LA CLAUSURA DE UN GOBIERNO
Escribe
ALEJANDRO NADAL (*)
Fuente “La Jornada” de México
2 de octubre 2013.
(*)ALEJANDRO NADAL es Doctor en Economía por la Universidad de París y Profesor de
Teoría Económica del Colegio de México.
Miembro del Consejo Editor de Sin Permiso y columnista permanente en “La
Jornada” de México. Conferencista y Periodista que publica en importantes
medios de Europa y América. Trabaja en un libro sobre macroeconomía. Sustenta
que esta no es crisis económica, sino que es estructural del sistema.
Para la
agenda neoliberal el gobierno siempre es el enemigo. Es el diablo que hay que
eliminar, no importa que eso pueda provocar una recesión o una crisis. El
breviario ideológico de la derecha es el mismo, de Grecia a Washington, pasando
por Berlín y Bruselas. El cierre de las operaciones de rutina del gobierno
estadunidense es el último resultado de una furiosa ofensiva ideológica lanzada
por el núcleo ultraconservador
del Partido Republicano. Su dominio en la Cámara
de Representantes le permitió desafiar a la Casa Blanca. El pretexto es frenar
el gasto público y el endeudamiento "excesivos". El objetivo real es
destruir la reforma de salud que impulsó la administración Obama y atajar
cualquier intento que tenga visos de regresar a esquemas parecidos al estado de
bienestar (en especial en materia de salud y educación). El esquema de la
reforma en salud de Obama no tiene nada de radical: sus beneficiarios son unos
40 millones de personas que anteriormente carecían de un seguro médico y... las
compañías de seguros. Pero el eje ultra de los republicanos considera al
Obamacare, como le dicen peyorativamente, un paso más en la ‘inexorable marcha
hacia el socialismo’ impuesta por el gobierno ‘central’. Por eso
retó al
ejecutivo buscando imponer una enmienda en la ley del presupuesto para impedir
el financiamiento de la reforma de salud. El argumento de los republicanos es
que “el pueblo de Estados Unidos no quiere la reforma Obamacare”. Pero esa
reforma fue aprobada por el Congreso hace un año y fue debidamente promulgada.
Un grupo neoliberal argumentó que era anticonstitucional y el caso llegó hasta
la Suprema Corte. El fallo del tribunal fue claro: la reforma sobre salud está
de acuerdo con los términos de la ley suprema de la unión. Aun así, el núcleo
ultraconservador de los republicanos dice "saber" que el pueblo está
en contra y eso le confirma su decisión inquebrantable de oponerse al gobierno
federal. Para estos caballeros de la pureza neoliberal, todo se vale. Por
ejemplo, el senador republicano de Texas Ted Cruz subió a la
tribuna y habló
durante veintiún horas, comparando al gobierno con el régimen Nazi y con la
Unión Soviética. La táctica de ocupar la tribuna es permitida a un orador
(aunque con algunas restricciones como la de no poder sentarse o ir al baño)
pero el desplante de Cruz no pudo evitar que el Senado votara las enmiendas
necesarias para desbloquear los fondos requeridos por la reforma en materia de
salud de Obama. Aunque puede ser prematuro para hacer conjeturas, es posible
que la maniobra de Cruz se le revierta a los republicanos. Lo cierto es que en
la guerra ideológica nada se perdona, especialmente si se tiene la consigna de
no tomar prisioneros.
( La nota de
Alejandro Nadal )
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