NO CONOCE LA CRISIS
Escribe
EMRAH KAYNAK
Periodista. Sociologo,
Escritor
publica en “Rebelión” http://www.rebelion.org/
20 de junio 2013
Vivimos
en una época donde los nuevos ídolos, resonancia de la vacuidad, se llaman
Steve Jobs, París Hilton, Cristiano Ronaldo, Lady Gaga. Apoyada por una
maquinaria implacable, la incultura de masa regida por la prohibición de pensar
hipnotiza la juventud mundial. Ninguna
contra-educación formal puede hacer frente a este torrente de imágenes y de
sonidos acumulativos que domina la cotidianidad de cada uno. Deporte,
televisión, publicidad hicieron los pilares de la manipulación de las
conciencias. Desde hace tiempo, la industria del espectáculo “es
el suspiro de la criatura oprimida, el corazón de un mundo sin corazón y el
alma de las condiciones más desalmadas”. Es el nuevo opio del pueblo
para
repetir la famosa cita de Marx relativo a la religión. Por su carácter divertido, la industria
cultural es un regulador social, a la vez manifestación de la inepcia
existencial y compensación con efecto sedativo. El deporte-espectáculo
moviliza más que nunca capitales inverosímiles y masas magnetizadas por la
pantalla, distrayéndoles de su
miserable realidad social. Nada peor para desperdiciar el tiempo que
las misas deportivas que colonizan el espacio público y canalizan la energía de
las masas. Ávidos de poder, empresas
multinacionales, incluso Estados (Dubaï, Qatar) especulan sin contar con este
proceso innoble de embrutecimiento. Qatar, organizador de la copa del
mundo 2022 para un coste astronómico valorado a 50 mil millones, desarrolló una
ambiciosa diplomacia deportiva tomando posesión del club de Paris Saint-Germain
y creando una red de difusión televisada planetaria. “El mismo contenido ideológico dominante, a menudo exclusivo, de los
grandes medios de comunicación, comentarios políticos, los chismes
periodísticos, las conversaciones diarias (incluido los intelectuales dichos de
izquierda), el espectáculo deportivo aparece como una propaganda ininterrumpida
para la brutalidad, el embrutecimiento, la vulgaridad, la regresión intelectual
” nos explica el sociólogo francés Jean-Marie Brohm.
( La nota completa de
Emrah Kaynak )
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