MONARQUÍA
NO MURIO:
¡VIVA EL REY!
Escribe MARCOS
ROITMAN ROSENMANN (*)
Columnista de “La
Jornada”
de México- 3 de junio 2014
(*) MARCOS ROITMAN ROSENMANN, Nacido en Santiago
Chile en 1955, nacionalizado español. Doctor en Ciencias Políticas y Sociología
por la Universidad Complutense de Madrid, donde es Profesor Titular de
Estructura social de América latina. Periodista. Sociólogo, analista político y
ensayista. Columnista en “La Jornada” de México entre varios otros medios
progresistas del continente.
La abdicación de Juan Carlos I está plagada de
incógnitas, y más allá de las manifestaciones que se suceden en toda España,
demandando la celebración de un referendo constituyente en el que se pregunte
al pueblo si quieren república o monarquía, la única realidad que no se pone en
duda, al menos por ahora, es la continuidad de la institución monárquica. El
escenario político en el corto plazo está definido por los tiempos para el
advenimiento de Felipe VI. La España republicana sigue siendo minoría, aunque
cada vez tiene más adeptos, pero los partidos políticos con representación
parlamentaria, incluido el PSOE que se autoproclama
republicano, se decanta por
la monarquía y prefiere salvar los trastos, es decir, 80 por ciento de los
diputados y las fuerzas parlamentarias, mediante ley orgánica, pondrán en
marcha el mecanismo de sucesión dinástica. Que tal decisión sea un lastre para
el futuro rey, Felipe VI, es el verdadero quid de la cuestión. Su padre, Juan Carlos
I lleva el sambenito de haber sido designado en 1969, por las cortes del
dictador, Francisco Franco, y proclamado rey tras la muerte del tirano. Su hijo
corre el riesgo de seguir el mismo camino: llegar al trono por tener sangre
azul. Si en 1975 las condiciones aconsejaban, según el relato dominante, no
tensar el proceso de transición y dar por válida la voluntad del dictador, hoy,
la coyuntura política es otra. No juega el miedo ni el discurso
anticomunista
de guerra fría, ni la posibilidad de un golpe de Estado militar, ni de guerra
civil. Hoy se habla de 40 años de estabilidad democrática, con sus más y sus
menos y se ensalza la figura del rey en tal logro político. Un llamado a
referendo constituyente quitaría presión y seguro desactiva el problema de la
legitimidad de Felipe VI en el largo plazo. En cualquier caso es un escenario
poco realista. Y tampoco los resultados electorales del 25 de mayo son
homologables a las elecciones de 1931 que supusieron la abdicación de Alfonso
XIII e hicieron posible la segunda República, el pacto de San Sebastián firmado
en 1930, donde todos los partidos políticos republicanos, de la derecha y la
izquierda, se comprometieron en promover la república, instaurada tras las
elecciones municipales de abril de 1931.
Hace dos dias en Puerta de Sol, contrarios a la monarquia |
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