lunes, 11 de febrero de 2013

MIENTRAS LAS GRANDES CADENAS DE MODA SEDUCEN CLIENTES, OBRERAS DE CHINA, MARRUECOS, BANGLADESH, HONDURAS O RUMANÍA CONFECCIONAN ROPAS DURANTE MÁS DE 12 HORAS DIARIAS, POR SALARIOS QUE DISIMULAN LA ESCLAVITUD

DE MANCHESTER A BANGLADESH
TRAPOS SUCIOS DE LA MODA FINA GLOBAL

Escribe ALBERT SALES  CAMPOS (*) Fuente Revista “Pueblos” Nº 55 Primer trimetre 2013 http://www.revistapueblos.org/?p=12458 Lunes 11 de febrero 2013 –Publica “Rebelion”

(*) ALBERT SALES CAMPOS – Periodista, politologo- Universitat Pompeu Fabra - Ciencias Políticas y Sociales. Sociologia. Profesor asociado.Temas   “Reflexions sobre el capitalisme contemporani”  “Las marcas y el negocio global de la moda”  Activista en la “Campaña Ropa Limpia”, contra explotación en el trabajo textil y las maquilas.

El 8 de marzo de 1857 un grupo de obreras textiles recorría los barrios más ricos de Nueva York. Protestaban por sus condiciones laborales. El 8 de marzo de 1908, 146 obreras morían en un incendio provocado en la fábrica Cotton de Nueva York. Desde entonces, el 8 de marzo se conmemora el Día Internacional de la Mujer Trabajadora. A mediados del siglo XIX y durante las primeras décadas del XX, las trabajadoras de EE UU y Europa reclamaban una jornada laboral de 10 horas, permisos de maternidad y lactancia, la prohibición del trabajo infantil, el derecho a una formación profesional y a formar parte de un sindicato. El siglo XIX dejaba acuñado el término capitalismo manchesteriano. El prototipo de un capitalismo en estado puro, de explotación salvaje, que había caracterizado la actividad fabril de la ciudad inglesa. En 2013 Manchester está en Bangladesh. La primera gran oleada de deslocalizaciones del sector de la confección se produjo en los 70 y tuvo como países receptores Corea del Sur, Taiwán, Singapur, Hong Kong y Túnez. En los años 80, una segunda oleada deslocalizadora abandona los “tigres asiáticos” y se desplaza a países como Sri Lanka, Filipinas, Bangladesh, Tailandia e Indonesia. Mientras América Central y México pasan a ser áreas clave para proveer de ropa las tiendas estadounidenses, Turquía, Túnez y Marruecos se convierten en los talleres de costura del mercado europeo. A finales de los 90 entran en escena otros países productores, como Botswana, Kenia, Tanzania, Uganda, Camboya, Laos o Birmania.

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