DOSCIENTOS NUEVE
Escribe RAÚL ZIBECHI (*)
Columnista de “La Jornada”
de
México12 de junio 2014
(*) RAÚL ZIBECHI- (Uruguay 1952) Periodista, docente,
investigador y escritor Analista
internacional en Red Voltaire. Logró en 2003 Premio José Martí por sus crónicas
sobre Argentina. En diversos medios del continente y del exterior, incursiona
en una visión panorámica sobre las luchas sociales en nuestra América. Escribe
la sección internacional de “Brecha” (Uruguay). Profesor en “Multiversidad
Franciscana” de América Latina
Tramas y Mingas es el nombre del encuentro que esta
semana mantuvieron indígenas, campesinos y afros en el Cauca, sur de Colombia.
Se trataba de tejer realidades en minga, trabajo colectivo, horizontal, con
base en la cooperación y la ayuda mutua. Indígenas misak, nasa y coconucos del
Cauca, quechuas de Perú y
Bolivia, campesinos de diversos países, afros de la
costa Pacífico, profesores y estudiantes, compartimos saberes y problemas que
nos afligen y necesitamos superar. El
Cauca es el departamento más diverso de Colombia. La mitad de la población son
indígenas y afrodescendientes, la mayor parte campesinos que viven en aldeas o
en pequeñas ciudades, siendo la colonial Popayán la única ciudad de mediano
tamaño. Es también una de las regiones más violentas, donde la guerra ha
provocado miles de muertos, desplazados y desaparecidos. En las escuelas los
niños indígenas también forman sus cabildos, en los que aprenden a gobernarse,
replicar los modos de vivir de sus mayores y de cuidar la madre tierra. Tramas y
Mingas se organizó en torno a cuatro temas: la vida y la resistencia; las
economías comunitarias; las autonomías y los poderes, y la
educación y la
comunicación. Mientras todo el país estaba pendiente de las elecciones del
domingo (en las que se enfrentan dos versiones de la derecha) y del Mundial de
Futbol, los de abajo dedicaron tres días a poner en común lo caminado y lo
construido, los modos como lo hicieron, y los dolores que deben atravesar en
medio de la guerra. En el espacio dedicado a las autonomías, las palabras más
fuertes fueron las de los fundadores del movimiento, cinco décadas atrás,
quienes no sólo relataron todo lo andando sino que hicieron hincapié en lo que
falta. Un miembro del resguardo coconuco destacó las divisiones que provocan
los traspasos de fondos del gobierno en las comunidades y en los cabildos
(autoridades que gobiernan los territorios o resguardos). Hubo acuerdo en el
papel decisivo que jugaron las agendas (programas) de los pueblos, construidas
desde abajo; así como los problemas que están generando los malos dirigentes,
que utilizan esas demandas construidas colectivamente para beneficios
personales.
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