CAMPAÑA PRESIDENCIAL
DE ROXANA MIRANDA
Escribe
LUIS MARTÍN-CABRERA
Periodista.
Publica “Rebelión”
Publica “Rebelión”
16 de noviembre 2013
Cualquiera que pasee estos días por las calles
de Santiago y otras ciudades de Chile se encontrara con un sinfín de imágenes
de los distintos candidatos y candidatas a las elecciones . Si esa persona se
concentrara en la propaganda electoral, podría tener fácilmente la sensación de
que las elecciones son en Oslo o en Copenhague. Los candidatos de la mayoría de
las dos grandes coaliciones son de tez pálida, guedejas rubias y apellidos en
su mayoría españoles, franceses, alemanes o, en cualquier caso de raigambre
Europea. Entre el pueblo y las fotos, entre representados y representantes hay
una abismo que se sigue reproduciendo y que está, de hecho, naturalizado. La
configuración de poder de la élite política en Chile que sigue concentrada en
un puñado de familias que exigen sin ningún pudor en la propaganda electoral su
pertenencia a estos clanes (Sabat, Ossandon, Alvear,
Ruiz-Tagle, etc.). Esta
elite de poder neocolonial y criolla ha sufrido obviamente mutaciones e
incorporaciones a lo largo de los siglos, pero en líneas generales también ha
mantenido su poder fundamentalmente intacto desde la independencia. De hecho,
cuando el oligopolio criollo ha visto su poder amenazado ha recurrido siempre a
la violencia como en sucedió palmariamente en 1973, pero también en numerosas
ocasiones antes. En Chile los que mandan son muy pocos y se apoyan en una
matriz de poder que es patriarcal, racista, clasista y homofóbica, aunque
acepte inclusiones y candidatos puntuales que rompan con la monótona y
monocromática imagen de los carteles electorales. Estamos hablando
de personas,
pero sobre todo de una estructura que promueve que los dirigentes del país
vayan a los mismos colegios, vivan en los mismos barrios, hablen igual, se
vistan igual y piensen igual para asegurar la reproducción de un modelo
capitalista neoliberal y estractivista que ha generado más desigualdad y
pobreza que en ningún otro lugar del continente. La campaña de Roxana Miranda,
candidata del Partido Igualdad a la presidencia de la república, dirigente
social y líder del movimiento Andha Chile Democrático (una organización de
deudores habitacionales que luchan por el acceso a una vivienda digna) y de la
FENAPO (Federación Nacional de Pobladores) ha venido a quebrar la hegemonía
neocolonial del grupo que ostenta el poder en Chile de manera inalterada desde
el golpe de estado de 1973. Como ella misma ha señalado, las otras candidatas,
Evelyn Mathei y Michelle Bachelet, son las hijas rubias de los generales, ella
es la hija de un obrero. En este sentido es meridianamente claro que Roxana
Miranda es la única candidata que no pertenece al oligopolio hegemónico criollo
y colonial que dirige el país y, por eso mismo, puede desplegar una serie de
verdades encima de la mesa electoral que son suyas, pero son sobre todo las
verdades del chile de los pobres, de los excluidos, de los sin casa, de los
nadie, de los nunca, como ella misma insiste en autodenominar al Chile de las y
los de abajo.
NOTA del BLOG: Este aporte de Luis Martin Cabrera, como es obvio,
se hizo antes del resultado de las elecciones. Tampoco los sabemos al escribir
esto. Sin embargo esos resultados no interesan ni aportan al análisis , sobre
realidades sociales que existen en Chile, las cuales con matices y particularidades estan en todos los países de este
continente, que contienen, detalle más, detalle menos, ese…”oligopolio
hegemónico criollo y colonial que dirige el país” que con mucho acierto cita el autor.
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