martes, 26 de febrero de 2013

ES LUGAR COMÚN, CADA VEZ MÁS REPETIDO: LOS TRABAJADORES PERDEMOS POR GOLEADA ESTE ÚLTIMO ASALTO DE LA LUCHA DE CLASES QUE LLAMAMOS CRISIS; Y LO POR CULPA DE ESE DESIGUAL REPARTO DEL MIEDO: TODO PARA NOSOTROS, NADA PARA ELLOS.

¿EL MIEDO VA A CAMBIAR DE BANDO?

Escribe ISAAC ROSA (*) Fuente “eldiario.es” Lunes 25 de febrero 2013

(*) ISAAC ROSA –(1974, España, Sevilla). Escritor. Vivió en Extremadura y actualmente reside en Madrid. Autor de novela "El vano ayer" (Premio Rómulo Gallegos 2005) «La mano invisible» (2013) en el que desnuda el mundo laboral para dejar al descubierto su lado más tóxico- Acaba de presentar "El país del miedo" en el Premio Mandarache. Periodista. Es columnista habitual del diario “Público” “eldiario.es”.”Marea” “Hora25” y “El Jueves”. Cadena SER. Miembro del colectivo @_quehacemos.

Lo dijo Alfon, el joven vallecano detenido y encarcelado dos meses en régimen FIES por su participación en la huelga general. Lo advirtió a la salida de la cárcel: “El miedo va a cambiar de bando”. Lo cantan también Los Chikos del Maíz y Habeas Corpus: “El miedo va a cambiar de bando”. Y en terrenos más integrados, lo decía también Izquierda Unida en un vídeo contundente hace unos meses: “La crisis acabará cuando el miedo cambie de bando”. Que a este lado hay miedo, es obvio: miedo a que te despidan, a que te echen de tu casa, a hundirte en la miseria, a perderlo todo y aun seguir debiendo. Y algo más arriba, en la frágil clase media, miedo a descender, a perder un nivel de vida y un bienestar que parecía ya consolidado, miedo al futuro, a qué será de nosotros y de nuestros hijos.El miedo no suele ser un agente revolucionario, con pocas excepciones (se me ocurre el Gran Miedo francés de 1789, que provocó revueltas y aceleró la abolición del feudalismo). Por lo general las revoluciones son posibles cuando el miedo al presente es mayor que el habitual miedo a cambiarlo todo de golpe y entrar en terra incognita. Si el proletariado fue alguna vez un sujeto revolucionario lo fue más bien por su falta de miedo, por no tener ya nada que perder. Entre otras cosas, porque en el fondo la mayoría seguimos fantaseando con que la salida de la crisis será un regreso a la casilla inicial, como despertar de una pesadilla. No aceptamos que aquellos, como las oscuras golondrinas, no volverán. ¿Y la clase política dirigente? ¿De qué puede tener miedo un ministro, un comisario europeo, un diputado, un alcalde, un gobernador del Banco de España, una delegada del Gobierno?  Pero además, entre ellos el riesgo de caída es pequeño, y la posibilidad de llegar al suelo es escasa.

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