domingo, 1 de junio de 2014

LA REALIDAD CONTRASTA CON DATOS QUE EL DIRECTOR DE LA FAO, JOSÉ GRAZIANO DA SILVA, CITO HACE UNOS MESES

A DESALAMBRAR

Escribe SILVIA RIBEIRO (*) 
columnista de “La Jornada” 
de Méxiço-31 de mayo 2014

(*) SILVIA RIBEIRO – Escritora. Periodista. Militante ambientalista. Directora para América Latina del Grupo ETC y trabaja en la oficina de México... Ha sido periodista y coordinadora de campañas en temas ambientales. Especialista en cambio climático: Detener el calentamiento con manipulación del clima es un grave contrasentido. Escribe sobre biotecnología y agro negocios. Impactos de los transgénicos; concentración corporativa, propiedad intelectual, el papel de la ciencia y las nuevas tecnologías y los peligros. Es grave e irresponsable el intento de FAO de legitimar los transgénicos como solución al hambre y la crisis climática. 

Las campesinas y campesinos del mundo no solamente alimentan a la mayoría de la población. Además lo hacen con menos de un cuarto de toda la tierra agrícola del planeta. Si se retiran de la estadística mundial a China e India, el promedio global es que proveen el alimento de más de 70 por ciento de la población mundial, con sólo 17 por ciento de la tierra. Este dato, fundamental para demoler mitos sobre hambre, productividad y control de la tierra, es producto de una rigurosa investigación de varios años de la organización Grain. Su informe, Hambre de tierra, está disponible en www.grain.org en inglés y próximamente en castellano. Contrasta con los datos que citó hace un par de meses el director de la FAO, José Graziano da Silva, que
 aunque reconoce el aporte de los campesinos a la alimentación, les atribuye un infladísimo 70 por ciento de la tierra agrícola. Un dato de su equipo, que sobrepasa el ya engañoso 50 por ciento que está en el sistema de estadísticas de FAO y que muchos hemos usado erróneamente. El equipo de Grain revisó país por país donde hay datos oficiales y académicos disponibles, integrándolos en una base de datos nacionales, regionales y continentales, usando y contrastando también los datos de FAO. El resultado muestra una realidad totalmente diferente de la que se ha difundido mayoritariamente y que se convierte en una pieza esencial para la reflexión y acción en el tema. La gran mayoría de los que producen alimentos son campesinas y campesinos, pero tienen una absurda minoría de la tierra agrícola. Aún peor, la tierra en manos de campesinos disminuye año con año, por avance de la agricultura industrial, por urbanización salvaje, megaproyectos energéticos, carreteros y otros que desplazan campesinos de sus tierras, les quitan el agua, contaminan sus semillas y territorios.  

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