¿DONDE VA SUDÁFRICA?
Escribe
JORGE
GÓMEZ
BARATA (*)
Fuente:
ARGENPRESS.info
27 de
agosto de 2012
.
(*)
JORGE GÓMEZ BARATA- Profesor, escritor, historiador, investigador y periodista
cubano- Vive en La Habana- autor de numerosos estudios sobre EEUU. Especializado en temas de política
internacional. Colaborador habitual en los principales medios de prensa,
latinoamericanos y extranjeros. Hadicho que “En todas
las esferas del saber y de la práctica social, incluyendo la economía, la
verdad es siempre sencilla, ...” Años
atrás Henry Kissinger profetizó que: “Hacia donde se incline Brasil se
inclinará América”. Al final la predicción no ha resultado negativa como
catastrófico puede ser que Sudáfrica se incline hacía donde lo hace África.
África
el más pobre, maltratado y violento de los continentes es también el peor
gobernado. En ello han influido dilatados procesos históricos que condicionaron
su devenir, principalmente la trata de esclavos, la colonización y el
neocolonialismo. No obstante 60 años después de la independencia es hora de
superar el fatalismo histórico y con sus fuerzas, su experiencia y su talento
cumplir las tareas históricas pendientes.
Tal vez
porque esperaban que la derrota del apartheid en Sudáfrica y del régimen
racista en Zimbadwe, la independencia de Namibia y el fin de la guerra en
Angola, relanzaran los empeños africanos por encontrar los caminos del progreso
y la paz, las fuerzas progresistas de todo el mundo están impactadas por los
sucesos de Sudáfrica calificados de masacre.
Presidente Jacob Zuma |
Sería
lamentable constatar que la zaga de violencia, represión, discriminación,
exclusión e injusticia del apartheid se ha incorporado al ADN de la sociedad
sudafricana y bajo otras formas subsisten las maculas del régimen de dominación
blanca y que sus prácticas represivas han sido trasvasadas al sistema político
representativo de la mayoría. Un apartheid de castas no es mejor que uno de
colores.
Por una
lamentable paradoja, el más sólido de los países negros, la única economía
emergente del continente, un Estado que aporta la cuarta parte del PIB africano
y el que cuenta con la vanguardia política más madura y esclarecida y con una
poderosa base económica, se desliza peligrosamente por la pendiente del
neoliberalismo, la corrupción y la tentación a confiar las soluciones en el
capital transnacional, asumiendo que ser estadísticamente rico, figurar en el
G-20 constituye una meta histórica.
África
está gobernada por la tercera o cuarta generación de líderes encumbrados
después de la independencia (para los casos de las ex colonias portuguesas,
Namibia, Zimbadwe y Sudáfrica la segunda). En muchos casos son todavía los
herederos de las generaciones históricas que sin embargo, en muchos casos han
experimentado mutaciones que los han convertido en oligarquías adineradas y corruptas,
nacidas no de la colonización y del tráfico de esclavos sino en la vida
independiente.
Las
recientes lecciones de países de África del Norte que parecían co
nsolidados
como Egipto, Libia y Túnez, como antes lo fueron las de Etiopia, Zaire, Eritrea,
Ruanda y Burundi, Sierra Leona, Liberia, Costa de Marfil, más recientemente
Sudan y Malí y otros que aportan evidencias del papel negativo de las elites
gobernantes que en lugar de encabezar a sus pueblos, se suman a quienes los
explotan y oprimen.
Ojalá
Sudáfrica no recorra esos caminos. Allá nos vemos.
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