LOS 86
DE FIDEL
Escribe
ARMANDO
HART DÁVALOS (*)
Fuente:
"CubaDebate”
12
de agosto 2012
(*) ARMANDO HART DÁVALOS (La Habana- 1930) Escritor y
político cubano. Fue Ministro de Educación y de Cultura, y actualmente preside
la Sociedad Cultural José Martí- es un ex dirigente estudiantil reformista,
abogado, revolucionario. educador cubano. Dirigente del Movimiento
Revolucionario 26 de julio. Un hombre que ha estado comprometido con la
revolución cubana de Fidel Castro.
Un
nuevo aniversario del natalicio de Fidel, esta vez el 86, nos incita a
reflexionar sobre el inagotable caudal de ideas y enseñanzas que nos brinda su
batallar incesante durante casi siete décadas en el terreno de la política.
Cuando
parecía que un gravísimo problema de salud, con alto riesgo para su
sobrevivencia, lo apartaría definitivamente, no solo de sus responsabilidades
al frente del Partido y el Gobierno del país sino también de cualquier
actividad pública, supo, con un tesón y voluntad inimaginables, sobrepasar
aquella prueba terrible y continuar su lucha, en otro plano, por las ideas que
en favor de Cuba y de la humanidad siempre había defendido. Así, en su
Reflexión del 31 del julio del 2007, expresaba: La vida sin ideas de nada vale.
No hay felicidad mayor que la de luchar por ellas.
Esa
voluntad de acero, esa firmeza en la defensa de las ideas más justas, no solo
para su país sino también para la humanidad, ese apego invariable a los
principios que han dado fundamento a su accionar político a lo largo de toda su
vida es lo que hace de Fidel un gladiador imbatible y una figura de talla
universal. La reciente Conferencia de las Naciones Unidas sobre Desarrollo
Sostenible Río+20 ha venido a subrayar, una vez más, la justeza de sus ideas y
su trascendencia como líder mundial.
Muchos
le rindieron homenaje, en ese marco, a Fidel Castro, que figura entre los
primeros estadistas que comenzó a estudiar y alertar acerca de la catástrofe
que se nos avecinaba y a promover acciones que permitieran detener y revertir,
antes de que sea demasiado tarde, los acelerados cambios climáticos que atentan
contra la existencia de la humanidad.
Como un
monumento a su dedicación y a su visión estratégica del tema nos ha quedado lo planteado
por él, hace ahora 20 años, en aquella Cumbre de la Tierra, en junio de 1992,
en Río de Janeiro: «Una importante especie biológica está en riesgo de
desaparecer por la rápida y progresiva liquidación de sus condiciones naturales
de vida: el hombre».
Gracias
a esa visión estratégica de Fidel nuestro país está hoy a la vanguardia en la
lucha por desarrollar una mayor conciencia acerca de los graves peligros que
amenazan el precario equilibrio que hace posible la vida en nuestro planeta.
Sus más recientes Reflexiones subrayan la necesidad de alcanzar un desarrollo
sostenible combatiendo la pobreza y la desigualdad social así como la
contradicción entre la existencia del sistema capitalista imperialista
depredador del medio ambiente y la supervivencia de la humanidad. El brillante
discurso pronunciado en esa Cumbre por Raúl Castro dio continuidad, en las
condiciones actuales, a esa política invariable de nuestra Revolución.
Otro
tema que quiero enfatizar en esta ocasión es el referido a la importancia que
ha concedido siempre Fidel al papel de la juventud y a su formación
revolucionaria. En su intervención precisamente en el Aula Magna de la
Universidad de La Habana, en ocasión del 60 aniversario de su ingreso a ese
centro, el 17 de noviembre de 2005, se refería a ese necesario relevo
generacional señalando:
«Aquí
hemos estado hablando de acontecimientos de nuestras vidas, de nuestra
universidad, de nuestra Alma Máter, de los que llegamos hace algunas decenas de
años y los que están hoy aquí, que ingresaron en el primer año o que están a
punto de graduarse, o algunos se han graduado ya y están desempeñando funciones
que otros, con menos experiencia, no podrían realizar».
Y más
adelante apuntaba:
«Ojalá
yo tuviera más tiempo para hablar, pero este ahora de ahora es un ahora sin
precedente, es una hora muy distinta de todas las demás, en nada se parece a la
de 1945, en nada se parece a la de 1950 cuando nos graduamos, pero poseedores
ya de todas aquellas ideas de las que hablé un día, cuando afirmé con amor, con
respeto, con entrañable cariño, que en esta universidad, donde llegué
simplemente con un espíritu rebelde y algunas ideas elementales de la justicia,
me hice revolucionario, me hice marxista-leninista y adquirí los sentimientos
que a lo largo de los años he tenido el privilegio de no haberme sentido nunca
tentado, ni en lo más mínimo, a abandonarlos alguna vez.
Por eso me atrevo a
afirmar que no los abandonaré jamás».
Estas
ideas de Fidel me confirman la pertinencia de la necesidad de continuar el
diálogo de generaciones en el que intervengan quienes traemos la experiencia
vivida como partícipes en la vida política en la segunda mitad del siglo XX y
los que asumen responsabilidades crecientes en estos inicios del XXI y
desarrollarán su vida política hasta bien entrado el mismo, como una garantía
de la continuidad histórica de la Revolución. Se trata, de hecho, de un
intercambio de experiencias entre dos siglos.
Nuestros
hijos y descendientes, aquellos que vivirán bien entrado el siglo XXI, reclaman
de nosotros una acción y un pensamiento fundamentado en la cultura de
emancipación que tiene en el pensamiento de Martí y de Fidel su orientación
cardinal. Solo los malvados y los mediocres renuncian a este glorioso empeño.
Estamos obligados por mandato de la historia a preservar la memoria histórica
de nuestro pueblo y a transmitir ese legado a las nuevas generaciones.
Este es
mi homenaje a Fidel en su aniversario 86, que lleva a Martí en la mente y el
corazón desde sus primeras lecturas del Apóstol, que ha sido su mejor discípulo
y que ha enriquecido su ideario con el conocimiento y las vivencias de la
práctica política en la segunda mitad del siglo XX y en estos inicios del XXI.
Él ha
estudiado e interpretado su pensamiento con profundidad y ha volcado ese conocimiento
en el difícil arte de hacer política en función de los intereses del pueblo. Me
he propuesto dedicar lo que me queda de vida al objetivo de trasladar a las
nuevas generaciones las enseñanzas de más de 50 años de lucha por nuestra plena
y total dignidad y soberanía. Mi único mérito, y para mi es bastante, ha sido y
es haber estado junto a la Revolución de Fidel y orientado por las enseñanzas
de Martí.
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