EL
PRECIO DE LA VERDAD
THIERRY MEYSSAN(*)
Red Voltaire ( Beirut (Líbano) http://www.voltairenet.org (français Português
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1ro de julio de
2013
(*) THIERRY
MEYSSAN Intelectual francés, Presidente-fundador
de la “Red Voltaire” y de la conferencia Axis for Peace. Sus análisis sobre
política exterior se publican en la prensa árabe, latinoamericana y rusa.
Última obra publicada en español: La gran impostura II. Manipulación y
desinformación en los medios de comunicación (Monte Ávila Editores, 2008).
MIENTRAS
LA PRENSA INTERNACIONAL PRESENTA A EDWARD SNOWDEN SOBRE EL PROGRAMA PRISM Y FINGE DESCUBRIR LO QUE TODO EL MUNDO
SABE, THIERRY MEYSSAN SE INTERESA MÁS BIEN EN EL CASO DEL
GENERAL CARTWRIGHT
izquierdista de Wikileaks, o si incluimos el caso del general
Cartwright, consejero militar del presidente Obama, sometido a investigación
desde el jueves 27 de junio de 2013 bajo la acusación de espionaje. Se
impone aquí un regreso atrás en el tiempo para entender cómo funciona el paso
del «espionaje» a favor de una potencia extranjera a la «deslealtad» hacia la
organización criminal en
la que uno ha trabajado. El presidente de Estados Unidos y Premio Nobel de la Paz
Woodrow Wilson trató de poner en manos del ejecutivo estadounidense el poder de censurar la prensa cuando
están en juego la «seguridad nacional» o la «reputación del gobierno». En
su discurso sobre el Estado de la Unión correspondiente al 7 de diciembre de
1915, Wilson declaró: «Hay ciudadanos
de Estados Unidos … que han vertido el veneno de la deslealtad en las arterias
mismas de nuestra vida nacional, que han tratado de arrastrar al desprecio de
la autoridad y de la buena reputación de nuestro gobierno … de destruir
nuestras industrias …
y de denostar sobre nuestra política en beneficio de
intrigas extranjeras … Carecemos de leyes federales adecuadas … Os exhorto a no
hacer menos que salvar el honor y el respeto de la nación por sí misma. Esas
criaturas de la pasión, de la deslealtad y de la anarquía deben ser
aplastadas.» En materia de
secreto, es importante señalar que Stalin
y Hitler tuvieron conocimiento sobre la existencia del Proyecto Manhattan desde
el momento mismo de su inicio, porque ambos tenían agentes donde había que
tenerlos. Truman, sin embargo, en su calidad de vicepresidente de Estados
Unidos, no fue informado hasta el último momento, o sea después del
fallecimiento del presidente Roosevelt.
( El análisis completo de Thierry
Meyssan )
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