sábado, 7 de septiembre de 2013

LA MAS IMPORTANTE COBERTURA SOBRE EL TEMA "ABEJAS"

ABEJAS AMENAZADAS:
DE CUANDO EL ZORRO (MONSANTO)
 COMPRÓ EL GALLINERO (BEEOLOGICS)

FUENTE “TERRA G
6 de septiembre 2013

Información elaborada a partir de varios artículos: The Fox (Monsanto) Buys the Chicken Coop (Beeologics) de Richard Schiffmann en The Huffington Post, Mystery of the disappearing bees: Solved! de Richard Schiffmann en Reuters, COAG reclama al Ministerio de Agricultura controles específicos para comprobar la exposición real de las abejas melíferas a los insecticidas neurotóxicos, fabricados por multinacionales como Bayer del Gabinete de Comunicación de Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG), La UE relaciona los pesticidas con la muerte masiva de las abejas, de Javier Salas en Materia. Actualización Mayo 2013 desde www.euractiv.com


Si se tratara de una novela, el público criticaría la trama por parecer demasiado exagerada: productivas colonias de abejas desaparecen de la noche al día sin dejar rastro, los cuerpos de las víctimas nunca se encuentran. Pero no es ficción, es lo que está sucediendo en un tercio de las colmenas comerciales de abejas en Estados Unidos, -más de un millón de colonias de cada año-, y en similares proporciones en la Unión Europea. Colmenas aparentemente sanas vuelan para no volver nunca más. La abeja reina y madre de la colmena es abandonada a su suerte y muere de hambre.
Una abeja etiqueta con un microchip RFID para el seguimiento de sus movimientos. Foto © Science / AAAS.
Miles de científicos han estado investigando este caso durante los últimos 15 años, tratando de determinar por qué las abejas del mundo están desapareciendo en cantidades alarmantes. "Ésta es la mayor amenaza para nuestro suministro de alimentos", según Kevin Hackett, el líder del programa de abejas y polinización del Departamento de Agricultura estadounidense.
Hasta hace poco, las evidencias encontradas no eran concluyentes sobre las causas que provocan el misterioso "desorden del colapso de colonias" (CCD, Colony Collapse Disorder en inglés y "síndrome de despoblamiento de las colmenas", en español), que amenaza el futuro de todo el mundo apícola. Sin embargo, varios estudios recientes señalan con el dedo acusador a un culpable que muchos han sospechado desde el principio: una clase de pesticidas conocidos como neonicotinoides

LOS EFECTOS DE LOS HERBICIDAS
¿Por qué uno de los mayores proveedores de pesticidas, semillas genéticamente modificadas y agroquímicos del mundo, como Monsanto, quiere comprar una empresa que ha estado buscando soluciones a las crecientes amenazas sobre la población de abejas del mundo, como Beelogics?
La portavoz de Monsanto Kelli Powers dice que es para echar una mano a la nueva empresa, y por eso la adquirieron en septiembre de 2011. Beeologics desarrolló un producto llamado Remembee, un agente antiviral que proclaman que ayudará a contener la marea de CCD que ha llevado a la desaparición de millones de abejas durante la década pasada. La raíz del problema, sin embargo, puede no ser el virus al que apunta este producto Remembee, -un agente químico que interfiere en el ARN, un mecanismo que bloquea la expresión de los genes de las abejas-, sino que el causante del CCD sean los herbicidas e insecticidas agroquímicos que empresas gigantes como Monsanto, Dow y Bayer han estado vendiendo y promoviendo entre los agricultores de todo el mundo.
Ésta es la conclusión de cuatro estudios recientes que implican a una clase d
e pesticidas neurotóxicos, llamados neonicotinoides o "neonics", que se han aplicado actualmente en 142 millones de hectáreas de maíz, trigo, soja y algodón, solamente en EE.UU. Estos pesticidas también son un ingrediente común en una amplia variedad de productos de jardinería doméstica en todo el mundo. Según las conclusiones de la investigación que se publicó en la revista Science en marzo de 2012 (Field Research on Bees Raises Concern About Low-Dose Pesticides), los pesticidas neonics son absorbidos por el sistema vascular de las plantas y contaminan el polen y el néctar que las abejas encuentran durante sus vuelos. Los neonics son un veneno para el sistema nervioso de estos polinizadores, desorientan a sus víctimas, y parecen dañar la habilidad de orientación de las abejas, -lo que puede ayudar a explicar su misterioso fracaso en conseguir regresar a la colmena.
En otro estudio realizado por entomólogos de la Universidad de Purdue y publicado en la revista Environmental Science and Technology de la American Chemical Society (Assessment of the environmental exposure of honeybees to particulate matter containing neonicotinoid insecticides coming from corn coated seeds), los científicos encontraron que el polvo que estos pesticidas neonics liberan al aire en el momento de la siembra tuvo "efectos letales compatibles con el fenómeno de las pérdidas de colonias observados por los apicultores." Observaron como las abejas en las colmenas infectadas presentaban temblores, falta de coordinación y convulsiones; todos los síntomas de una intoxicación aguda por este insecticida.
Un tercer estudio de la Escuela de Salud Pública de Harvard recreó el desorden del colapso de colonias en varias colmenas de abejas simplemente mediante la
administración de pequeñas dosis de un pesticida neonic popular, el imidacloprid. Observaron cómo con la simple aplicación de imidacloprid en una colonia de abejas, éstas presentaban los mismos signos que una colmena con CCD. Este estudio seguía el camino abierto por dos estudios anteriores sobre abejas reinas perdidas y abejas que se perdían en su camino de vuelta a la colmena.
Otro estudio publicado en la revista Nature, ofreció nuevas claves en octubre de 2012 para entender cómo perjudican estos plaguicidas a las colonias de polinizadores. Los abejorros mueren el doble al exponerse a una combinación de pesticidas comunes, como neonicotinoides y piretroides, y ven mermada su capacidad para la recoleción de alimentos, según este trabajo de la Universidad de Londres. En muchos casos, las abejas intoxicadas mueren al regresar a la colmena, pero en otros muchos los insecticidas provocan que la abeja se desoriente tanto, que no sea siquiera capaz de volver.
Los estudiosanteriormente citados muestran una relación clara entre el uso de pesticidas en el campo, -en comparación con el laboratorio-, y los grandes descensos en el número de abejas en las colmenas. Al igual que muchos productos químicos, sólo porque los plaguicidas neonicotinoides no matan a las abejas
inmediatamente en el laboratorio de ensayos, no significa que no tengan un impacto desastroso. Estos estudios plantean preguntas a los actuales procedimientos de autorización de productos plaguicidas. Hasta el momento, sólo se exige a los fabricantes que aseguren que las dosis encontradas en el campo no matan a las abejas, pero ignoran las consecuencias de las dosis que no las mata, pero que les puede causar problemas de conducta.
Además, cuando se usan, los pesticidas neonicotinoides se vuelven omnipresentes en el ambiente y pueden persistir durante meses o años. Estos pesticidas sistémicos se transfieren a todos los tejidos a medida que las plantas crecen y, eventualmente, contaminan el néctar y el polen. No solo las abejas libando miel están expuestas directamente, sino también el resto de la colmena que, al regresar estos individuos intercambian material contaminado.

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