miércoles, 11 de septiembre de 2013

EE.UU. VE A SIRIA A TRAVÉS DE IRÁN, AL PRETENDER DEPONER A ASAD

CONTRAORDEN PARA 
LAS BOMBAS DE 
LOS ESTADOS UNIDOS

Escribe  
JEFFREY D. SACHS (*) 
Importante economista, asesor de NN UU. 
Con posición crítica  a la política de EE UU. 
Fuente “Contrapunto” 
Tradujo del ingles:  Carlos Manzano. 
9 de septiembre 2013


(*) JEFFREY SACHS (1954) Es un economista estadounidense. Estudió en la Universidad de Harvard, donde obtuvo su graduación, maestría y doctorado. Es profesor de economía, desarrollo sustentable y administración de políticas de salud. Es Director del Instituto de la Tierra de la Universidad de Columbia. Se le considera uno de los economistas más importantes del mundo. Asesor Especial del Secretario General de las Naciones Unidas sobre los Objetivos de Desarrollo del Milenio.

Cuando el Congreso de los Estados Unidos examine la cuestión de autorizar o no la intervención militar en Siria, sus miembros deben tener presente una verdad
fundamental: si bien el Presidente de Siria, Bashar Al Asad, ha recurrido repetidas veces a una violencia extrema para conservar el poder, los Estados Unidos –y otros gobiernos de Oriente Medio y de Europa– comparten la responsabilidad de haber convertido a Siria en un campo de exterminio. Dichos gobiernos, encabezados por los EE.UU., han procurado explícitamente el derrocamiento violento de Asad. Sin su participación, lo más probable es que el régimen de Asad habría seguido siendo represivo; con su participación, Siria se ha convertido en un lugar de muerte y destrucción en gran escala. Más de 100.000 personas han muerto y muchos de los tesoros culturales y arqueológicos del mundo han resultado destrozados. La guerra civil de Siria ha tenido dos fases. La primera, a partir, más o menos, de enero de 2011 hasta marzo de 2012, fue en gran medida un asunto interno. Cuando en enero de 2011 estalló la “primavera árabe” en Túnez y Egipto, estallaron también las protestas en Siria. Además de las
reivindicaciones habituales bajo un régimen brutal, los sirios padecían una sequía generalizada y unos precios de los alimentos por las nubes. Las protestas pasaron a ser una rebelión militar cuando parte del ejército sirio rompió con el régimen y creó el Ejército Libre Sirio. Probablemente la vecina Turquía fuera el primer país que apoyó la rebelión en el terreno, al ofrecer refugio a las fuerzas rebeldes a lo largo de su frontera con Siria. Aunque la violencia iba en aumento, el número de víctimas mortales no había superado los millares y no llegaba a las decenas de millares. La segunda fase comenzó cuando los EE.UU. contribuyeron a la organización de un gran grupo
de países para respaldar la rebelión. En una reunión de ministros de Asuntos Exteriores celebrada en Estambul el 1 de abril de 2012, los EE.UU. y otros países prometieron apoyo logístico y financiero activo para el Ejército Sirio Libre. Lo más importante fue que la entonces Secretaria de Estado, Hillary Clinton, declaró: “Creemos que Asad debe marcharse.”Esa simple declaración, sin medio claro alguno para lograr el objetivo que anunciaba, ha contribuido mucho a intensificar la escalada militar y a aumentar el número de víctimas mortales en Siria, al tiempo que obligaba a los EE.UU. a defender repetidas veces su “crédito” frente a una línea en la arena que no debería haber trazado. 
( La nota de Jeffrey Sachs)

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