de las desigualdades en España ha duplicado el
de Francia, triplicado el de Alemania y es cinco veces mayor que el de la media
de la UE-15. También la distancia entre la renta correspondiente al 20% más
rico de la población y el 20% más pobre ha pasado de un 5,3 a un 6,9 en tres
años.
Para
UNICEF (Infancia en España 2012-2013) “la pobreza en España tiene rostro de
niño” ya que la pobreza infantil afecta a un 26% de los menores españoles. En
este país viven 2.20
0.000
niños por debajo del umbral de la pobreza (en dos años esta cantidad ha
aumentado en 205.000) y entre 2007 y 2010 el número de hogares con niños con
todos sus miembros adultos sin trabajo se ha elevado en un 120%. El Fondo de
Naciones Unidas para la Infancia afirma categórico que “la protección de la
igualdad de oportunidades para la infancia es una cuestión de ética y justicia,
pero además es una apuesta estratégica y transformadora” que de no considerarse
puede tener consecuencias irreversibles a medio plazo.
Y no son solo números.
Son hombres y mujeres sufriendo que se ven cada día pululando por los despachos
de los servicios sociales municipales o por las cáritas locales.
Pero
eso sería hacer justicia social y, desde luego, eso no entra en los planes de
los mercados. Si algo tiene claro el neoliberalismo es que la justicia social,
según Hayek, anula la responsabilidad personal, eleva el poder del Gobierno
sobre los ciudadanos y limita sus libertades. Y eso no se puede permitir. Por
eso a los ciudadanos hay que darles caña y someterlos a la ley natural de la
supervivencia. Y si hay que hacer justicia y sacar de la pobreza y rescatar a
alguien no es, en absoluto a los pobres.
Que
aprendan a vivir en este mundo implacable. A quien hay que rescatar es a los
bancos, a los pobres bancos a los que se les fue la mano inocente y nos
metieron en esta durísima crisis. Y mientras, estupendo si además gana la
Alemania que nos llevó a una Primera Guerra Mundial por su ambición
imperialista, que no se conformó y nos empujó a una Segunda con un desmedido
afán mesiánico y que se ha empeñado en mantener esta guerra fría en el seno de
la actual UE por puro enriquecimiento de su sistema financiero.
Se
rescata a los bancos con dinero público –¡cuanto intentaron convencernos desde
la mentira recurrente de que no era sino un préstamo que nos iba a sacar de la
situación en la que estábamos!-; se socializan las pérdidas del sector
financiero y se aumenta cada vez más la deuda estatal española, que se ha
duplicado desde el inicio de la crisis por los altos intereses que pagamos a
los bancos alemanes después de que nos presten dinero a precio de usura cuando
ellos lo han recibido del BCE a un 1%.
Se hace más palpable e igualmente pesada
la deuda privada que arrastra a la pública asfixiando a un Estado que hace de
avalista. Se consuma, por tanto, el sometimiento del Estado a los poderes económicos
y a la banca alemana y aunque se nos repitió por activa y por pasiva que el
“préstamo” para sanear a la banca española no implicaba ningún tipo de
condiciones especialmente gravosas, la realidad es que el FMI ya se ha lanzado
a pedir al gobierno de Rajoy otro severo plan de ajuste en el que se incluye la
subida del IVA, un durísimo plan de privatizaciones y una bajada de sueldo a
los funcionarios.
Los
voceros españoles del neoliberalismo no se quedan a la zaga y, asustándonos con
los negros presagios de una intervención segura del país al situarse la prima
de riesgo cerca de los 600 puntos, no dudan en demandar, además, la eliminación
de la desgravación por vivienda, una drástica reducción de la administración,
nueva reforma de las pensiones, replanteamiento de las prestaciones por
desempleo… No les basta con lo que han hecho hasta ahora congelando los
salarios, frenando la actualización de las pensiones, cercenando derechos
sociales y laborales, precarizando la educación y la sanidad.., y nos anuncian
más paro y más pobreza.
No le
sirve para nada al neoliberalismo, que propicia un sistema financiero
especulativo sin control alguno, las peticiones del G-8 para que se abran las
ayudas también para los ciudadanos; le importa un bledo la llamada del G-20 a ir
más allá de la austeridad acudiendo a estímulos y crecimiento; se las trae al
pairo la rabia y la impotencia de los españoles que ven como aparece dinero a
mansalva para salvar a los bancos pero no para rescatarlos a ellos de la
pobreza y el paro.
Sabe que es el momento para dar el golpe definitivo al
Estado de Bienestar
rompiendo el consenso con la socialdemocracia y los liberales que entendían
otro modelo de capitalismo después de la Segunda Guerra Mundial; es consciente
de que están minando la legitimidad de la política (dice El Mundo que lo que
más desean los ciudadanos es una contundente disminución de la administración
en todos sus niveles) y saben que están ganando la guerra – si no lo
remediamos- de la pérdida de la soberanía de la democracia. Algún día la
ciudadanía, la política, la democracia, pisarán las calles nuevamente y
entonces habrá que exigir responsabilidades ante la justicia a los que nos han
llevado a esta situación y a sus cómplices necesarios.
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