ESPÍRITU DE SAN FRANCISCO
Escribe
LEONARDO BOFF (*) lboff@leonardoboff.com
Viernes 7 de junio 2013
(*)LEONARDO BOFF (BRASIL) Teólogo, filósofo y
escritor Uno de los fundadores de la Teología de la Liberación. n 1985, la
Congregación para la Doctrina de la Fe, dirigida por el Ratzinger (ex Papa) le
silenció por un año por su libro “La Iglesia, Carisma y Poder” . Profesor de,
ética y filosofía en Brasil. Conferencista en muchas universidades, como
Heidelberg, Harvard, Salamanca, Barcelona, Lund, Lovaina, París, Oslo, Turín. Escribió
más de 100 libros, traducidos a muchas lenguas. En 1997, el Parlamento Sueco le
otorgó el premio Right Livelihood
Debido
a que el actual Papa ha elegido el nombre de Francisco, mucha gente ha vuelto a
interesarse por esta figura singular, tal vez una de las más luminosas que el
cristianismo y el propio Occidente ha producido: Francisco de Asís. Algunos lo
llaman el "último cristiano" o "el primero después del Único”,
es decir, de Jesucristo. Seguramente
podemos decir que cuando el cardenal Bergoglio eligió este nombre quería
indicar un proyecto de Iglesia en la línea del espíritu de san Francisco. San Francisco optó por vivir el evangelio
puro, literalmente, en la pobreza más extrema, con una sencillez casi ingenua,
con una humildad que lo situaba junto a la Tierra, al mismo nivel de los más
despreciados de la sociedad. Se le atribuye esta frase: “deseo poco, y lo poco
que deseo lo deseo poco”. En realidad no era nada. Se despojó de cualquier
título. Se consideraba “estúpido, mezquino, miserable y vil". Este camino espiritual fue vivido a duras
penas, ya que cuantos más seguidores acudían, más se oponían a él, reclamando
conventos, normas y estudios. Resistió como le fue posible, y
al final tuvo que
rendirse a la mediocridad y la lógica de las instituciones que presuponen
reglas, orden y poder. Pero no renunció a su sueño. Frustrado, volvió a servir
a los leprosos, dejando que su movimiento, contra su voluntad, fuese
transformado en la Orden de los Frailes Menores. La humildad ilimitada
y la pobreza radical le permitieron una experiencia que viene al encuentro de
nuestras preguntas: ¿es posible recuperar la atención y el respeto por la
naturaleza? La pobreza y la humildad
así practicadas no tienen nada de santurronería. Suponen algo previo: el
respeto sin restricciones a cada ser. Lleno de devoción, quita a la lombriz del
camino para que no sea pisoteada, sujeta una rama rota para que se recupere, en
invierno alimenta las abejas que revoloteaban perdidas.
¿BASTA QUE EL PAPA CAMBIE SUS ROPAS? |
No hay comentarios:
Publicar un comentario