EN EL FUTURO AMENAZADO
DE LA
HUMANIDAD
Escribe LEONARDO BOFF (*)
13 de diciembre 2013
(*)LEONARDO
BOFF (BRASIL) Teólogo, filósofo y escritor Uno de los fundadores de la Teología
de la Liberación. n 1985. Profesor de, ética y filosofía en Brasil.
Conferencista en universidades extranjeras. Premio Right Livelihood de Suecia.
Nelson Mandela, con su muerte, se ha sumergido en el
inconsciente colectivo de la humanidad para ya nunca irse de ahí, porque se ha
transformado en un arquetipo universal, de una persona injustamente condenada
que no guardó rencor, que supo perdonar, reconciliar polos antagónicos y
transmitirnos una inquebrantable esperanza en que el ser humano todavía tiene
solución. Después de pasar 27 años en reclusión y ser elegido presidente de
Sudáfrica en 1994, se
propuso y realizó el gran desafío de transformar una
sociedad estructurada en la suprema injusticia del apartheid, que deshumanizaba
a las grandes mayorías negras del país condenándolas a ser no-personas, en una
sociedad única, unida sin discriminaciones, democrática y libre. Y lo consiguió
al escoger el camino de la virtud, del perdón y de la reconciliación. Perdonar
no es olvidar. Las llagas están ahí, muchas de ellas todavía abiertas. Perdonar
es no permitir que la amargura y el espíritu de venganza tengan la última
palabra y determinen el rumbo de la vida. Perdonar es liberar a las personas de
las amarras del pasado, pasar página y empezar a escribir otra a cuatro manos,
de negros y de blancos. La reconciliación sólo es posible y real cuando hay
plena admisión de los crímenes por parte de sus autores y pleno conocimiento de
los actos por parte de las víctimas. La pena de los criminales es la
condenación moral ante toda la sociedad.
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