AMÉRICA LATINA ES, PARA EE. UU.
LA REGIÓN MÁS IMPORTANTE;
LA REGIÓN MÁS IMPORTANTE;
CON UN PAPEL CRUCIAL EN EL DISEÑO
GEOPOLÍTICO
DEL IMPERIALISMO
Escribe
GILBERTO
LÓPEZ Y RIVAS (*)
Fuente “La Jornada” de México
6 de Septiembre
2014
(*) LOPEZ RIVAS GILBERTO
. Antropólogo, ensayista y político mexicano. Es
un destacado intelectual latinoamericano. Profesor-investigador
del Instituto Nacional de Antropología e Historia. Doctor en
Antropología por la Universidad de Utah, Estados Unidos (1976), y Maestro por
la Universidad Nacional Autónoma de México. Conferencista internacional en
temas del extractivismo y es también un
estudioso y militante en la cuestión de
los pueblos originarios en México y en Latino América.
El libro de Atilio Boron "América Latina
en la geopolítica del imperialismo” (México, UNAM, 2014) es de importancia
estratégica para la lucha de nuestros pueblos y está destinado a convertirse en
un clásico de obligada lectura, tanto en los ámbitos de la academia, como en
los de la militancia revolucionaria y las
resistencias anticapitalistas- Ha
sido un gran acierto que la Universidad Nacional Autónoma de México haya
decidido publicarla. Desde las primeras páginas introductorias va planteando
las tesis que sostienen sus argumentos centrales: la transición geopolítica
global se está llevando a cabo no en una época de cambios, sino en un cambio de
época, según expresión de Correa, en la que se constata el debilitamiento del
poderío global de Estados Unidos, que aunque es y seguirá siendo un actor
fundamental del sistema internacional, sus poderes se encuentran acotados.
Estas tesis van de la mano, a lo largo de la obra, de otra que reitera y
demuestra exhaustivamente: Tratar el significado actual de imperialismo es
crucial frente a conceptos como el de globalización, concebido como la
interdependencia de todas las naciones, con desconocimiento de las asimetrías
económicas y las distintas posiciones que ocupan en el sistema. En el campo de
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Atilio Boron |
la izquierda, Atilio despeja toda duda sobre el discurso pernicioso que se
plasma en las tesis de autores como Michael Hardt y Antonio Negri, que en su
libro Imperio llegan a sostener que la edad del imperialismo ha concluido; que
hay imperio pero ya no más imperialismo. Para quienes hemos estudiado los
avatares de la cuestión nacional, queda claro que si bien la explotación y el
despojo se mundializan, la dominación es mediada por estados nacionales. Esto
es, el imperialismo pasa inexorablemente por estructuras nacional-estatales de
mediación, no es un factor externo, sino que opera a través de una articulación
entre las clase dominantes a escala global, lo que se denomina la burguesía
imperial, la cual
dicta sus condiciones a las clases dominantes locales en la
periferia del sistema. El imperialismo actual tiene como su centro indiscutido
a Estados Unidos, con cinco oligopolios, siguiendo Boron a Samir Amin: el
tecnológico, el control de los mercados financieros mundiales, el acceso a los
recursos naturales del planeta, el control de los medios de comunicación y el
de las armas de destrucción masiva. En este contexto, la supremacía militar de
Estados Unidos es incontestable, dentro de ciertos límites; es capaz de
destruir países pero no puede llegar a normalizar el funcionamiento de sus
víctimas para garantizar el eficaz saqueo de sus riquezas y el despojo de sus
recursos, como demuestran los casos de Irak, Afganistán y Libia.
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