martes, 11 de marzo de 2014

EN LA ACTUALIDAD, EL PAIS CARIBEÑO ES UNA DE LAS DEMOCRACIAS MÁS CONSOLIDADAS DE LA REGIÓN

   VENEZUELA:    
PROTESTAS ANTIDEMOCRÁTICAS 
Y SEDICIÓN GOLPISTA

Escribe
MARCOS ROITMAN ROSENMANN (*) 
Fuente “La Jornada” de México, 
Sábado 8 de marzo 2014.

(*) MARCOS ROITMAN ROSENMANN, Nacido en Santiago Chile en 1955, nacionalizado español. Doctor en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Complutense de Madrid, donde es Profesor Titular de Estructura social de América latina. Periodista. Sociólogo, analista político y ensayista. Columnista en “La Jornada” de México entre varios otros medios progresistas del continente. 

Las movilizaciones convocadas por un sector de la oposición venezolana obligan a plantearse hasta qué punto las protestas de estudiantes, empresarios, comerciantes, y aliados, encabezadas por Leopoldo López, responden a un ejercicio democrático o, por el contrario, son parte de un proceso desestabilizador perfectamente urdido. Uno de los argumentos recurrentes para atacar al gobierno legítimo de Nicolás Maduro es la violencia policial, con la cual se reprime a los ciudadanos que, ejerciendo sus derechos constitucionales, reivindican la libertad para un país, subrayan,
 secuestrado por fuerzas extranjerizantes al servicio de Cuba, mismas que han suprimido la democracia instaurando un régimen totalitario.Inclusive, la ONU solicita investigar los abusos denunciados. Pero estos argumentos no aportan novedad. La burguesía latinoamericana y sus partidos políticos siempre acusaron a la izquierda de copar espacios para destruir el poder constituido. Durante la guerra fría la categoría "enemigo interno" fue el pretexto para etiquetar a marxistas, socialistas y comunistas de infiltrados. Hoy, eso sirve a la oposición venezolana para generar rechazo a los cooperantes o residentes cubanos, asaltar su embajada y apostillar que Venezuela está siendo gobernada desde el exterior por la mano de los "hermanos Castro". Durante el siglo XX muchos países de América Latina ilegalizaron a los partidos de la izquierda marxista acusándolos de elaborar planes para infiltrarse en las instituciones . Así cobran vida las leyes de defensa de la democracia, conocidas como leyes malditas. En América Latina se aplicaron sin rubor. Su objetivo: socavar el desarrollo de una opción popular, anticapitalista y
alternativa política a los gobiernos de las burguesías dependientes política, militar, cultural y económicamente de Estados Unidos. La derecha optó por una guerra global en todos los frentes. Las fuerzas armadas cobraron protagonismo. Se recurrió a la técnica del golpe de Estado fincado en la doctrina de la seguridad nacional. Los cielos se oscurecieron en muchos países latinoamericanos. Hoy, Venezuela es una de las democracias más consolidadas de la región. Su Constitución se encuentra entre las más avanzadas del mundo, por la multitud de derechos que reconoce. Tiene la extraña virtud de no ser papel mojado. Sus elecciones son ejemplo de transparencia, gozando de reconocimiento internacional, donde no cabe la opción del fraude para alterar la voluntad general. Sirva como dato que la oposición, en su proceso de primarias, pidió la supervisión del CEN como garantía contra el pucherazo. Proceso en el que fue elegido Henrique Capriles. Igualmente, el ejercicio de las libertades civiles públicas, como los derechos de expresión, reunión y asociación, tienen un solo coto: el respeto al orden constitucional, pudiéndose convocar a manifestaciones solicitando la destitución del presidente o cargos públicos al estar reconocido en la Carta Magna, vigente desde 1999. 

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