HAY PLANTEADOS?
Escribe
JOAN
MARTÍNEZ ALIER (*)
Fuente:
“ADITAL”
4 de
agosto 2012
(*) -
JOAN MARTÍNEZ ALIER (Barcelona,
España, 1939) es un economista catalán. Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales
de la Universidad Autónoma de Barcelona, coordinador del proyecto EJOLT.
Es
uno de los pioneros y fundadores del ecologismo político, una corriente de
académicos y activistas que asegura que “El ecologismo igualitarista enraizará
sobre todo entre los desposeídos del mundo…” es
un referente no sólo por la totalidad de su trayectoria (y lo prolífico de sus
trabajos docentes y científicos) sino especialmente por la dedicación que aporta a la concientización sobre la crisis alimentaria
mundial. Autor
de "El ecologismo de los pobres: conflictos ambientales y lenguajes de
valoración"
Hay
muchísimos conflictos pero, aunque parezca mentira, no los cuenta nadie, ni el
Pnuma ni el PNUD ni los grupos ecologistas. Hay estimaciones de varios miles.
Si ponemos criterios estrictos y sólo contamos conflictos que abarquen a
decenas de personas, o conflictos que salgan en la prensa, o conflictos que han
causado muertos, el número se reduce, pero sigue siendo grande.
Es
erróneo buscar causas locales o nacionales de esos numerosos conflictos. Sus
raíces están en el aumento del metabolismo social (los flujos de materiales y
energía) que llega a los últimos confines.
En esas fronteras de la extracción
hay gente pobre, hay muchas veces indígenas que protestan, como en el cerro
Wirikuta, en México, o en la Niyamgiri Hill, en Odisha, India.
Mientras en Perú
el gobierno de Ollanta Humala ve ex terroristas de Sendero Luminoso o del MRTA
detrás de esos movimientos, justo al lado, en Ecuador o en Bolivia, se acusa a
las ONG derechistas financiadas por dinero europeo o estadunidense.
Mientras,
las víctimas del ecologismo popular van cayendo una tras otra.
Y como
hay tantos conflictos, surgen redes de información y apoyo como la REMA en
México, como Ocmal (Observatorio de Conflictos Mineros de América Latina).
Las
compañías mineras a veces son nacionales, ya sea privadas (los Benavides, en
Perú, o el Grupo México) o estatales (como Codelco, de Chile). A menudo son
extranjeras, de Estados Unidos o Canadá, de Australia o Europa, y también
llegan de China.
El 5 de marzo de 2012 ocurrió en Quito un hecho sin
precedente: un grupo de valientes mujeres ambientalistas okupó durante unas
horas la embajada de la China para protestar el contrato que permitiría empezar
operaciones en una mina de cobre a cielo abierto, El Mirador, en la Cordillera
del Cóndor, en el sudeste de la Amazonia ecuatoriana, en territorio shuar.
El
embajador se portó correctamente. Uno imagina su asombro. Debía preguntarse,
¿ésas vienen por el Tíbet? ¿Vendrán por algún disidente en China? Tal vez
adivinó que ya venían por el imperialismo chino. Por primera vez.
La
causa de los conflictos de minería, al igual que los conflictos por extracción
de petróleo o gas, o los conflictos por extracción de biomasa (deforestación,
agrocombustibles, plantaciones de eucaliptos para pasta de papel...) no está en
el neoliberalismo, como se suele decir.
La causa es el aumento del metabolismo
social. Da la mismo que la economía mundial siga una política neoliberal o que
siguiera una senda keynesiana y socialdemócrata. De hecho, no podemos decir que
la economía de China sea una economía neoliberal. ¿El embajador de China en
Quito será representante de un partido neoliberal comunista, o tal vez
representa un capitalismo de Estado? El hecho es que está detrás del cobre y el
petróleo.
En
tantas protestas, hay muchas veces muertos. Por lo menos 10 ecologistas
populares perdieron la vida en Perú, en Filipinas, en Brasil mismo; sabemos sus
nombres, al tiempo que en junio de 2012 se reunía la conferencia internacional
Río+20. De esas injusticias ambientales, de esos muertos, no se habló en esa
conferencia oficial.
Muchas
veces hay muertos en los conflictos ambientales. Pero también hay resistencia y
a veces hay ejemplos exitosos de cómo parar proyectos o proponer alternativas.
Así ocurrió en otro proyecto minero de cobre en Ecuador, en Intag, en el norte
del país.
Surgen
nuevos activistas y líderes, como Marco Arana, en Perú, brutamente detenido el
4 de julio de 2012 por la policía en la plaza de armas de Cajamarca (muy cerca
del llamado cuarto del rescate donde se dice que Atahualpa hizo depositar oro
para calmar infructuosamente a Pizarro).
Marco Arana se manifestaba contra el
proyecto Conga de la minera Yanacocha de la Newmont (de Estados Unidos),
proyecto apoyado por el presidente Humala y al cual se oponen las autoridades
regionales elegidas y muchos pobladores.
Marco Arana se sentó en un banco de la
plaza, lo acompañaba un periodista y un custodio personal, tres personas
solamente. Se puso un cartel, Vida sí, oro no.
Se quedó sentado pacíficamente.
Unos 15 policías vestidos como para la guerra lo atacaron físicamente, lo
detuvieron, lo golpearon. Lo dejaron en libertad al cabo de 12 horas con un
maxilar fracturado. Como él mismo dijo, si a él, dirigente del movimiento
Tierra y Libertad (recientemente legalizado como partido político), reconocido
internacionalmente, le ocurrió eso a la vista de periodistas que inmediatamente
pusieron en YouTube un video de la brutal detención, pensemos qué le puede
ocurrir a cualquier campesino de una aldea remota.
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