martes, 7 de enero de 2014

TEMEN CONTAMINACIÓN NUCLEAR TRAS EL NO RESUELTO DESASTRE DE FUKUSHIMA EN JAPON HACE TRES AÑOS

LA PSICOSIS CRUZA EL OCÉANO

Escribe GUSTAVO VEIGA (*) 
Fuente “Pagina 12” Buenos Aires 
4 de enero 2014

(*)GUSTAVO VEIGA - Escritor y periodista argentino. Autor del libro “Deporte, desaparecidos y dictadura” con varias reediciones desde 2006. Columnista en “Página” 12 de Buenos Aires e ntre otros medios.

La psicosis por el último desastre nuclear japonés llegó hasta las playas de Ensenada, en Baja California, México. “Fukushima is here”, escribió un anónimo caminante sobre la arena. Quinientas personas formaron el mismo mensaje posando para una foto aérea en Ocean Beach, San Francisco, Estados Unidos. La costa oeste del Pacífico, en América del Norte, suma de a poco este tipo de protestas contra la contaminación radiactiva que generaron el terremoto y tsunami del 11 de marzo de 2011. Informaciones oficiales contradictorias –las que hablan de un efecto inocuo para la población como las que no–, mapas interactivos
que indican cómo avanza hacia el continente americano el cesio-137 pero, sobre todo, la errática política del gobierno conservador de Shinzo Abe y las malas noticias que cada tanto arroja la fallida purificación de la planta de Fukushima, provocan espanto de costa a costa. La Tepco (Compañía Eléctrica de Tokio), que opera la central donde ocurrió el desastre, no deja de redactar comunicados inquietantes. El último, en vísperas de Nochebuena, mencionó una fuga de agua contaminada que ascendía a 1,8 tonelada. Se detectaron hasta 190 bequerelios de estroncio 90 por litro –19 veces más que lo normal– hacia el interior de las barreras que intentan impedir filtraciones de casi mil tanques donde se almacena el líquido letal. Niveles altos de ese isótopo radiactivo pueden provocar cáncer. Un problema adicional es que los tanques tienen filtraciones por fatiga de su material. Cuando ocurrió la catástrofe, esos depósitos de agua se fabricaron de apuro y con uniones de resina. No estaban soldados. El agua depositada en ellos es la que enfría los reactores de la planta que, por lo tanto, está contaminada. Un especialista en el tema, el estadounidense Alex Kerr, acaba de declarar: “El verdadero problema es que el gobierno japonés se ha esforzado tanto en ocultar información que en este momento nadie sabe realmente lo que está pasando. Es justo decir que es un auténtico desastre y que la situación empeorará”.  

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