sábado, 2 de marzo de 2013

LO QUE SE LLAMA «POSMODERNIDAD», ES LA FASE MÁS AVANZADA Y DECADENTE DE LA BURGUESÍA MUNDIAL. DESTRUYE EL PRESENTE, QUIERE DESTRUIR TAMBIÉN EL FUTURO. MUESTRA FALTA DE COMPROMISO CON LA TRANSFORMACIÓN Y UN DESINTERÉS POR UNA HUMANIDAD MEJOR

LA EROSIÓN DE LAS FUENTES DE SENTIDO

Escribe LEONARDO BOFF (*) lboff@leonardoboff.com  Viernes 1º de marzo 2013


 (*)LEONARDO BOFF (BRASIL)Teologo, filósofo y escritor Es uno de los fundadores de la Teología de la Liberación.En 1985, la Congregación para la Doctrina de la Fe, dirigida por el Ratzinger (hoy Papa) le silenció por un año por su libro “La Iglesia, Carisma y Poder”, que criticaba la Doctrina de la Iglesia . Es profesor de, ética y filosofía en Brasil. Conferencista en muchas universidades , como Heidelberg, Harvard, Salamanca, Barcelona, Lund, Lovaina, París, Oslo, Turín. Ha escrito más de 100 libros, traducidos a muchas lenguas. En 1997, el Parlamento Sueco le otorgó el premio Right Livelihood

 Se ha dicho, con verdad, que el ser humano está devorado por dos hambres: de pan y de espiritualidad. El hambre de pan es saciable. El hambre de espiritualidad, sin embargo, es insaciable. Estos valores, no conocen límites en su crecimiento. Hay un anhelo infinito que late dentro de nosotros.. Centrarse excesivamente en la acumulación y el disfrute de bienes materiales acaba produciendo gran vacío y decepción. Fue la conclusión a la que llegaron unos analistas de la Universidad de Lausana. Algo dentro de nosotros clama por algo más grande y más humanizador. En esta dimensión se plantea la cuestión del sentido de la vida. Es una necesidad humana encontrar un sentido coherente. El vacío y el absurdo producen ansiedad y sentimientos de soledad y desarraigo.  En todas partes del mundo, la gente está elaborando sentidos para sus vidas y sufrimientos, buscando estrellas-guía que le indiquen un norte y le abran un futuro esperanzador. Podemos vivir sin fe, pero no sin esperanza. Pero las instancias que históricamente representaban la construcción permanente de sentido, han entrado modernamente en erosión. Nadie puede decir con seguridad lo que es bueno o malo en este bloque planetario de la historia humana. Las filosofías y caminos espirituales respondían a esta demanda fundamental del ser humano. Pero en gran parte se han fosilizado y perdido este impulso creador. Se sofistican sí cada vez más sobre lo ya conocido, repensado y redicho siempre de nuevo, pero desprovistas de coraje para diseñar nuevas visiones, sueños prometedores y utopías movilizadoras.

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