UNA NUEVA LÍNEA EN LA ARENA
Escribe
PEPE
ESCOBAR (*)
Asia
Times Online
Publica:
“Rebelion”
Tradujo:
GermanLeyens
2 de
agosto de 2012
(SACADO
de CONTEXTO)
(*)PEPE
ESCOBAR - Es un reconocido escritor,
periodista y un documentado analista geopolítico Corresponsal itinerante de Asia Times y
analista político para the Real News. Ha cubierto el conflicto en Libia entre muchos otros. Autor de
Globalistan: How the Globalized World is Dissolving into Liquid War (Nimble
Books, 2007) y Red Zone Blues: a snapshot of Baghdad during the surge. Su
último libro es Obama does Globalistan (Nimble Books, 2009)
Investigadores,
periodistas independientes, observadores trabajando sobre el terreno, desde la
misma Siria, confirman cada día con sus testimonios, análisis lógicos y otros
materiales gráficos que los famosos «rebeldes sirios» —que tanto apoya la
prensa comercial— no son en su mayoría otra cosa que una gran banda de Contras
mercenarios fundamentalistas asesinos financiados por los EEUU y por algunas
potencias europeas ávidas de dominación y en coordinación con las monarquías
petrodólares déspotas del Golfo vasallas de Occidente, todos operando contra
Siria principalmente desde territorio turco, israelí y jordano.
A
principios del siglo pasado se trazó una línea en la arena de Acre a Kirkuk.
Dos potencias coloniales –Gran Bretaña y Francia– se repartieron tranquilamente
el Medio Oriente; todo lo que estaba al norte de la línea para Francia; el sur
era de Gran Bretaña.
Muchos
reveses –y tragedias concéntricas– después, una nueva línea en la arena está
siendo trazada por Arabia Saudí y Catar. Entre Siria e Irak, lo quieren todo. Y
hablemos de retorno de los reprimidos; ahora, como parte del compuesto
OTAN-Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), están en la cama con sus antiguos
amos coloniales.
No
importa lo que pregonen los medios militarizados de Occidente, no hay un juego
final en Siria todavía. Al contrario: el juego sectario no hace más que
comenzar. Es de nuevo el Afganistán de los años 80. Las más de 100 pandillas
fuertemente armadas involucradas en la guerra civil de Siria rebosan de fondos
con los cuales el CCG financia sus granadas rusas propulsadas por cohetes y
compradas en el mercado negro. Numerosos salafistas-yihadistas cruzan hacia
Siria, no solo desde Irak, sino también de Kuwait, Argelia, Túnez y Pakistán,
después de llamados embravecidos de sus imames.
Secuestros,
violaciones y matanzas de civiles favorables al régimen de Asad se están
convirtiendo en la ley del país. Persiguen todavía con más ardor a los
cristianos . Obligan a irse a los exiliados iraquíes residentes en Damasco,
especialmente los que viven en Sayyida Zainab, el vecindario de predominio chií
nombrado así en honor de la nieta del Profeta Muhammad, enterrada en la hermosa
mezquita local. La BBC, dicho sea en su favor, por lo menos informó al respecto
.
Efectúan
ejecuciones sumarias; el viceministro del Interior de Iraq Adnan al-Assadi dijo
a AFP que los guardias fronterizos vieron que el Ejército Libre Sirio (ELS)
tomó el control de un puesto de la frontera y luego «ejecutó a 22 soldados
sirios ante los ojos de los soldados iraquíes».
El
cruce Bab al-Hawa entre Siria y Turquía fue invadido por más de 150 muyahidines
descritos como multinacionales, provenientes de Argelia, Egipto, Arabia Saudí,
Túnez, los Emiratos Árabes Unidos, Chechenia e incluso Francia. Muchos
proclamaron su fidelidad a Al Qaida en el Magreb Islámico (AQIM).
Quemaron
numerosos camiones turcos. Filmaron su propio vídeo promocional. Desfilaron con
su bandera de Al Qaida. Y declararon que toda la zona fronteriza era un Estado
islámico. No hay forma de comprender la dinámica siria sin saber que la mayoría
de los comandantes del ELS no son sirios, sino iraquíes suníes. El ELS solo
pudo ocupar el cruce fronterizo Abu Kamal entre Siria e Irak porque toda la
zona está controlada por tribus suníes visceralmente opuestas al gobierno de
al-Maliki en Bagdad. El libre flujo de muyahidines, yihadistas de la línea dura
y armas entre Irak y Siria ya está más que establecido.
La idea
de que la Liga Árabe –comportándose como portavoz oficial de OTAN-CCG– ofrezca
asilo a Bashar al-Assad podría ser tan ridícula como la de que la CIA supervise
qué grupos muyahidines y yihadistas pueden acceder a las armas financiadas por
Catar y los saudíes.
Al
principio, puede haber sido solo un mal chiste. Después de todo, la oferta del
exilio provino de exactamente los mismos paragones de la democracia, la Casa de
Saud y Catar, que controlan la Liga Árabe y financian a los muyahidines y la
yihad anti-Siria.
Los
muyahidines y yihadistas activos en Irak ahora son «insurgentes iraquíes». Y
los muyahidines y yihadistas activos de Siria siguen siendo los usuales
«rebeldes sirios». Todos han sido sacados del servicio activo como
«terroristas». Según esta lógica el Batman de Colorado también podría ser
descrito como «insurgente».
Tal y
como aparece, los idealizados «rebeldes» sirios, más los insurgentes conocidos
previamente como terroristas, no pueden vencer a los militares sirios, ni
siquiera con la lluvia de dinero y armas de los saudíes y los cataríes.
Tampoco
existe evidencia de que el régimen considere una retirada a las montañas
alauitas del norte de Siria, como lo evoca la discusión colectiva en los blogs
de política exterior. Después de todo los «rebeldes» no controlan ningún
territorio.
Lo
seguro es quién se beneficiará de la progresiva balcanización de Siria. A la
Casa de Saud y Catar les encantaría que la guerra civil se exportara a Iraq y
el Líbano; en sus cálculos extremadamente estrechos, eso podría acabar
produciendo otros regímenes suníes. Por lo tanto hay que esperar que los fondos
saudíes y cataríes compren a cualquier burócrata sirio bien conectado, incluso
a pesar de que la burguesía urbana suní todavía no ha abandonado el barco.
Y a
medida que se extiende la guerra civil, un tsunami de armas seguirá inundando
Jordania, Líbano, Irak y por supuesto Turquía, reforzando grupos guerrilleros
de todo tipo, incluidos los kurdos, una faceta más de la ahora excluida
neo-otomana Turquía que contempla impotente cómo se destruyen los Estados
tallados en la arena por esa línea colonial de los años veinte del siglo
pasado.
Estratégicamente,
será siempre una guerra por encargo, esencialmente de Arabia Saudí contra Irán
con el apoyo de la Casa de Saud a islamistas de todos los colores en
comparación con el apoyo de Catar a «su» Hermandad Musulmana. Pero sobre todo
se trata de EE.UU.-OTAN-CCG contra Irán.
El
presidente ruso, Vladimir Putin, ya lo ha dejado claro: un cambio de régimen es
un anatema, especialmente por un motivo que elude la mayoría en Occidente, los
yihadistas en las puertas de Damasco significa que estarán muy cerca del
Cáucaso, la posible nueva perla de un collar letal tendente a desestabilizar la
Rusia musulmana.
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