martes, 2 de julio de 2013

SIN NEGROS Y POBRES EN LOS ESTADIOS RECIÉN CONSTRUIDOS, QUE ENRIQUECEN A EMPRESARIOS

EN BRASIL HOY:
EL FIN DEL LETARGO

Escribe 
RICARDO ANTUNES 
Fuente “Viento Sur”
 Publica “Rebelion”
 Martes 2 de julio 2013


Nuestro país conoció luchas políticas y sociales en el decenio de 1980 que atrasaron la implantación del neoliberalismo en Brasil y desembocaron en lo que se ha llamado el decenio perdido, cuando para los movimientos sociales y populares fue exactamente todo lo contrario. Durante esos años tomó auge un sindicalismo de lucha [la CUT, que marca la ruptura con el sindicalismo ligado al estado]. Las huelgas durante este período se desarrollaron en un sentido contrario a la tendencia que dominaba en los países imperialistas. Se empezó a desarrollar un número muy grande de movimientos sociales. Eso reforzó la oposición a la dictadura militar [1964-1968/1968-1985]. Durante el decenio de los años 1990 se
emprendió el neoliberalismo, la reestructuración productiva, la financiarización, la desreglamentación, la privatización y el comienzo de desmontaje de las conquistas sociales.  La presidencia de Lula osciló entre una gran continuidad con la política del gobierno de Fernando Henrique Cardoso y algunos cambios que no tenían ninguna sustancia. El primer mandato de Lula terminó de forma desoladora. Nuestro hombre [Lula], como un fénix, renació de sus cenizas durante su segundo mandato. Terminaba su presidencia con una tasa de aceptación muy elevada. En el mismo momento en que
eligió a su sucesora [Dilma Rousseff], desorganizaba la casi totalidad del movimiento de oposición. Era difícil oponerse al exlíder obrero salido de la metalurgia, cuya solidez se había construido durante los años 1970 y 1980 Aunque Dilma Rousseff, su criatura política, una combinación de Dama de Hierro y de gestora, logró ganar las elecciones, sabemos que le faltaba algo: ese anclaje social que Lula continuaba teniendo.
( La nota completa )

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