jueves, 22 de mayo de 2014

ACUERDO TRASATLÁNTICO DE COMERCIO E INVERSIÓN (TTIP)

UTOPÍA DE LAS CORPORACIONES,
DISTOPÍA DE LOS TRABAJADORES 

Escribe JOSÉ ANASTASIO URRA (*)
 Fuente “Rebelión” http://www.rebelion.org/  
20 de mayo 2014.

(*) JOSÉ ANASTASIO URRA- (ESPAÑA) Profesor Titular de Organización de Empresas en la Facultad de Economía de la Universidad de Valencia  Autor de “Fracking: fractura geológica, fractura económica, fractura ecológica y fractura social” y “Las mentiras de la crisis” Un libro atrevido, sincero, con un toque autobiográfico, que nos muestra las preocupaciones populares en torno a la actual crisis económica y otros problemas. Periodista. Publica en varios medios

A finales del siglo XVIII, en 1776, se publicó la obra de referencia de Adam Smith, conocida como “La Riqueza de las Naciones”. En los albores del Capitalismo que conocemos, en su famoso y poco leído tratado, para salvar la cuestión social dentro del libre mercado, Smith afirmaba que el interés individual repercutía en último término en el interés social. Asumía así que el interés individual era inocente, es decir, que el preocuparse de uno mismo no lleva consigo hacer daño a los demás; al
contrario, pues se puede tener interés en vender algo porque se obtiene beneficio de ello pero también porque interesa que alguien se beneficie, pues de este modo ganan ambas partes y la relación continúa. Aceptando esta máxima, puede decirse que algunos se hacen empresarios para ganar dinero y al mismo tiempo ofrecer a la sociedad productos y servicios que necesita, siendo mínimo el papel del estado. Paradójicamente, en la instauración del Contrato Social, ¡la mano invisible del mercado era en sí benevolente! Sin embargo, casi dos siglos y medio de Capitalismo rampante después, en un mundo globalizado que se va configurando a modo de gigantesco tablero de juego geoestratégico a medida que, como civilización, nos vamos acercando cada vez más y más rápidamente a sus ya próximos límites físicos inquebrantables, la realidad que hemos venido construyendo desmiente tajantemente tales ideas del egoísmo benevolente y cuestiona profundamente el Contrato Social de Rousseau, y una de las mejores
  muestras de ello es el actual Acuerdo Trasatlántico de Comercio e Inversión (TTIP, por sus siglas en inglés) que se negocia en este mismo momento entre bastidores y de espaldas a la ciudadanía y a cualquier medio de supervisión y control democráticos. El TTIP, también conocido como Acuerdo Trasatlántico de Libre Comercio (TAFTA, por sus siglas en inglés), tiene su origen en la oscura tradición de los acuerdos multilaterales para la progresiva liberalización del comercio mundial que promueve la Organización Mundial del Comercio (OMC) La “carta blanca” a las corporaciones transnacionales que cada vez más gobiernan el mundo sin ambages. El inicio de las negociaciones del TTIP data de Febrero de 2013 ante el avance de las economías emergentes de los BRICS (Brasil-Rusia-India-China-Sudáfrica), y las élites políticas y corporativas tienen la intención de culminarlas a finales de 2014. 

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