Escribe
JULIO CESAR GAMBINA (*)
Fuente BLOG del autor
18
de octubre 2013
(*)GAMBINA
JULIO CESAR – (Argentina) Doctor en Ciencias Sociales (UBA) Profesor de
Economía Política en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de
Rosario, Presidente de la Fundación de Investigaciones Sociales y Políticas,
FISYP, e Integrante del Comité Directivo del consejo Latinoamericano de
Ciencias Sociales, CLACSO. Miembro del Consejo Académico de ATTAC-Argentina y
dirige el Centro de Estudios Formación de la Federación Judicial Argentina.
En estos días y en todo el mundo hubo preocupación por el
dólar, o lo que es lo mismo, por el devenir de la economía estadounidense. En
octubre comenzó el nuevo año fiscal en EEUU y la disputa política entre
republicanos y demócratas demoró la aprobación del presupuesto, lo que
significó el cierre del gobierno, es
decir, de algunas oficinas y ámbitos
administrados por el gobierno estadounidense. Eso significó licencias
anticipadas para 800.000 trabajadores del estado que temieron por sus ingresos
y sus puestos de trabajo en un momento de crisis en el empleo. Al fin hubo
acuerdo, transitorio, pero acuerdo al fin, en el límite establecido y otorgaron
el visto bueno hasta diciembre, donde el tema volverá a ser discutido. Algo así
como tirar la pelota hacia adelante. El problema de fondo no está resuelto. No
se resolvió la cuestión central del déficit fiscal, gravísimo, que promedia 1,5
billones de dólares
al año desde hace 4 periodos. Si bien se autoriza un nuevo
techo para el endeudamiento público del orden de los 23 billones de dólares,
desde los actuales 16,7 billones, las causas de la necesidad de deuda no se
modifican. Hay que buscar el problema en el gasto militar y la política
exterior e interior de los gobiernos estadounidenses, que avalan gestiones
republicanas y demócratas. Unos y otros sostienen la política de intervención
con fuerte gasto estatal para asegurar los intereses estratégicos de EEUU. Eso
se logra con la confianza del resto del mundo, que destina sus propios recursos
a inversiones en activos externos de origen estadounidense, especialmente los
bonos del tesoro, que aun pagando poco son fuente segura de inversión.En
definitiva, el déficit de EEUU lo financia el mundo. Resulta increíble la
confianza en la seguridad de un país que está en quiebra, que gasta más de los
que recauda, que compra más de los que
vende y que le cuesta sostener al dólar como moneda mundial, para
lo cual acude al apoyo de las armas y la militarización, tanto como a la
credibilidad de inversores capitalistas de todo el mundo deseosos de invertir
en EEUU, entre ellos varios países que colocan sus reservas internacionales en
esos activos. China y Japón a la cabeza, que los asocia en las expectativas de
superar los escollos económicos y/o políticos de la principal potencia del
capitalismo mundial. La consigna pareció en estos días “salvemos todos al
Titanic, o sea, a EEUU”. El capitalismo mundial está en crisis y una de sus
manifestaciones son los límites de política económica del país hegemónico, pero
también las políticas nacionales que en el mundo sostienen al dólar. Es que
EEUU se mantiene porque el mundo demanda dólares.
(La nota de
Julio Cesar Gambina)
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