LA TOXICIDAD DE ESTAS SUSTANCIAS ESTA PROBADA.
POR ELLO
DESDE DICIEMBRE DEL AÑO PASADO,
EUROPA HA DECIDIDO LA PROHIBICION DE SU USO
Escribe GUSTAVO DUCH (*)
Columnista de “ La Jornada”
de
Mexico - 8 de agosto 2014
(*) GUSTAVO DUCH GUILLOT (1965, Barcelona) licenciado en
Veterinaria y Postgrado en Dirección de Empresas. Coordinador de la revista Soberanía
Alimentaria, Biodiversidad y Culturas. Ha sido director de Veterinarios Sin
Fronteras. Integra Consejo Científico de ATTAC. Escribe en importantes medios
alternativos del continente. Columnista habitual en”La Jornada” de Mexico.
Recién está saliendo el sol y la fotógrafa ya lleva varias
horas caminando. Le ha costado más de lo habitual encontrar las escenas de aves
despertándose, de lombrices trabajando o de abejas cortejándose que buscaba
para su catálogo, pero finalmente ha tenido suerte y ha podido hacer varias
tomas en un campo de maíz. Con el macro como objetivo ha captado ese momento
mágico en que las hojas verdes sudan, como si la noche hubieran sido largas
horas de esfuerzo para ellas. Tomas de perfectas
gotitas de agua como una
hilera de funambulistas en la cuerda floja. En una de ellas, como un espejo, se
ve el rostro reflejado de una abeja a punto de saciar su sed. Pobre animal. No
es agua solo lo que ingiere en ese momento. Ese maíz ha sido tratado con
productos de Bayer o Syngenta y su organismo está recibiendo una dosis de
11.709 µg/l de clotianidina o una dosis de 55.260 µg/l de tiametoxam. Según
explica el informe de Greenpeace ‘Gotas de Veneno para las Abejas’, en un solo
trago de esas gotitas de gutación en plantas tratadas incluso un mes antes, la
abeja beberá veneno por encima de la ‘dosis letal 50′. Es decir, como un guión
de cine de terror, una de cada dos abejas que bebe este néctar estará muerta
antes del tercer día. Si ella no es la que muere, entonces de por vida volará
desorientada, con torpeza, tal vez no sepa regresar a su colmena. ¿Será este el
último retrato de la abeja?. Quizás, o así parece que lo deseen las empresas
agroquímicas que fabricando esta clase de venenos, los llamados
neonicotinoides, ven crecer a muy buen ritmo sus ganancias económicas. En el
Cynthia Palmer |
mercado de insecticidas, esta familia de pesticidas neurotóxicos derivados de
la nicotina, ya alcanza el 40% de cuota, con unas ventas globales de más de
2.630 millones de dólares anuales. La compañía líder es Bayer que exporta cada
año más de 1.000 toneladas de imidacloprid a más de 120 países y sus ventas son
superiores a 597 millones de euros. Cuando la exclusividad de la patente
venció, Bayer añadió en el mercado la clotianidina, y sus millones de euros
anuales, más de 192, ya son muy significativos. Detrás tenemos a Syngenta con
el tiametoxam.
Pocos meses antes, la doctora Cynthia Palmer de la American Bird
Conservancy presentó un informe similar respecto al impacto de estos
insecticidas sobre las aves en EEUU. Y la conclusión es idéntica. «Un solo
grano de maíz recubierto de neonicotinoides puede matar un pájaro» -dijo –
«incluso un ínfimo grano de trigo o colza tratado con imidacloprid puede
envenenar fatalmente a un ave». Pero lamentablemente en su país parece que las
evidencias científicas se diluyen ante los lobbys de las empresas que producen
estos venenos.
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