lunes, 29 de abril de 2013

MADURO TIENE QUE LANZAR UNA CONTRA-OFENSIVA POLÍTICA, CON CENTRO EN EL TERRENO DE LAS POLÍTICAS PÚBLICAS, IGNORANDO LAS PROVOCACIONES

LA “ESTRATEGIA GUERRILLERA”
DE LA DERECHA EN VENEZUELA

Escribe ATILIO A. BORON(*) 
Fuente BLOG del autor –
Domingo 28 de abril 2013

(*) ATILIO BORON – Escritor. Economista y periodista argentino. Analista y politólogo. Director del Programa Latinoamericano de Educación a Distancia en Ciencias Sociales (PLED).  Premio Internacional de la UNESCO José Martí. Centro de Estudios Martianos, La Habana, 2009. Profesor Regular Titular de Teoría Política y Social, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires desde 1986. Autor entre otros de La Filosofía Política Moderna.


Los hechos, colocaron al gobierno chavista a la defensiva o, cuando menos, en un estado de alerta ante las amenazas que se ciernen sobre el futuro de la Revolución Bolivariana. Duele decirlo, pero más dolería contemplar el inesperado y dramático final de un proceso revolucionario tan significativo como el lanzado por el Comandante Hugo Chávez por no haberse adoptado a tiempo las medidas correctivas imprescindibles para preservarlo. La existencia de un amplio entramado de organizaciones populares nacidas durante el gobierno del Presidente Chávez bien podrían ser los bastiones fundamentales que aseguren la continuidad del proceso revolucionario. Todos los clásicos del marxismo comprendieron muy bien el notable paralelismo existente entre el arte de la guerra y la lucha política

No se les escapaban las diferencias, pero tampoco pasaban desapercibidas sus semejanzas; por eso, tomaban nota de las enseñanzas que aportaba la historia militar. Observaron, por ejemplo, que cuando una fuerza social y numéricamente inferior quiere atacar a un ejército poderoso y bien organizado debe apelar a formas no convencionales de lucha. Las tácticas de la guerrilla son precisamente eso: ataques inesperados, sorpresivos, puntuales, seguidos de una rápida retirada, dejando en el campo de batalla a un enemigo lastimado y, sobre todo, desmoralizado. Eso es precisamente lo que con mucha astucia (y absoluta inescrupulosidad) ha venido haciendo la derecha en Venezuela al lanzar un torrente de ataques –desde denuncias y agresiones verbales hasta sabotajes económicos, asaltos a recintos asociados al PSUV o a los centros de salud de la “Misión Barrio Adentro” y “asesinatos ejemplarizadores”- que lograron debilitar el entusiasmo y la moral revolucionaria de las fuerzas chavistas, lo cual se vio reflejado en el voto del 14 de Abril.

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