¿INDIGNADOS EN ISRAEL?
Escribe
JUAN
GELMAN (*)
Fuente:
“Pagina 12”
28 de
junio 2012
(*)JUAN GELMAN
(Bs. As. 1930) poeta y periodista argentino. Autor de varios libros de gran
éxito. Premio Cervantes en 2007. El
escritor ecuatoriano Jorge Enrique Adoum lo ha calificado como "el mayor
poeta vivo de habla hispana". Se graduó de Quimico en la Universidad de
Buenos Aires. Uno de los fundadores del
grupo de poetas “El pan duro”. En 1966 comenzó su actividad como periodista, publicando habitualmente en
medios de América y Europa.. Estuvo exiliado en la Dictadura retorno a la
Argentina en 1988. Decidió radicarse en México, donde habita.
Pues
sí. La réplica de lo que se inició en España, continuó en Nueva York, Londres y
otras ciudades occidentales comenzó a expresarse en Israel desde el año pasado:
centenares de miles de “indignados” –y no sólo jóvenes– llenaron el 3 de
septiembre las calles de Tel Aviv, Jerusalén, Haifa y otras ciudades condenando
la elevada carestía de la vida y en demanda de justicia social. La policía
estimó su número en 300.000, pero una empresa israelí que monitorea para los
medios la cantidad de participantes en estos actos indicó que fueron cien mil
más y que sólo en Tel Aviv hubo 300.000. Dado que la población de la ex capital
y su distrito asciende a 1,4 millón, la comparación de los guarismos da una
idea de la magnitud de la protesta.
Según
The New York Times fue “una de las manifestaciones más grandes en la historia
del país, aunque queda en pie la pregunta de qué podría lograr” . Una buena pregunta. El movimiento se reanudó este
año los días 22 y 23 de junio, señal de que poco y nada había conseguido. Cabe
recordar que, como en otras partes el mundo, es pacífico y está constituido por
estudiantes y miembros de las clases medias israelíes, pero este año la policía
no se mostró tan benevolente como en el anterior: reprimió a los “indignados” y
detuvo a unos 90, pero sin cumplir con las normas legales vigentes.
Tales
normas estipulan que la policía debe redactar un informe especificando el
delito cometido por la persona arrestada a fin de presentarlo ante el tribunal
correspondiente. Su incumplimiento motivó que casi todos los detenidos quedaran
en libertad. Una encuesta que el diario Ha’aretz llevó a cabo el lunes
siguiente a los hechos reveló que una gran mayoría de israelíes, el 69 por
ciento exactamente, apoya la continuación de las manifestaciones por la
justicia social (
Algunos
encuestados manifestaron que el movimiento es una creación de la izquierda y
persigue fines propios, pero las cifras no les dan la razón. Aunque el sector
demográfico que expresó el mayor nivel de respaldo a la protesta fue el de los
israelíes judíos seculares –un 79 por ciento–, aquélla también cuenta con el
sostén de un 57 por ciento de los ultra-ortodoxos y el 53 por ciento de los
ortodoxos. El malestar o malhumor de la mayoría de la sociedad israelí es
evidente.
No
falta la conciencia molesta de algunos policías por enfrentar a sus
conciudadanos. Reporteros del diario israelí Ha’aretz entrevistaron a varios de
ellos y recogieron declaraciones como ésta: “Nos estamos pegando un tiro en el
pie nosotros mismos. Nada perdemos con dejar que los ciudadanos consigan algo.
Sí, también para nosotros”. O: “Somos policías que actuamos de manera desleal,
como matones desenfrenados, ebrios del poder que da la ley. Soy un policía, un
policía enojado, uno que se siente avergonzado, decepcionado”
Existen,
sin embargo, factores que dividen a la sociedad israelí y dificultan una
duradera unión de los “indignados”. La xenofobia es uno de ellos: según un
informe del Instituto por la Democracia en Israel, el 52 por ciento de los
israelíes coinciden con lo dicho por la ex brigadier general y hoy
parlamentaria del Likud gobernante Miri Regev: “Los sudaneses son un cáncer en
nuestro cuerpo”, refiriéndose a los inmigrantes de ese país . Suelen sufrir ataques, así como los africanos que no son
judíos.
El 23
de mayo último, miles de israelíes asistían a un mitin en el que Miri Regev y
Danny Danon, también miembro del Likud, pronunciaron encendidos discursos
contra los inmigrantes africanos.
La reunión terminó en violencia y “testigos
de los hechos declararon que hombres y mujeres (de Africa) fueron golpeados y
sus negocios y propiedades atacadas” . Danon
señaló: “Debemos expulsar de Israel a los infiltrados. No debemos tener miedo a
decir ‘expulsión ya’”. Los sudaneses del sur y los eritreos, entre otros, que
huyen de regímenes autoritarios buscando asilo en Israel se han convertido en
“infiltrados”.
La
opinión del gobierno no es diferente: Eli Yishay, ministro del Interior,
expresó que actuará “de manera decisiva” contra los inmigrantes ilegales y que
su repatriación o deportación “es una misión nacional” . Agregó que en breve se completará la construcción de centros de
detención a los que serán trasladados los inmigrantes africanos que residen en
el sur de Tel Aviv, Eilat, Arad y otras ciudades. El tribunal administrativo de
Jerusalén autorizó la deportación de los sudaneses.
Yishay
explicó que tales medidas “no son una guerra contra los infiltrados. Se trata
de una guerra destinada a preservar el sueño judío sionista en el Estado de
Israel”. Hace mucho que los palestinos sufren ésa y otras clases de guerra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario