LA DESAPARICIÓN DE LAS ABEJAS
Escribe
LUIS MIGUEL ARIZA (*)
Biologo, escritor
(*) LUIS MIGUEL ARIZA – (Madrid 1963) Biologo.Escritor,
Periodista.Se ha dedicado al periodismo científico. Graduado en Ciencias
Biológicas por la Universidad Complutense de Madrid. Máster de
Periodismo de Investigación por la Universidad referida antes. Ha sido jefe de
la sección de Ciencia del diario La Razón.Ha publicado artículos en revistas
como. Scientific American y New Scientist.y es habituial columnista en los
principales medios de la prensa alternativa.
“Sabemos que estos
insectos son indispensables para la subsistencia del género humano, pero
durante décadas nos hemos dedicado a rociar los campos con plaguicidas. Las
abejas nos recuerdan que siempre llegamos tarde”. Dave Hackenberg lleva
ganándose la vida como apicultor desde 1962, cuando decidió
dedicarse a la cría
de las abejas de la miel. Su negocio consiste en transportar sus colmenas a lo
largo y ancho de Estados Unidos a bordo de grandes camiones. Con su gorra
calada, su nariz afilada y el rostro marcado por una vida dedicada al campo,
Hackenberg recorre todos los años miles de kilómetros de costa a costa con sus
panales para polinizar las plantaciones de manzanos de Pensilvania –donde tiene
su casa de Verano– o los extensos cultivos de almendras de California, a
principios de la Primavera. En Otoño de 2006, Hackenberg se desplazó a Florida,
donde tiene su casa de Invierno, para que sus abejas se ocuparan de fertilizar
los amplios cultivos de calabazas. Sus colonias eran un hervidero cuando las
dejó, pero al regresar allí un mes después se encontró con la mayor sorpresa de
su vida. Más
de la mitad de sus tres mil panales aparecían desiertos, con tan
sólo la abeja reina y unas cuantas obreras guardianas. Los alrededores tampoco
mostraban cadáveres de abejas. Los insectos se habían desvanecido. “Fue como si
caminara por un pueblo fantasma”, indicó Hackenberg a la revista Scientific
American. Hackenberg comunicó el suceso a sus colegas, lo que le costó no pocas
críticas. Enseguida lo tacharon de apicultor descuidado. Pero poco después, los
casos de desapariciones misteriosas de abejas se propagaron entre otros muchos
colegas. Estos insectos tienen un fuerte sentido colectivo, dentro de una
sociedad exclusivamente femenina que gira alrededor de la abeja reina, la madre
de toda la comunidad. Hay guardianas que defienden el panal, otras que se
especializan en cuidar los huevos y las crías, y otras que se encargan de traer
el alimento -néctar y polen- a la colmena, fabricando
Dave Hackenberg |
miel. El abandono de una
colmena resulta un comportamiento inconcebible: un suicidio colectivo. Los
apicultores, aterrados, no encontraron restos de insectos, ni señales o pistas
que pudieran explicar la tragedia. Las abejas se habían desvanecido
inexplicablemente. En la Primavera de 2007, los investigadores descubrieron que
una cuarta parte de los apicultores estadounidenses habían sufrido pérdidas
catastróficas. Pero el desastre se propagó a otros países: Brasil, Canadá,
Australia, y también en Europa, en Francia y España. En la televisión saltaban
extrañas noticias como la desaparición de 10 millones de abejas en Taiwán.
Desde aquel Otoño de 2007 se vienen repitiendo las desapariciones masivas. Hackenberg
pasó de apicultor descuidado a pionero, el primero en dar la voz de alarma:
millones de abejas desaparecen cada año. Algo está ocurriendo.
(La
nota completa de Luis Miguel Ariza)
No hay comentarios:
Publicar un comentario