DEL PAPA FRANCISCO
Escribe
VICENÇ NAVARRO (*)
Fuente “Publico.es”
15 octubre 2013
(*) VICENÇ NAVARRO (http://www.vnavarro.org/
) Catedrático de Economía en la Universidad de Barcelona. Actualmente es
Catedrático de Ciencias Políticas y Sociales, Universidad Pompeu Fabra
(Barcelona, España). También profesor de Políticas Públicas en The Johns
Hopkins University Dirige el Programa en Políticas Públicas y Sociales
patrocinado conjuntamente por la Universidad Pompeu Fabra y The Johns Hopkins
University. Uno de los investigadores españoles más citados en la literatura
científica internacional en ciencias sociales
Cuando el nuevo Papa fue elegido por los dirigentes de la
Iglesia Católica, hubo una respuesta muy favorable de la mayoría de medios de
información (que son también medios de persuasión), consecuencia de un estilo
muy diferente a sus antecesores, y a unas posturas que señalaban un Papado
istinto. Algunas voces, sin embargo,
expresamos nuestras reservas basadas en el silencio que el Obispo
argentino Bergoglio había mantenido frente a la dictadura argentina. Se dijo
que el Obispo Bergoglio, no había colaborado con la dictadura y que su silencio respondía más a un deseo
táctico de, con su silencio, poder ayudar a las víctimas, justificando así que
no denunciara públicamente a los verdugos de tales víctimas. Ahora bien, las
declaraciones hechas por el Papa Francisco durante el inicio de su Papado
parecían confirmar que el silencio que adoptó frente a la dictadura argentina
podía deberse, después de todo, a su tacticismo. En varias ocasiones ha
alentado a los creyentes
católicos a que no se limiten a ayudar a los pobres,
sino que vayan más allá y trabajen para eliminar las causas de la pobreza,
interviniendo activamente en política si ello es necesario. Es más, en varias
ocasiones ha señalado que entre las causas de la pobreza está la explotación
del mundo del trabajo por parte del mundo del capital en su búsqueda insaciable
de incrementar sus beneficios. Esto, y el hecho de que ha mostrado comprensión,
cuando no simpatía, por la teología de la liberación, parecería confirmar que
mis reservas estaban infundadas. El silencio del Cardenal Bergoglio era un
silencio táctico, provisional, justificado por una situación especial. Sin
embargo, algo ha ocurrido que permite dudar de lo que motivó aquel silencio,
pues este silencio se ha repetido de nuevo frente a las barbaridades cometidas
por el golpe militar del 1936 en España y de la dictadura
que estableció, que
se caracterizó por una enorme brutalidad. Por cada asesinato político que
cometió Mussolini, Franco cometió diez mil. Como resultado de una represión
sistemática del Estado fascista, miles y miles de españoles republicanos,
defensores de un gobierno democráticamente elegido, fueron asesinados,
torturados y/o exiliados, con muchos de los muertos republicanos (114.000),
todavía en paradero desconocido. Se tiene que asumir que el Papa Francisco sabe
que una asociación que apoyó aquel golpe militar y la dictadura que le siguió
fue precisamente la Iglesia católica. La evidencia de que ello fue así es
enorme. Las declaraciones de las máximas autoridades eclesiásticas pidiendo la
rebelión del Ejército y de los creyentes frente a un gobierno democráticamente
elegido y su apoyo a la represión son por todos conocidas. En realidad, la
Iglesia fue más allá de colaborar con aquel régimen. La Iglesia no fue
colaboradora, sino parte esencial del régimen. Era parte del Estado
dictatorial.
(La
nota de Vincenç Navarro en “Publico.es”)
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