miércoles, 10 de julio de 2013

LA LUCHA LLEGÓ A UN PUNTO ALTO, PERO NO A SU CENIT CUANDO ACABAMOS CON EL APARTHEID

SUDÁFRICA, 
EL PACTO FÁUSTICO DEL ANC
FUE A COSTA DE LOS MÁS POBRES


Escribe 
RONNIE KASRILS (*)
 Fuente “GARA” 
Publica “Rebelion” 
Martes 9 de julio 2013

 (*) RONNIE KASRILS (1938 ,Johannesburgo, Sudáfrica) Ex miembro del comité ejecutivo del ANC y ex ministro de los servicios de Inteligencia de Sudáfrica. Tuvo cargos de responsabilidad dentro del Congreso Nacional Africano durante más de 16 años y fue militante del Partido Comunista Sudafricano desde 1986.

Acomienzos de la década de 1990, los que estábamos en la dirección del ANC cometimos un grave error. Nuestro pueblo sigue pagando el precio.Hoy se conoce a los jóvenes de Sudáfrica como la generación Born Free («nacida libre»). Disfrutan la dignidad de haber nacido en una sociedad democrática, con derecho a votar y a elegir quién gobernará. Pero la Sudáfrica moderna no es una sociedad perfecta.
La igualdad plena -social y económica- no existe, y el control de la riqueza del país está en manos de unos pocos y surgen así nuevos desafíos y frustraciones. A los veteranos de la lucha contra el apartheid, como yo, se les pregunta con frecuencia si, a la luz de esa decepción, el sacrificio valió la pena. Aunque mi respuesta es que sí, debo confesar serias dudas: deberíamos haberlo hecho mucho mejor. Ha habido logros impresionantes desde la conquista de la libertad en 1994: construcción de casas, escuelas e infraestructura, el suministro de agua y electricidad para millones de
personas, la educación y la asistencia sanitaria gratuitas, el aumento de las pensiones y los subsidios sociales, estabilidad financiera y bancaria, y un crecimiento económico lento pero constante (al menos hasta la crisis de 2008). Estos logros, sin embargo, han sido paralelos a la quiebra de la prestación de servicios, que ha provocado violentas protestas de las comunidades más pobres y marginadas; insuficiencias graves y desigualdades en los sectores de educación y salud; un aumento feroz del desempleo; violencia y tortura policial endémicas, vergonzosas luchas por el poder; una alar- mante tendencia al secretismo y al autoritarismo en el gobierno; injerencias
en el poder judicial y amenazas a la libertad de prensa y de expresión. La lucha de liberación llegó a un punto alto, pero no a su cenit cuando acabamos con el régimen del apartheid. Entonces, nuestras esperanzas en nuestro país eran enormes, dada su moderna economía industrial, los recursos minerales estratégicos (no solo el oro y los diamantes), y una clase obrera y un movimiento sindical organizados, con una rica tradición de lucha. Pero ese optimismo minusvaloró la tenacidad del sistema capitalista internacional. De 1991 a 1996, se luchó una batalla por el alma del ANC y al final la perdimos porque se hizo con ella el poder empresarial: la economía neoliberal nos engulló. O, como algunos hoy claman, «vendimos a nuestro pueblo por el camino».
( El análisis completo de Ronnie Kasrils )

No hay comentarios: