COYUNTURA ARGENTINA (2)
A LOS 10 AÑOS
DEL KIRCHNERISMO
Escribe
JULIO CESAR GAMBINA (*)
Fuente BLOG del autor - http://juliogambina.blogspot.com/
26 de
mayo 2013
(*)GAMBINA
JULIO CESAR – Doctor en Ciencias Sociales (UBA) Profesor de Economía Política
en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Rosario, Presidente de
la Fundación de Investigaciones Sociales y Políticas, FISYP, e Integrante del
Comité Directivo del consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, CLACSO.
Miembro del Consejo Académico de ATTAC-Argentina y dirige el Centro de Estudios
Formación de la Federación Judicial Argentina.
Al
cumplir una década de gobiernos kirchneristas, la política económica se ejerce
desde la intencionalidad de mantener el nivel de actividad ante la
desaceleración económica; la disputa
con los empresarios por el control de los precios; la captura de dólares para
cancelar deuda y la factura de combustibles; junto a problemas estructurales
que definen el modelo productivo y de desarrollo, La cuestión de fondo
es que la economía argentina no crece a buen ritmo y ya no genera empleos,
incluso los pierde, con el índice del desempleo en ascenso, tal como mide el
INDEC. Por eso se apuesta a políticas
activas que favorezcan el consumo popular, agredido por el crecimiento de los
precios, que afectan especialmente a los más pobres y de menores ingresos. Queda
claro que la evolución de los precios es un problema de la
coyuntura, y las
medidas de acuerdo o de control militante lo prueban, pero se insiste en
reconocer la mentira estadística. Es
que el capitalismo de época se asocia crecientemente al delito, a la fuga de
capitales y la trata de personas, la droga, y múltiples formas de negocio que
incluye la corrupción. El dato sustancial es que la batalla por el dólar es una
disputa entre las clases dominantes. Es un juego en el que no entran los de
abajo. El gobierno necesita los dólares porque no los fabrica y sus
fuentes genuinas fallan, sea por la tendencia al achique del superávit
comercial, el ingreso de divisas por inversiones que son esquivas, y la
ausencia de crédito internacional barato. La
urgencia de hacerse de dólares es para cumplir con las exigencias de una deuda
externa pública que condiciona fuertemente a la economía local y la agigantada
factura de combustibles ante la crisis energética local.
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