viernes, 30 de agosto de 2013

UNA DE CADA CINCO PERSONAS EN EL MUNDO YA NO TIENEN ACCESO AL AGUA POTABLE

LA CRISIS DEL AGUA DULCE


Fuente: 
Revista “SOBERANIA ALIMENTARIA”  
http://revistasoberaniaalimentaria.wordpress.com
  Publica “Eco Portal” 
 28 de agosto 2013

El planeta se está quedando sin agua dulce, y sin ella la vida es imposible. La urbanización de nuestros modos de vida es un factor fundamental de la actual demanda de agua. El ser humano cabalga sobre un sistema capitalista cuya meta es acumular beneficio económico, y avanza tan rápido que ha perdido visión sistémica -somos interconexiones, somos un planeta-, sólo ve su realidad y el corto plazo. De esta manera estamos destruyendo nuestras fuentes de agua: la extraemos de ríos o acuíferos para la agricultura, la industria, para beber… mucho más rápido de lo que la naturaleza la puede reponer; la desviamos por tuberías hacia cultivos que la necesitan pero también para cultivos poco apropiados al clima y al territorio, para
regar campos de golf o para los monocultivos de agrocombustibles que están invadiendo el continente africano; el abastecimiento de agua de las enormes zonas urbanas es muy exigente; comerciamos millones de litros de “agua virtual”, incorporados en la enorme cantidad de productos que recorre fronteras bajo los dictámenes de un modelo de consumo y de alimentación desconectadas de los ritmos de la naturaleza; la deforestación y degradación que
hacemos de nuestros bosques acaba reduciendo la cantidad de lluvia que recibimos; y desde luego el cambio climático que el ser humano está provocando es responsable de una mayor evaporación de las aguas superficiales y está derritiendo los glaciares. Y así nos encontramos que la provisión de agua dulce ya no alcanza a nivel mundial (en 2008, una de cada cinco personas en el mundo ya no tienen acceso a agua potable segura) y se prevé que para 2025, el promedio mundial de abastecimiento de agua por habitante disminuirá en un tercio, significando que dos
tercios de los habitantes del planeta habrán de enfrentar escasez de agua. Frente a este grave problema las únicas respuestas que la mayoría de gobiernos nos presentan son equivocadas o insuficientes. En pro a una supuesta mejora de la eficiencia, una ola de privatización del agua recorre todos los países, buscando convertirla en una mercancía lucrativa y acabar con los sistemas públicos locales o comunitarios de gestión y preservación del agua. En todo el mundo la agricultura representa un 70% del agua que se extrae, pues lógicamente el agua es fundamental para la producción mundial de alimentos. Un acceso fiable al agua, tanto en los cultivos de secano (de la lluvia)
como en los de regadío (de ríos o acuíferos), permite la producción agrícola, ofrece un suministro estable de alimentos y posibilita la vida en el medio rural. Pero hoy ya numerosas cuencas fluviales están sobreexplotadas, están al límite y en la medida en que el cambio climático haga aumentar la frecuencia de la sequía y las inundaciones será más difícil para las y los agricultores prever el suministro de agua, lo que se volverá un nuevo obstáculo para la alimentación. Frente a las multinacionales de la agricultura y la alimentación a y las políticas neoliberales que la secunda, nace la respuesta de la Soberanía Alimentaria, que construye una alternativa sensata y necesaria: desde políticas que sitúen al campesinado en el centro del sistema agroalimentario, se deben impulsar y recuperar agriculturas, adaptadas a cada territorio, pensadas en alimentar a la población local, a la vez que se convierten en un medio de vida digno para las y los campesinos.
(El artículo de revista “Soberania Alimentaria”)

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