Escribe GUSTAVO VEIGA (*)
Fuente “Pagina 12” Buenos Aires
4 de
enero 2014
(*)GUSTAVO VEIGA - Escritor y periodista
argentino. Autor del libro “Deporte, desaparecidos y dictadura” con varias
reediciones desde 2006. Columnista en “Página” 12 de Buenos Aires e ntre otros
medios.
La psicosis por el último desastre nuclear japonés llegó
hasta las playas de Ensenada, en Baja California, México. “Fukushima is here”,
escribió un anónimo caminante sobre la arena. Quinientas personas formaron el
mismo mensaje posando para una foto aérea en Ocean Beach, San Francisco,
Estados Unidos. La costa oeste del Pacífico, en América del Norte, suma de a
poco este tipo de protestas contra la contaminación radiactiva que generaron el
terremoto y tsunami del 11 de marzo de 2011. Informaciones oficiales
contradictorias –las que hablan de un efecto inocuo para la población como las
que no–, mapas interactivos
que indican cómo avanza hacia el continente
americano el cesio-137 pero, sobre todo, la errática política del gobierno
conservador de Shinzo Abe y las malas noticias que cada tanto arroja la fallida
purificación de la planta de Fukushima, provocan espanto de costa a costa. La
Tepco (Compañía Eléctrica de Tokio), que opera la central donde ocurrió el
desastre, no deja de redactar comunicados inquietantes. El último, en vísperas
de Nochebuena, mencionó una fuga de agua contaminada que ascendía a 1,8
tonelada. Se detectaron hasta 190 bequerelios de estroncio 90 por litro –19
veces más que lo normal– hacia el interior de las barreras que intentan impedir
filtraciones de casi mil tanques donde se almacena el líquido letal. Niveles
altos de ese isótopo radiactivo pueden provocar cáncer. Un problema adicional
es que los tanques tienen filtraciones por fatiga de su material. Cuando
ocurrió la catástrofe, esos depósitos de agua se fabricaron de apuro y con
uniones de resina. No estaban soldados. El agua depositada en ellos es la que
enfría los reactores de la planta que, por lo tanto, está contaminada. Un
especialista en el tema, el estadounidense Alex Kerr, acaba de declarar: “El
verdadero problema es que el gobierno japonés se ha esforzado tanto en ocultar
información que en este momento nadie sabe realmente lo que está pasando. Es
justo decir que es un auténtico desastre y que la situación empeorará”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario