jueves, 9 de enero de 2014

LA CONQUISTA Y LA PÉRDIDA DEL ÁRTICO A CONSECUENCIA DEL CALENTAMIENTO GLOBAL

EL ÁRTICO ESTÁ INMERSO 
EN UN CÍRCULO VICIOSO DE DESHIELO

Escribe MANUEL GUERRERO BOLDÓ 
Periodista chileno. 
“Blog Cinco Años para actuar” 
Publica “Rebelión” 7 de enero 2014

El  círculo vicioso se genera mediante el aumento de la temperatura por la emisión de gases de efecto invernadero, que a su vez provoca otros fenómenos: la desaparición del hielo que libera burbujas de metano milenarias, gas de efecto invernadero que contribuye al calentamiento global. Cuando se piensa en el cambio climático para el Ártico, se suele intuir la problemática relacionada con sus ecosistemas o la fauna ártica. No advertimos los efectos más “sistémicos” que podrían alterar de forma determinante las condiciones que posibilitan la vida humana en nuestro planeta. Resulta conveniente, por tanto, citar alguno de los efectos más perniciosos y menos “evidentes”, tanto en lo ecológico como en lo político económico, que conllevan la pérdida del Ártico tal y como lo conocemos. Algunas de las consecuencias ecológicas, serían gustosamente aprovechadas como “sinergias” por ciertos agentes económicos como empresas petroleras o gobiernos limítrofes y no tan limítrofes. Como se ha señalado, el cambio climático causante del
deshielo del Ártico, se verá estimulado por la desaparición de esta superficie helada, pero no sólo por la liberación de las burbujas de metano. No hay que olvidar el efecto albedo, que consiste en que esta capa de hielo refleja más la luz del Sol que el agua marina, por lo que irradia los rayos del Sol nuevamente al espacio y ayuda a mantener el clima global más fresco. La reducción de la cubierta de hielo implica que el océano absorba más calor y el derretimiento del hielo se acelere, por lo que a su vez se estaría produciendo una retroalimentación positiva que agrava el cambio climático. El albedo es el porcentaje de radiación que cualquier superficie refleja. El Ártico actúa, por lo tanto, como regulador e influye en la temperatura global del planeta pero se suele pensar en el aumento del nivel del mar al que contribuye el deshielo del Ártico como otra de esas consecuencias lógicas y más o menos “asumible” en la normalización de la catástrofe en nuestro sentido
común. El problema radica en la falta de fiabilidad de nuestro sentido común, el cual, habituado como está a nuestro mundo vital cotidiano, encuentra difícil aceptar de veras que el flujo de la realidad cotidiana pueda sufrir perturbación alguna.  La descongelación de los glaciares, así como el derretimiento del hielo marino, repercute, también, en la modificación de la circulación global de los océanos. Esto conlleva consecuencias relevantes para los procesos meteorológicos mundiales ya que el flujo oceánico regula el clima global. El hielo del Ártico influye en las corrientes oceánicas debido a que la corriente de agua más salada que viene del sur del Atlántico se vuelve más salada, fría y densa, con lo que se hunde al llegar al Ártico. Este flujo de agua, más fría, sería entonces trasportada a latitudes más al sur gracias a la circulación termohalina. Tiene una incidencia considerable en el flujo neto de calor que va desde las regiones tropicales hacia las polares, sin ella no se comprendería el funcionamiento del clima terrestre.  

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