AARON DAVID MILLER,
DEL
WILSON CENTER,
EXPLICA EN DETALLE
LA INEQUÍVOCA TRAICIÓN
ÁRABE.
Escribe RAMZY BAROUD (*)
Fuente “CounterPunch”
Publica “Rebelión”
Tradujo Sinfo Fernandez
30 de agosto 2014.
(*) RAMZY BAROUD- Periodista. Escritor. Consultor.
(Palestino-americano) Es columnista
sindicado desde hace años como fuente
obligada en el periodismo internacional.
Es un consultor de medios de comunicación. Autor y editor de
“Palestine Chronicle.com” Fue uno de
los principales creadores de la Agenia “Al-Jazeera" . Enseñó
Comunicación de Masas de la Universidad
Curtin de Australia, entre varias otras. . Sus libros son éxitos
editoriales,
Pregunten a cualquier gobernante árabe y les hablará de los
grandes sacrificios que sus países han hecho por Palestina y los palestinos.
Sin embargo, tanto la realidad histórica como la actual dan testimonio no sólo
de que no estuvieron a la altura de lo que se esperaba de ellos ni mantuvieron
la solidaridad con sus hermanos oprimidos, sino también de la traición oficial
árabe a la causa palestina.
La guerra contra Gaza y el dudoso papel jugado por
Egipto en las conversaciones para un alto el fuego entre Hamas e Israel son buen
ejemplo de ello. Lean estos comentarios de Aaron David Miller, un investigador
del Wilson Center, en Washington, para apreciar la profundidad de la inequívoca
traición árabe. “Nunca he visto una situación así, con tantos estados árabes
consintiendo la muerte y destrucción de Gaza y la paliza a Hamas”, decía Miller
en The New York Times. “El silencio es ensordecedor”. Miller explica el
silencio árabe en relación a su odio hacia el Islam político, corriente que
adquirió máxima importancia tras la denominada Primavera Árabe. Ese ascenso vio
la llegada a los centros de poder de movimientos como los Hermanos Musulmanes
en Egipto y al-Nahda en Túnez. La “Primavera Árabe” desafió, y al menos
temporalmente deshizo, la hegemonía sobre el poder a causa de la corrupción de
las elites árabes prooccidentales, desatando las energías de
sociedades civiles
históricamente marginadas.El Islam político, especialmente el que está afiliado
a una ideología islámica moderada conocida como al-Wasatiyyah (que podría
traducirse como “moderación”), arrasó en los votos de varias elecciones
democráticas. Al igual que la victoria de Hamas en las elecciones palestinas en
2006, otros movimientos islámicos siguieron su ejemplo durante el tiempo de la
“Primavera Árabe”, abriendo un pequeño margen a la democracia y a la libertad
de expresión. El peligro de los movimientos islámicos políticos que no se
adhieren a una ideología extremista como la del Estado Islámico y al-Qaida, por
ejemplo, es que no resulta fácil descartarles como “extremistas”, “terroristas”
y términos así. A veces, de hecho a menudo, parecen mucho más inclinados a
jugar el juego democrático que los autoproclamados movimientos árabes “laicos”,
“liberales” o “socialistas”. Poco
después de que empezara la “Operación Borde Protector” de la guerra de Israel,
Egipto propuso un más que sospechoso alto el fuego, algo que incluso le extrañó
a The Times. “El gobierno en El Cairo…
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...¿miles de muertos...? y bueno... |
sorprendió a Hamas proponiendo
públicamente un acuerdo de alto el fuego que cumplía todas las demandas de Israel
y ninguna del grupo palestino (Hamas)”, escribió David Kirkpatrick el 30 de
julio. Hamas, el principal partido palestino en el conflicto, al que el
gobierno egipcio denomina también “terrorista”, no fue consultado y sólo se
enteró de la propuesta a través de los medios de comunicación. Por supuesto,
Benjamin Netanayahu acogió bien la propuesta egipcia; el Presidente Mahmud
Abbas de la Autoridad Palestina, el principal rival de Hamas, y firme opositor
a la resistencia armada (y, podría decirse que, en realidad, a cualquier forma
de resistencia palestina) dio la bienvenida al “fraternal” gesto egipcio; otros
gobernantes árabes se apresuraron a elogiar a Abdul Fatah al-Sisi, de Egipto,
por su astuto liderazgo regional.
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