NUEVA GUERRA FRÍA
Columnista en “La Jornada” de México
7 de mayo 2014
(*)ALEJANDRO
NADAL- Escritor, Periodista. Doctor en Economía (Université de Paris-X). Analista
de opinión en “Reggio's”, artículos, blogs, documentación, ensayo, periodismo
ciudadano. Miembro del Consejo Editorial de SinPermiso, acaba de publicar un
importante libro de macroeconomía. Columnista de “La Jornada” de México y
varios otros medios de America y Europa.
La
crisis en Ucrania es testimonio de que Estados Unidos nunca abandonó su
mentalidad de guerra fría. El intento por aislar y "contener" a Rusia
es la mejor expresión de esa visión del mundo. Ucrania siempre fue la pieza
clave para cerrar el cerco. Por eso se buscó obtener la membresía de Ucrania en
la Unión Europea (UE) como paso preliminar a su incorporación en la
Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Siempre ha sido del
conocimiento de la diplomacia occidental que para Rusia todo esto era
inaceptable y sería interpretado
como una forma de agresión. La membresía de
Ucrania en la UE se vio obstaculizada por muchos factores. Así que cuando el
gobierno electo (y corrupto) de Kiev fue removido por un golpe de estado en
febrero, Washington se apresuró a reconocer y apoyar al nuevo régimen. Por
estas razones, Moscú considera que el gobierno en Kiev es un títere de Estados
Unidos y la OTAN. Después de todo, también en Rusia habitan sombras y fantasmas
relacionados con la guerra fría. Hoy el riesgo de una guerra civil al estilo de
la ex-Yugoslavia es alto. En la encrucijada actual parece que nadie tiene la
fuerza suficiente para imponer sus posiciones: ni el gobierno espurio en Kiev
puede asegurar el control en Ucrania oriental, ni los grupos pro-Rusia tienen
la fuerza suficiente para proceder a la secesión pura y llana. El eje
Washington-Londres y sus amigos en la OTAN carecen de la capacidad para lograr
lo que siempre han querido, forzar el retiro de Rusia del Mar Negro a través de
la inserción de Ucrania en la OTAN. Y Moscú, aunque con más flexibilidad y
fuerzas en el terreno, tampoco puede garantizar una transición pacífica hacia
una mejor integración de Ucrania oriental con Rusia. (…ir a la nota
completa)
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