EL MAÍZ
NO ES SOLAMENTE
“ALIMENTO
PARA POLLOS”
Escribe
ANA
ISABEL ORTÍZ (*)
Centro
de Investigación CIPCA
Fuente:
ADITAL
2 de
agosto de 2012
(*) ANA ISABEL ORTIZ. Docente Investigadora de la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno. Coordinadora
de CIPCA (Centro de Investigación y Promoción del Campesinado) Por una Bolivia
Democrática, Equitativa e Intercultural. La Regional La Paz desde 1971 trabaja
en el Altiplano paceño con el pueblo indígena aymara. La Regional Cochabamba desde 1976 cubre la
problemática campesina de los valles interandinos, de clima templado pero con
la tierra muy fragmentada Es una organización no gubernamental de desarrollo,
fundado en 1972. Informes en www.cipca.org.bo/
La
seguridad alimentaria con soberanía sigue siendo un reto de difícil
consecución. Sólo en el continente americano más del 9% de su población
(aproximadamente 53 millones de personas) padece hambre crónica y son los
sectores rurales los que presentan una mayor vulnerabilidad.
En
Bolivia, si bien se abastece actualmente la demanda de productos alimenticios
catalogados de primera necesidad (azúcar, carne, arroz, pan, papa, entre
otros), garantizar de forma sostenible la accesibilidad a alimentos sanos,
adecuados, nutritivos y en cantidad suficiente sigue siendo un desafío.
Recordemos que hace un año, el desabastecimiento y alza de precios golpeaban la
economía familiar con fuerza y provocaban una mayor importación de alimentos,
destacando las compras de maíz.
Cuando
se visualiza el valor y aporte del maíz en la alimentación de la población
boliviana, se tiende solamente a reconocer su influencia en el precio y
producción de la carne de aves y otros animales de granja. Se volvió común
identificar al maíz como un "alimento de pollos”.
Sin negar que el maíz
tiene importancia en la alimentación animal, en una reciente investigación
realizada por el Centro de Investigación y Promoción del Campesinado CIPCA, se
puede evidenciar que la variedad de maíces sigue siendo importante para el
consumo humano; infinidad de platillos y bebidas a base de este cereal son
elaborados de forma artesanal o industrial.
También, se habría incrementado el
consumo en mote, choclo, pipocas, api, y otros productos con mayor
reconocimiento en los mercados nacionales y con alta demanda en el área urbana
y rural. En el área urbana son requeridos como alimentos listos para el
consumo, esto hace que muchas familias generen sus ingresos económicos diarios
por la preparación y venta de dichos productos.
En el
área rural, principalmente de los Valles y el Chaco, se estima un consumo per
cápita de 50 kilos por año. Las formas de preparación y consumo se mantienen
vigentes, y el rubro está ligado a sus rituales sagrados, leyendas, costumbres,
en fin, es parte de su identidad cultural.
En este
complejo "mundo de maíz”, se encuentran más de un centenar de variedades
denominadas tradicionales que pese a su rol en la alimentación humana y su alto
potencial comercial, se encuentran eclipsadas por las estadísticas del maíz
amarillo duro usado con preferencia para la alimentación de animales.
Preocupa
que sean escasas las investigaciones sobre estas variedades nativas,
especialmente en la preservación y recuperación de estos materiales; que su
producción esté estancada y con riesgo de disminuir por la ampliación del
monocultivo propio de la agricultura extensiva y el poco fomento a la
agricultura familiar indígena-campesina, que trabaja y mantiene la diversidad
de maíces.
También hay que advertir que en muchas comunidades rurales se está
desplazando las semillas nativas por variedades mejoradas y que responden más
–en muchos casos sólo- al mercado que a la alimentación. Una adecuada combinación
y diversificación podría sentar bases más sólidas para la seguridad
alimentaria.
Jueves,
02 Agosto 2012.
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