martes, 15 de octubre de 2013

CRISTOBAL COLON: “CON CINCUENTA HOMBRES LOS SUBYUGARÍAMOS A TODOS”

  OCTUBRE DE 1492:   
SANGRE, LODO Y CAPITALISMO


Escribe 
JOSÉ PABLO FEINMANN (*)
 Fuente “Página 12”  Bs. As,
13 de octubre 2013

(*) JOSÉ PABLO FEINMANN (Buenos Aires, 1943) Es un filósofo, docente, escritor, ensayista, guionista y conductor de radio y televisión argentino. Es licenciado en Filosofía y fue profesor universitario en la Universidad de Buenos Aires. Su programa recibió 5 estrellas de 5. En él despliega las propuestas de los grandes pensadores de todos los tiempos. Con Horacio González es autor del libro “Historia y pasión”, que reúne un fructífero diálogo entre ambos

 El presente texto busca ser una guía para el estudio histórico, religioso y filosófico del despegue del capitalismo. Cuando los conquistadores y los historiadores de este inclaudicable sistema lo interpretan como la civilización, como la pesada carga
del hombre blanco que rescata a los pueblos subalternos de su barbarie para dirigirlos hacia el progreso que ellos encarnan, hablan de la invasión a las tierras de América en términos de “descubrimiento”. Para ellos –para el Occidente capitalista– lo fue. Lo que Europa miraba era “descubierto”. Se “descubría” a los pueblos salvajes para conducirlos a la civilización. Escribe Hegel: “El Nuevo Mundo quizá haya estado unido antaño a Europa y Africa (...) La conquista del país señaló la ruina de su cultura, de la cual conservamos noticias; pero se reducen a hacernos saber que se trataba de una cultura natural, que había de perecer tan pronto como el espíritu se acercara a ella (...) Los indígenas, desde el desembarco de los europeos, han ido pereciendo al soplo de la actividad europea (...) mucho tiempo ha de transcurrir todavía antes de que los
europeos enciendan en el alma de los indígenas un sentimiento de propia estimación” (Lecciones sobre la filosofía de la historia universal, Introducción especial: El Nuevo Mundo). Señalemos la sinonimia que se establece entre el capitalismo occidental en busca de riquezas y “el espíritu”. Cuando Colón “descubre” América, ésta es descubierta por el espíritu. ¿Qué podrá decir Hegel de los africanos? Cito: “El negro representa el hombre natural en toda su barbarie y violencia; para comprenderlo debemos olvidar todas las representaciones europeas. Debemos olvidar a Dios y a la ley moral. Para comprenderlo exactamente, debemos hacer abstracción de todo
respeto y moralidad, de todo sentimiento. Todo esto está de más en el hombre inmediato, en cuyo carácter nada se encuentra que suene a humano (...) Si pues en Africa el hombre no vale nada, se explica que la esclavitud sea la relación jurídica fundamental” (idem). En su diario, Colón escribe sobre los arawaks de las Antillas: “No llevan armas, ni las conocen. Al enseñarles una espada, la cogieron por la hoja y se cortaron al no saber lo que era. No tienen hierro. Sus lanzas son de caña (...) Serían unos criados magníficos (...) Con cincuenta hombres los subyugaríamos a todos y con ellos haríamos lo que quisiéramos” (citado por Howard Zinn, La otra historia de los Estados Unidos, Siglo XXI). Al mismo tiempo, España había expulsado de su santo territorio a los judíos y a los musulmanes. La reina Isabel ya había aceptado los castos proyectos de Torquemada y lo autorizó a castigar a los pecadores y herejes. El Santo Oficio empezaba su tarea: limpiar a las almas impuras de Europa en tanto Colón llevaba el espíritu a los nuevos territorios.
(La nota de Jose Pablo Feinmann)

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