miércoles, 5 de marzo de 2014

EN LA ACTUALIDAD LAS APARIENCIAS MEDIÁTICAS OCULTAN PARTES ENTERAS DE LA REALIDAD

SOBRE MITOS, 
CRIMEN Y POLÍTICA

Escribe CARLOS FAZIO (*) 
Fuente: “La Jornada” de México
3 de marzo 2014

(*) CARLOS FAZIO VARELA - Periodista, politólogo, escritor uruguayo radicado en México. Pertenece a la redacción del diario La Jornada, [Red Voltaire] y colabora con el semanario Brecha de Montevideo, es considerado uno de los analistas independientes con mayor prestigio en asuntos político-estratégicos, militares y religiosos de América Latina. Profesor en la Universidad Nacional de México y ha impartido clases en numerosas universidades.  

Dice el comisario Jean-François Gayraud que la realidad no se oculta somos nosotros los que la negamos. El auténtico peligro es aquello que no se ha visto o no se ha querido ver, que se ha subestimado o no se ha creído. En plena sociedad del espectáculo, lejos del sensacionalismo de los medios, los grandes grupos de la economía criminal son el lado oscuro de la globalización.   El mundo de las mafias
es el mundo del dinero, el poder y el secreto. Las mafias se han instalado en el corazón de nuestros sistemas políticos y económicos.  Sigmund Freud dio la descripción clásica del "primer crimen", que deriva de la "primitiva horda darwiniana". Si damos crédito a Freud podríamos hipotetizar que el acto político original coincide con el crimen original. La historia del siglo XX, con sus dos grandes guerras, exhibe que el Estado beligerante se permite todas las injusticias, todos los atropellos que deshonran al individuo. Verbigracia, Auschwitz e Hiroshima. O el terrorismo de Estado de los años setenta y ochenta en Argentina, Uruguay, Chile, México, Guatemala, El Salvador, Honduras y Colombia. Según Horst Kurnitzky,
cuando desaparecen los poderes y las alianzas que constituyen, cohesionan y mantienen unida a la sociedad, no queda nada que pueda impedir el proceso de disolución social: la sociedad se desintegra en una selva social darwinista, en una lucha de todos contra todos que se desploma encima de la sociedad y arrastra los últimos restos de las instituciones en el remolino de la autodestrucción social. Con ello se diluye la organización de los individuos autónomos en un Estado de derecho y se anulan todos los sistemas civiles de protección. A la vez que fabrican mitos y víctimas propiciatorias (el criminal es la pieza a cazar), los medios moldean un nuevo tipo de persona, emotiva y dotada de una actitud mental particular según la cual todo lo que no puede mostrarse no existe. Los medios, en particular la televisión, difunden lo visible más inmediato, lo urgente y superficial, y disimulan el mundo real.

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